Ategwa: «La juventud camerunesa es una fuente de inspiración inagotable»
Color y caos definen las pinturas de Ajarb Bernard Ategwa. Lo mismo da que se trate de una escena de un puesto de comida que de la prostitución, el artista camerunés huye de los escenarios de postal para mostrar las múltiples facetas que componen Douala, la ciudad más grande de Camerún y la musa que plasma en todas sus obras. Él insiste en la idea de que no hay una única versión de las cosas y, como cuenta a Wiriko, lo que quiere es retratar “lo bueno, lo malo y lo feo” que hay en esta urbe africana. Tres cualidades que, en realidad, se pueden encontrar en cualquier punto del globo, lo que está por ver es si todas transmitirían la vitalidad que desprende Douala en los lienzos de Ategwa, quien actualmente participa en una de las más relevantes citas con las artes visuales de este verano en el continente: la Bienal Internacional de El Cairo.
La primera pregunta es obligada: ¿Veremos otra ciudad con la firma de Ajarb Bernard Ategwa? El joven pintor reconoce que ahora mismo no tiene otra ciudad en mente, aunque no niega la posibilidad. Lo que sí tiene claro es que la vida urbana de su país es la responsable de uno de los elementos más característicos de su obra: el movimiento que rebosa el cuadro. “Camerún es tan multifacético, tiene tantas y tan diferentes tradiciones que ninguna ciudad es igual. Esa es una de las razones por las que mis pinturas están llenas de colores vibrantes que retratan escenas de las calles”, contesta en una entrevista a Wiriko.
Gran parte de esa diversidad se da cita en Douala, punto de encuentro de personas que se desplazan desde todos los puntos del país en busca oportunidades en la capital económica camerunesa. Uno de ellos fue el propio Ategwa, cuya pasión por la pintura no fue su profesión hasta hace algo más de una década. De formación autodidacta, su práctica ha sido su necesidad de plasmar aquello en lo que se veía a sí mismo como testigo. Una concepción que no le atribuye más responsabilidad que la de recoger el pulso de la vida cotidiana presente en los mercados o en los cruces de las calles y que, sin embargo, no es baladí. Al fin y al cabo, su retrato pretende ser fiel a la ciudad, algo especialmente útil, sobre todo, contra las imágenes sesgadas.
“Recreo mis propias versiones de las escenas que he visto. No utilizo imágenes de referencia o bocetos, realizo todas mis pinturas como una especie de instantáneas o retratos de mi realidad. Es una forma de dialogar, de comunicarme con el mundo exterior, de manera que las personas que nunca han estado en Douala pueden realmente entender cómo son las calles de esta ciudad y tener una visión general de la vida diaria de la gente de aquí”, explica el artista.
Incluida una de sus caras más duras, tal y como recoge en ‘Princesas de la noche’, en la que se centra en la prostitución. “Me basé en las escenas nocturnas de la calle que conduce a mi estudio. Con mi trabajo me propongo describir todos los aspectos que veo en mi entorno: lo bueno, lo malo y lo feo”. Este modo de entender la pintura lo ha llevado a su máxima expresión en una de sus más recientes creaciones, ‘El nuevo diálogo’. Y no sólo por su gran formato, común a gran parte de sus piezas, sino por el espacio público que representa en ellas, cargado de una gran diversidad de personajes. Para él, cada experiencia que comparta constituye la oportunidad de construir una lectura distinta de la historia preconcebida.
Pero, si bien no cabe duda que hasta el momento Douala es la gran protagonista de la obra de Ategwa, el autor confiesa que no es la propia ciudad la que le mueve a realizar sus creaciones. “En Camerún, tenemos un gran número de jóvenes, todos dispuestos a vivir y experimentar lo que la vida ofrece. Esto es lo que me da una fuente de inspiración inagotable”. Lo mismo opina de la industria creativa del continente, a la que le augura una trayectoria global que solo está empezando a despuntar.
“La industria de la creatividad africana ha evolucionado realmente en los últimos años y una de las razones es porque el mundo del arte occidental se está volviendo más y más consciente de su importancia cultural y artística. De cara al futuro, creo que la industria creativa de África seguirá creciendo y ocupará su lugar como una de los más significativas del mundo”.