La obra tentacular de William Kentridge se despliega en Barcelona

Aterriza en el CCCB una de las caras más famosas de todo el continente africano: William Kentridge. Lo que no está dibujado. Tras dos décadas desde su exposición en el MACBA y tres años después de su muestra en el Museo Nacional Centro Reina Sofía –reseñada en Wiriko–, Kentridge regresa con una nueva monográfica sin desperdicio alguno. Ultimando los días que restan a la muestra temporal antes de su clausura el 21 de febrero, es momento de aprovechar para conocer mejor a uno de los creadores más interesantes de la escena artística actual.

La exposición ofrece al público un potentísimo repertorio de creación individual o colectiva de uno de los artistas más polifacéticos de Johannesburgo. De manera más autónoma y artesanal han sido elaborados los once cortometrajes de animación de la serie Drawings for Projection, iniciada en 1989, que le sirvió como inmejorable visado para acceder plenamente a la escena artística mundial. Su proceso creativo, basado en la filmación de los dibujos a carboncillo o pastel de trazo imperfecto que va perfilando, borrando y transformando, puede contemplarse también en la muestra a través de siete ejemplares en papel. City Deep, cuyo estreno fuera de Sudáfrica tiene lugar en el CCCB, es la última pieza de la serie concluida en la primavera de 2020, donde se plasma la decadente práctica minera informal de la capital del país.

Merece la pena apuntar a sus orígenes como base esencial de sus obras. Johannesburgo es su urbe natal, su residencia habitual y uno de los nichos creativos desde donde trabaja la realidad post-apartheid. Sus creaciones pueden entenderse como una salvaguarda de la memoria y las cicatrices de Sudáfrica, pero su contenido sociopolítico logra calar más allá de sus fronteras.

Por otra parte, es fruto de un trabajo coral la instalación More Sweetly Play the Dance. Se trata de un espectacular friso audiovisual proyectado en ocho pantallas de casi cuarenta metros de longitud que aúna ingredientes del teatro de sombras, de las danzas macabras medievales o del mito de la caverna de Platón. Emana cierto carácter de desfile festivo a través de sus enérgicas coreografías rituales, al tiempo que evoca la huida de un sino trágico. El paradójico friso procesional migrará como los personajes de la propia obra tras la clausura de la exposición al espacio PLANTA de la Fundació Sorigué en Balaguer, que custodia un importante legado del artista.

También son el resultado de un trabajo colaborativo los tapices de gran formato realizados sobre cartografías. En este caso ha contado durante las últimas dos décadas con el músculo femenino de las trabajadoras del taller textil de Johanesburgo Stephens Tapestry Studio, coautoras de obras como Streets of the City, de 2009. Las piezas dialogan a la perfección con las obras restantes de la exposición, protagonizadas una vez más por una serie de expresivas siluetas negras alusivas a refugiados, manifestantes o peregrinos con un característico sentido procesional.

África y la cuestión colonial entra en el estudio de William Kentridge en una enorme variedad de canales y registros. No deja de sorprender la combinación de pintura, escultura, animación, cine, teatro, estampa o ilustración que acostumbra a combinar en su catálogo. Y si bien las claves para desarrollar y dar respuesta a todo este tipo de proyectos se encuentran también más allá de las paredes de su estudio, el creador sudafricano concibe este espacio como una membrana a medio camino entre el propio artista y el resto de personas del mundo.

Kentridge resulta todo un experto en captar en su producción las paradojas y ambigüedades que se desarrollan en el contexto contemporáneo a través del diálogo con esa realidad. No en vano revela al CCCB que “encontrar la manera de encapsular la memoria en una forma física es una de las tareas del estudio”.

Percibe la amnesia histórica como una herramienta popular de supervivencia que ni comparte ni ampara. Insiste en el valor de las respuestas que nos brinda la atención del pasado para comprender las claves el presente, reconociendo las virtudes y calamidades que asegura que constantemente transcurren de forma paralela. “En el contexto sudafricano, hay muchas personas que creen que el pasado es pasado y que no guarda relación con el futuro, cuando sabemos que si no entendemos el pasado, no podemos entender dónde estamos ahora”, según afirma el artista visual en su diálogo con el CCCB.

Igualmente, entiende la sociedad actual en una transformación marcada de forma irreversible por movimientos como el Me Too o Black Lives Matter, bajo cuyo punto de vista el mundo se estaría subiendo a la reivindicativa ola en la que Sudáfrica lleva montada desde hace décadas.

 

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Raquel Monteagudo

Con Historia del arte inició su contacto con las artes fuera de Europa, graduándose investigando la orfebrería en oro del grupo étnico de los akan. Ha continuado formándose y dedicándose al mundo de los museos, las artes decorativas y la difusión cultural. Actualmente se encuentra como becaria de gestión cultural de la AECID en el Centro Cultural de España en Bata. Espera poder aprender de África y sus expresiones artísticas durante mucho tiempo.