Cómic y música para la paz en RCA
Los medios de comunicación han convertido a la República Centroafricana en las últimas semanas en la nueva Ruanda, el lugar donde los vecinos se matan entre sí de la manera más salvaje por diferencias de etnia o de religión; en la nueva República Democrática del Congo, el lugar en el que la violencia se ha apoderado del día a día y se ha convertido en la ley irracional del más fuerte (o el más armado) y el menos escrupuloso; en el nuevo Corazón de las Tinieblas de Conrad, un auténtico agujero sombrío sin ningún atisbo de esperanza. Pero los medios de comunicación vuelven a mostrarse deslumbrados por el espectáculo de la violencia. La guerra, la destrucción y el drama son incuestionables. Sin embargo, en medio de ese panorama oscuro la cultura pone el contrapunto. Dos ejemplos claros, como el de Didier Kassaï, un dibujante que se abre paso a trazo de lápiz, para explicar una situación menos simple, pero más humana, desde el mismo corazón de la crisis. Y una cantante, Idylle Mamba, que encabeza a un grupo de artistas africanos que cantan desde Paris por la paz en la República Centroafricana.
Kassaï, dibujos para contar la historia
Desde el mismo corazón del desastre se erige un periodista poco ortodoxo. Didier Kassaï es, en realidad, un dibujante, un autor de cómic, posiblemente uno de los más exitosos de la maltrecha República Centroafricana, que acaba de publicar una atípica crónica de lo que está ocurriendo en su país. Bangui. Un témognaige de Didier Kassaï es un relato en primera persona de los enfrentamientos entre diferentes milicias en la capital del Estado africano, que va desde el 5 de diciembre de 2013 al 4 de enero de 2014 y que se ha publicado en La Revue Dessinée. Efectivamente es mucho más que un cómic y está planteado como un auténtico reportaje construido a base de viñetas.
El propio autor es el protagonista de la historia y su honestidad es avasalladora. Al principio del relato asegura que se trata del “desgarro” más duro para él y por ello le resulta complicado encontrar “las palabras para describir este caos sin tomar partido” y “sin arriesgarse”, asegura. Kassaï pretende ser imparcial porque en la situación que está viviendo la República Centroafricana hay muchos responsables, pero los análisis siempre tienden a olvidarse a alguno de ellos.
La experiencia de este dibujante le hace especialmente indicado para enfrentarse al reto de contar la República Centroafricana desde el punto de vista del ciudadano de a pie, de los que sufren la situación actual. Él es cristiano y su esposa musulmana, quizá por eso muestra en su comic tanto desprecio por la explicación simplista del enfrentamiento religioso. En las viñetas de Bangui. Un témognaige de Didier Kassaï aparecen los atropellos de la Séléka (la milicia musulmana), pero también la de los “anti-Balaka” (los hombres armados del “bando” cristiano) y los mercenarios chadiano o sursudaneses, las fuerzas internacionales…
El cómic es la historia de un mes dramático en la vida de este dibujante, desde que se decide a arriesgar su vida para saber de su hermano, hasta que Bangui, la capital de la República Centroafricana, se convierte en un caótico campo de batalla entre las milicias. Incluyendo la puesta a salvo de su familia, la huída hacia una zona segura cerca del aeropuerto de la ciudad, el intento de regreso a una casa devastada o la vida en un improvisado campo de desplazados.
Kassaï no pretende adornar la realidad y la que fue “Bangui la coquette” (“Bangui la coqueta”) en un cómic que el mismo dibujante firmó en 2006, se convierte en esta obra en “Bangui la roquette” (“Bangui el misil”). Los dibujos de Kassaï muestran también las consecuencias de los enfrentamientos, los heridos y las víctimas y los choques despiadados, el pillaje y el odio que destilan todos los contendientes. Pero sobre todo muestra, y su posicionamiento es muy claro, a los que padecen esta situación. Los ciudadanos que tienen que esconderse en los lugares más insospechados, refugiarse en zonas poco adecuadas, abandonar sus casas a la carrera, sobrevivir a duras penas.
Kassaï ha recibido premios a sus trabajos en Francia e Italia y ha publicado en países europeos y africanos. Y ahora sigue trabajando para explicar lo que se está viviendo en un país que desgraciadamente ha asaltado las páginas de los periódicos con las imágenes más atroces. Hace sólo unos días Kassaï se lamentaba a través de Facebook de la falta de materiales que estaban retrasando sus encargos (está previsto que durante este año se publiquen dos álbumes de este dibujante) y recibía la solidaridad y el apoyo de compatriotas en el extranjero y amigos de diferentes nacionalidades.
La publicación de Bangui. Un témognaige de Didier Kassaï está acompañada de un texto de análisis de la situación firmado por David Servenay en el que desgrana algunos de los detalles poco conocidos del país y de la situación política (sin escatimar críticas y desconfianzas hacia la intervención francesa) y de un perfil del autor realizado por el también dibujante Beb-Deum.
Desde Bangui (esa Bangui desgraciadamente “la roquette”), Didier Kassaï continúa difundiendo páginas de las que su puede deducir que serán las próximas entregas de su particular crónica del conflicto en la República Centroafricana. Así es como este dibujante se ha convertido en una fuente incuestionable de información y en una muestra de cómo vive la sociedad centroafricana esta situación, de la voluntad de la población civil de construir la paz y de su rechazo a un discurso que pretende enfrentar a comunidades religiosas que son perfectamente capaces de convivir pacíficamente.
Mamba, la música de la reconciliación
Por otro lado, Idylle Mamba muestra otra cara de la implicación de la cultura en la construcción de la paz. La artista centroafricana ha colaborado con el senegalés Youssou N’Dour, posiblemente uno de los músicos africanos con más proyección internacional, en una iniciativa orientada a fomentar la paz en la República Centroafricana. Los dos músicos han tratado de escenificar con la grabación de una canción a dúo la ausencia de las diferencias confesionales. Él es musulmán, ella es cristiana y, así han pretendido desacreditar el argumento de que las diferencias religiosas provocan la violencia. “One Africa”, el tema estandarte de esta iniciativa, es un canto a la unión entre las creencias, sobre bases tremendamente sencillas.
Sin embargo, “One Africa”, que se lanzó hace poco más de un mes, muestra también la voluntad de potenciar la solidaridad africana. La canción apela a un hermanamiento entre el pueblo senegalés y el centroafricano, por otro lado tan voluntarioso como inocente.
La canción es, en realidad, la primera de una serie de acciones que implican a otros músicos también africanos, reforzando esa idea de solidaridad continental y la de la capacidad de la cultura, en este caso la música, para ayudar en la construcción de la paz. El siguiente evento, fue la celebración de un concierto el pasado 10 de marzo en el Théâtre de la Ville à Paris en el que participaron figuras como los congoleses So Kalmery, Lokua Kanza y Ray Lema, el angoleño Bonga y evidentemente el dúo Youssou N’Dour – Idylle Mamba. El objetivo de la iniciativa era recoger fondos para la reconstrucción, como no, de un centro cultural en Bangui destruido hace un año por los enfrentamientos en la capital centroafricana.
La implicación de los artistas es tal que se ha anunciado que esta iniciativa pretende realizar una gira por el país en conflicto. Están convencidos de que el paso de los músicos puede preparar el terreno en el que después se instalen las urnas para reactivar la reconciliación. Esta es sólo una de las actividades relacionadas con esta iniciativa de músicos africanos en favor de la paz en la República Centroafricana
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