Sethembile Msezane: una estatua de carne y hueso para los invisibles
Si las ciudades hablaran, ¿qué voces se oirían? O, mejor dicho, ¿cuáles no? Sethembile Msezane comenzó por fijarse en los monumentos conmemorativos de Ciudad del Cabo, donde reside, y comprobó que todo era monocromo en esta urbe de la llamada ‘nación del arco iris’. Como resultado la artista sudafricana ha basado su obra en una serie de performances que cuestionan las narraciones visuales que se exhiben en los espacios públicos y dan visibilidad a las identidades que no tienen cabida en la representación materializada de la historia. Su trabajo ha sido expuesto por primera vez en el festival internacional LagosPhoto que se clausura hoy y en Wiriko hablamos con ella.
“Los marcadores en el paisaje son un indicador y una representación visual de la historia de un lugar o de su gente. Estos marcadores aparecen en forma de monumentos, estatuas, placas, arquitectura y demás. En algunos casos, estos monumentos, estatuas, etcétera, no representan la historia y no muestran la existencia de todos los grupos sociales, lo que dificulta la representación de determinadas identidades colectivas borrándolas como realidad. Esto daña a cualquier nación en sus perspectivas de construirse como tal”, explica Sethembile Msezane.
Para muestra, una de sus piezas más populares: ‘Chapungu. El Día que Rhodes cayó’. Era 9 de abril de 2015 y la Universidad del Ciudad del Cabo llevaba un mes en estado de tensión entre partidarios y detractores del derribo de la estatua de Cecil Rhodes que se alzaba en el campus, después de que un estudiante cuestionara este enaltecimiento a la figura del colonizador británico al manchar la escultura con excrementos. Ese caluroso día, según recuerda Msezane, se anunció finalmente la extracción del monumento.
Ella llevaba días soñando con un pájaro y quiso evocarlo. Así dio forma a Chapungu, un ave procedente de Zimbabue representada en una piedra tallada de alto valor espiritual que fue saqueada a finales del siglo XIX y que todavía se encuentra en la casa de Rhodes en Ciudad del Cabo. Ataviada con unas alas compuestas por cabellos, una malla negra y subida a unos tacones de aguja con su rostro cubierto por un velo de cuentas, Sethembile Msezane estuvo durante cuatro horas sobre un pedestal de espaldas a la estatua de Rodhes y expandió las alas de Chapungu en el momento justo en el que la grúa arrancó el monumento.
Esta obra recoge dos elementos característicos de las creaciones de esta artista nacida en la provincia de Kwazulu-Natal y criada en Soweto: su proceso creativo y su composición. “Mi trabajo está fuertemente influenciado por mis sueños e intuiciones. Muchas veces investigo estas visiones para descifrar a qué o hacia dónde el trabajo me está llevando”, apunta la joven sudafricana y añade que el uso recurrente del pelo y del velo en sus narraciones visuales constituyen una reminiscencia cultural. En el caso del cabello vinculado a cómo “ha sido reutilizado por hombres y mujeres como una forma de adorno. También lleva consigo el bagaje de las políticas raciales que tratan sobre cuestiones relacionadas con los estándares de belleza”; y en cuanto al velo, este además plantea una disyuntiva entre lo tangible y lo intangible.
“El velo separa mi identidad de la del espíritu de una persona que incorporo a mi cuerpo en ese momento. Al mismo tiempo el velo es una parte de mi identidad cultural y, en cierto modo, esto me permite no perderme a mí misma en los momentos en que mi cuerpo está siendo usado como vehículo que articula las narrativas del espíritu. Yo soy ambas, yo misma y esa otra parte”.
Y si bien la historia enjaulada del rapto de Chapungu oculta tras la figura de Rhodes, es la más conocida de todas las performances de esta artista visual no es, sin embargo, a la que le ha dado más visibilidad. De todas las identidades ignoradas que no han sido representadas en los espacios públicos, Msezane pone el foco en el colectivo de las mujeres.
“He notado que hay muchas menos representaciones de las mujeres en las ciudades. Si hay alguna, muestran a mujeres en relación con sus compañeros masculinos. Por lo general, como mujeres que absorben su identidad en la idea de apoyo, grupo familiar etcétera, etcétera, pero no como mujeres con su autonomía o historia”, señala y te deja repasando mentalmente las estatuas de tu ciudad.