Souad Douibi: compromiso social en las calles de Argel
A veces cuesta expresar con palabras ciertos mensajes de ruptura con la tradición o sobre la necesidad de que soplen vientos nuevos. Al rescate de ese desafío acude muchas veces el arte, el arte urbano, multifacético, que lo mismo crea una pintada en una pared o se transforma en un maquillaje transgresor. Estas performances, que se pueden ver en multitud de ciudades, han sacudido en más de una ocasión las calles de Argel, la capital argelina, gracias a la performer y artista visual Souad Douibi. En Wiriko, hemos conversado con ella.
Diplomada por la Escuela Superior de Bellas Artes de Argel, esta artista argelina declara con determinación que su causa “es la humanidad y todo lo que la toca”, y que por ello el único objetivo de su trabajo es poder expresar que las personas son capaces de vivir juntas y unidas en este gigantesco mundo. Por ese mismo motivo, sus inspiraciones no pueden sino partir de su entorno, de toda esa realidad que la rodea y que supone el germen de toda su creación artística: “Soy una persona que cree en esta idea mágica de poder vivir juntos en el mismo espacio y encuentro que la naturaleza mixta de las culturas es algo bueno para nosotros y para los demás”, declara. Valora en toda su rica dimensión las diferencias, que las define como un “espejo” donde se reflejan rostros que a su vez esconden personalidades y modos de actuar, unos rostros que están en diferentes espacios y países. “Para mí esta es la clave de nuestro mundo”, reconoce.
Esta mezcolanza de culturas la quiso reflejar en unos de sus trabajos, titulado Awawech y que como ella define “es el resultado de mi persona”. Se trata de una mujer, a la que denomina Awawech, que encarna algunas caras de la cultura local y trata de transmitir un mensaje a través de estas diferentes apariencias para construir puentes entre la cultura occidental y norteafricana-argelina. Es un trabajo que a Douibi le hace sentirse orgullosa de su pasado y también de su presente.
La performer también se atreve a recurrir a un elemento tradicional femenino como la melhfa (pañuelo usado sobre todo en el Sáhara y Argelia) y lo reconvierte en un objeto de expresión, símbolo de belleza y resistencia y que, al mismo tiempo, acompaña a su portadora como un elemento de baile. Esta performance, que lleva el nombre de houria (libertad), una palabra que a su vez está tintada en la melhfa, hace de la mujer una persona que canta, baila y se comunica con su cuerpo con la intención de recordar la importancia de la libertad individual y colectiva.
“El arte puede cambiar el mundo”, afirma Souad. Su enorme compromiso con el arte como herramienta transformadora de la sociedad queda manifestado en su obra, pero para ello, señala, hay que comenzar desde la base y en concreto con la educación artística. Considera que transmitir este tipo de enseñanzas es “abrir todas las puertas de la sensibilidad y la responsabilidad humana” y asegura, con convicción, que el arte visual y el de la palabra poseen el poder de cambiar muchas mentalidades.
Esta sensibilidad especial motivada por el arte es la que le hace ver historias en objetos que serían comunes para el resto de personas. Concretamente, hace uso de textiles para preparar la vestimenta de los artistas, pega etiquetas en las paredes, aceras o incluso en el cuerpo de las personas. “La historia de cualquier objeto es muy importante para mí, porque hay vida dentro”, declara.