¿Cómo puede el arte explicar tres siglos de dominación colonial?
La escultura, la fotografía o la poesía han servido a lo largo de la historia como mecanismos de denuncia para los contestatarios, quienes han hecho uso de la belleza de una imagen, de la creatividad o de la armonía de unos versos para denunciar al sistema dominante. En este camino de la inconformidad hecha obra de arte nos encontramos al artista de la isla francesa de La Reunión, Jack Beng-Thi (1951), quien expone en Gran Canaria su mayor proyecto expositivo realizado hasta el momento en Europa, con una selección de una treintena de sus obras que se exhiben en Casa África y en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) -en el primer espacio hasta el 24 de febrero-.
La trayectoria de Beng-Thi es un viaje en el que arte y antropología convergen con el objetivo de desvelarnos una parte de la historia silenciada. Así, el significado de su repertorio es la búsqueda de una identidad oculta en tres siglos de dominación colonial en La Reunión. Para ello, usa la escultura del cuerpo al que acompaña de materiales como las fibras vegetales, arcilla, madera, ceniza, bambú o la terracota, extraídos del mundo africano, malgache, indio o chino. Los cuerpos de sus obras son su campo de trabajo a los que pretende dotarlos de una memoria digna.
Esta aspiración nace de su pasión por conocer la historia de sus ancestros, antiguos esclavos y habitantes de La Reunión. Siguiéndoles la pista y buscando las raíces de su existencia, ha indagado en los archivos de su isla y de París con la intención de poner cara y nombre a mujeres y hombres olvidados en los archivos coloniales, “rehabilitarlos como cuerpos e incorporarlos a la memoria colectiva”.
Un artista nómada
Beng- Thi evoca a ese pasado colonial en La Reunión, isla que desde el siglo XV ha sido dominada por árabes, portugueses, holandeses y franceses, y donde miles de esclavos africanos, malgaches, indios, chinos y vietnamitas fueron importados para el cultivo de especias y caña de azúcar. Estos productos son ahora los materiales que el escultor regala a sus obras, funcionando así como una cruel metáfora. La madera o el azúcar han desgarrado y desplazado vidas en el pasado y conducen a la humillación y a la muerte en la época actual; al mismo tiempo que enriquecen y han enriquecido a la élite colonial.
Los orígenes multiétnicos de Beng-Thi se encuentran en la base de todo su conjunto artístico. De raíz india, china-vietnamita, africana y europea, este artista multidisciplinar especializado en escultura ha recorrido y trabajado en países de Europa, África y América Latina. Se le podría definir, de hecho, como un artista nómada. Escultor, fotógrafo, performer, videoartista y poeta, es un creador con un apasionado compromiso con el arte, la vida, la historia, la sociedad y la ecología que, además, se ha nutrido de tres culturas y de tres religiones, el hinduismo, budismo y catolicismo.
Sus creaciones han sabido acompasar la tradición y la contemporaneidad. Sus obras narran la importancia de devolver a los antiguos habitantes de La Reunión una identidad perdida usando para ello técnicas artesanales y, al mismo tiempo, modernas, como la fotografía o el vídeo. De este modo, combina materiales procedentes de la naturaleza, como las plantas vetiver o ratán, con otros elementos artificiales. El resultado son piezas eclécticas que destruyen los límites del arte.
Esta transgresión artística, unida a su trabajo tanto desde la diáspora como sobre el terreno y a su compromiso con el arte y la cultura contemporánea africana, lo han convertido en un artista reconocido en el continente.