Beyoncé, ¿la nueva Black Panter?
Ser negro es, de nuevo, un punto mediático caliente. Una lucha que en el último año se ha hecho más visible. Una ola de racismo parece haber copado cientos de titulares después de numerosos incidentes en Europa, el Caribe, África y, sobre todo, Norteamérica. Pero movimientos como #BlackLivesMatter subrayan que el camino para su erradicación todavía no ha acabado y que la lucha continúa. El último episodio ha sido la actuación de Beyoncé en el descanso de la Super Bowl, el espectáculo más caro del mundo y el más visto. Una golosina si quieres enviar un mensaje activista. O una bomba si, tu baile, es una clara alegoría al partido de los Panteras Negras y a Martin Luther King.
La artista presentó su nuevo trabajo Formation, en el que hace referencias directas a la condición de los negros en EE.UU. y, aquí está el plato caliente, una coreografía alusiva al activismo radical negro de los años 60. Fueron cinco minutos de espectáculo suficientes para abofetear a una buena parte de la sociedad norteamericana que ladea el torso frente a las desigualdades y discriminación que sufre esta población. Un espectáculo sin tabués contenidos. Aunque fue un despropósito para muchos otros como el antiguo alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, quien catalogó el show como un claro “ataque a la policía”.
Y quizás lo que separa a Formation de la mayoría de sus otros trabajos es la fuerte alusión a la raza, la identidad y la cultura negra. El videoclip contiene imágenes de mucha carga simbólica como el coche de policía que se hunde en Nueva Orleans (en una clara evidencia al desacierto administrativo y burocrático vivido en esta región después del huracán Katrina) o el de un chico joven negro con capucha delante de una fila de policías, imagen en la que se puede apreciar una pared pintada con las palabras “dejar de dispararnos”.
Una semana después, y ante el revuelo formado por Beyoncé se presentaba el aclamado documental de Stanley Nelson, Los Panteras Negras: vanguardia de la revolución. Es el primer largometraje documental en el que se explora el partido de los Panteras Negras, su importancia para la cultura estadounidense en general, su influencia en el despertar cultural y político de los negros, y las dolorosas lecciones cuando un movimiento de esta talla se descarrila. Nelson va directamente a la fuente, el tejido de un rico material de archivo con muchos protagonistas: desde la policía, los informantes del FBI, periodistas, partidarios y detractores, o blancos y negros afiliados que permanecieron leales al partido y los que lo dejaron.
Este “retrato definitivo del partido de los Panteras Negros”, según su propio director –de subida y final– apunta a pintar una historia completa y exacta de la organización nacionalista negra y revolucionaria. Una película que debería actuar como un recordatorio, como elemento necesario en los programas educativos para entender las dinámicas actuales en el país.
Como el propio Nelson afirma: “El ascenso y la caída del Partido Pantera Negro es una historia que no se ha explicado aunque los Panthers han sido parte de otras películas, o han habido historias sobre sus miembros de manera individual. Será la primera película sobre el partido”. Pero el documental no sólo se basa en la subida y la caída del movimiento, sino también en cómo los afroamericanos piensan hoy en día sobre sí mismos, sobre todo en la consideración de la acción reciente (y en adelante) colectiva dentro de las comunidades en todo el país. Una práctica clave de los Panteras era precisamente la vigilancia de los desafíos de autoridad por parte de los agentes de policía. Un documental necesario, sin duda.
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