‘Teoría del color’: recorrido expositivo por la historia reciente del racismo
El racismo jamás detecta las partículas de lo otro, propaga las ondas de lo mismo hasta la extinción de lo que no se deja identificar. (…) Su crueldad sólo es equiparable a su incompetencia o su ingenuidad.
Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia
(Extraído del catálogo de la exposición “Teoría del Color”, MUAC 2014
La exposición ‘Teoría del Color’ nos presenta los diferentes representaciones y matices que tiene el racismo, tantos como matices tienen los colores. Expuesta en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de Ciudad de México, la exposición ha sido comisariada por Cuauhtémoc Medina, Helena Chávez y Alejandra Labastida con un interés particular: “es un proyecto que se propone investigar como se ha tratado el tema del racismo en los últimos diez años a nivel internacional”, en palabras de Labastida. También pretende dialogar sobre esta cuestión desde el campo del arte y la cultura, sobre todo en el contexto mexicano, donde el racismo se entiende desde una perspectiva única que contrapone “blanco/negro”, obviando, según Labastida “la construcción nacional del sujeto como mestizo” siendo por lo tanto un problema no reconocido por la sociedad mexicana. Y por lo tanto, tampoco asumido como propio.
Este viaje por el racismo contemporáneo —aunque parezca cosa del pasado— se realiza a través de la perspectiva de dieciséis artistas de varias generaciones y de varios países como Sudáfrica, Alemania, Estados Unidos, México, Venezuela, Bélgica, Francia, Perú, Argentina, Brasil y España. Esta puesta en común de creadores procedentes de lugares tan dispares geográficamente enriquece el contenido, al volcar cada uno de ellos sus vivencias y experiencias en torno al racismo.
“A partir de la articulación del racismo, la sexualización y el clasismo, Teoría del color plantea tres ejes de investigación: imaginario blanco, imaginario criollo e imaginario del uno y del otro, lo (in)humano. Este diagrama traza una exploración de la mirada que produce, no tanto al sujeto racial sino al sujeto racista desde las siguientes categorías: producción del otro, rostro del enemigo, tecnologías de la identificación, servidumbre y explotación, sujeto-nación y violencia antropológica”, explican los comisarios en el catálogo de la exposición. También introduce el concepto de la “pigmentocracia”, que pone en relación la clase social y la etnia y que ha sido siempre una relación directa.
La caricatura, la performance, la fotografía, la instalación, el video-arte y la escultura son algunas de las técnicas que sacan a relucir cuestiones como la exotización, la subordinación, sexualización, exclavitud, colonización, etc. aunque no pretende ser una revisión histórica de la producción cultural en torno al tema. Más bien, la idea es diferenciar tres ejes temáticos principales: “Reverberaciones raciales”, “Mundo cero” y “Mestizaje” a través del trabajo de los artistas Alexander Apóstol, Kader Attia, Zach Blas, Yutsil Cruz, Frente 3 de fevreiro, Rajkamal Kahlon, Anton Kannemeyer, Pedro Lash, Vincent Meessen, Erick Meyenberg, Daniela Ortiz, Juan Carlos Romero, Tracey Rose, Santiago Sierra y Roberto de la Torre.
“El racismo aunque sea una lógica que se repite, no es una categoría universal, sino que en cada repetición opera de una manera singular y diferente. La intención es, a partir de este abanico de manifestaciones racistas que se presentan a nivel internacional, precisamente hacer evidente y mostrar la mirada racista”, afirma Labastida. Por ello, la Venus de Hotentote de Tracey Rose, la temática de la “reparación” de Kader Attia, las tecnologías de vigilancia y sus efectos en la producción de identidades, de Zach Blas, la discriminación de la población afro-brasileña del colectivo Frente 3 de Fevereiro, el tono satírico y políticamente incorrecto de Anton Kannemeyer o Roberto de la Torre que trabaja la cuestión de la discriminación de los haitianos en Santo Domingo, son sólo algunos trabajos que nos llevan a transitar por los nodos que convergen en un mismo punto: el racismo.