Morirás a los 20: título imprescindible para los amantes del cine
Este noviembre llegaba a las pantallas británicas Morirás a los 20, el primer largometraje de Amjad Abu Alala, director, guionista y productor sudanés afincado en Dubai, una obra maestra que celebra y hace una llamada a la libertad, a través de un sofisticado y cuidadoso uso del lenguaje audiovisual. Nos la traían tanto Film Africa en Londres como su festival hermano Africa in Motion, en Escocia, cada uno de ellos con mágicas fórmulas para acompañar el visionado de este imprescindible título en la historia del cine, esos que nos recuerdan la importancia de luchar por seguir celebrando los festivales de cine, incluso en plena época de pandemia. En el caso de Film Africa, Morirás a los 20 se vería en el Rich Mix, espacio estrella de este festival londinense desde sus inicios, así como de tantas otras citas culturales de la capital británica. Lo hacía un día después de que el gobierno anunciase la fecha de comienzo del nuevo confinamiento, al que Rich Mix se adaptaría con destacable empatía, adelantando proyecciones de los títulos que habían sido programados en días ahora coincidentes con el nuevo confinamiento.
El espíritu de celebración y la pasión por el cine eran tan palpables en el ambiente que llenaban ese espacio no poblado físicamente por mantener la distancia social requerida en estos tiempos. La proyección abría con una breve introducción pregrabada del director, Amjad Abu Alala. La verdadera charla tendría lugar más tarde. Esta no comenzaría por palabras, sino por un silencio testigo de la involucración visceral en la película, donde las sensaciones se vivían a través del cuerpo, más allá del sentido de la vista y el oído. Sin embargo, había mucho que comentar sobre esta evidente obra maestra. Antes de llegar a la planta baja, los pasillos de Rich Mix iban acumulando a gente, audiencias fieles y amigas de Film Africa y Rich Mix, y otras tan recientes como bienvenidas, que intentaban, desde cada una de sus vivencias y culturas, comunicar con palabras, lo sentido y trasmitido por la película. Si bien las lecturas eran distintas, todas coincidían en lo mismo. Morirás a los 20 es eso que coloquialmente calificamos como un “peliculón”, lleno de pequeños detalles, exquisita fotografía, banda sonora, interpretación, complejidades y múltiples capas, esas que permiten que la película se convierta en eso que suele llamarse un “clásico” del cine, de los que no se agotan, pasa el tiempo que pase. La charla acompañó a la salida, pero para entonces la conexión entre la gente del público era tal, que hubo que volver adentro, al bar, no tanto como por seguir hablando de la película, sino por prolongar esa magia creada ella. En el caso de Africa in Motion, el cual seguirá celebrándose completamente por internet hasta el 29 de noviembre, el momento mágico se produciría en la charla en directo a través de Facebook con Amjad Abu Alala, presentada por Liz Chege, directora del festival, y moderada por Duaa Musa, estudiante de medicina y miembro de la Comunidad Sudanesa en Edimburgo, colaboradora del festival. Es entonces cuando tenemos la oportunidad de escuchar a este joven talento del cine, cuyo amor por el cine comenzó muy pequeño, a los 12 o 13 años, periodo en el que se encontraba en Sudán, donde pasaría seis años, entre los 9 y los 15, viendo películas y videoclips, y analizándolas con sus amigos, mientras que pasaba de la etapa de niñez a la de adolescente.
Morirás a los 20, dirigida y co-escrita por Amjad Abu Alala es una adaptación de Durmiendo al pie de la montaña (2014), una historia corta del premiado escritor y activista sudanés Hammour Ziada. Durante la charla en Africa in Motion, Alala explicaba el impacto que esa historia tuvo en su carrera creativa: “Cuando leí esa historia me encontré a mí mismo. En esos personajes. Estos son los personajes a través de los cuales podría contar la relación entre los ciudadanos y la comunidad, entre los ciudadanos y la autoridad, la autoridad política y la autoridad familiar. Y la autoridad de la familia es muy dura en Sudán. Es la predominante. Así que creo que la película trata sobre la dominación.”
La historia comienza con la ceremonia de celebración del nacimiento de Muzamil, un momento de felicidad interrumpido abruptamente con la profecía de que éste morirá a los 20 años, la cual se comunica públicamente. Tal tragedia es afrontada de manera distinta por los progenitores del pequeño Muzamil, que crecerá rodeado por la convicción en el pueblo de que la vida de Muzamil solo durará 20 años. Sin embargo, en la vida de Muzamil aparecerán pocas, pero determinantes, personas que se niegan a creer en dicha superstición, actuando como micro-formas de resistencia a esa dominación de la que Alala hablaba. Una de esas fuerzas proviene de Naima, amiga inseparable de Muzamil, cuya valentía reside no tanto en su amor incondicional por Muzamil, sino en su libertad de expresarlo y en su capacidad de aceptación de los distintos modos de lidiar con la amenaza de esa muerte anunciada. Otra figura clave es su madre, la cual intenta encontrar tanto refugio como remedio en prácticas culturales de orígenes ancestrales, para así evitar lo que el ambiente le hace creer inevitable. En ese entorno de coacción, el joven Muzamil se encuentra, algunas personas dirían que por azar, con un viejo apasionado del cine, Sulaiman. Este representa a toda una generación exiliada durante los treinta años de dictadura del presidente Omar al-Bashir, el cual no fue derrotado hasta la abril de 2019, durante la revolución sudanesa que comenzó en diciembre de 2018. Sulaiman representa la libertad, el derecho a vivir, a amar y soñar, un mundo de contrastes con respecto al de Muzamil, que sin embargo encontrará un punto de encuentro y conexión a través del cine, esa máquina de sueños que permite viajar a través del tiempo y del espacio. Tal vez haya aquí un homenaje también al cine, y esos valientes directores como Gadalla Gubara, pionero del cine africano, que lucharon por hacer sus películas incluso cuando hacer cine estaba permitido, como indicaba Alala durante su charla. Según él, “no se puede hablar de ‘cine sudanés’ porque no existe una industria”, es decir, una infraestructura o respaldo, salvo por la propia creada por los directores. Sin embargo, esta es una de las tres películas sudanesas que vieron la luz en 2019, acumulando aplausos, premios y críticas en festivales internacionales. El documental Hablando sobre árboles, de Suhaib Gasmelbari hizo historia con su premio al mejor documental en el prestigioso festival de Berlín. La sudanesa Marwa Zein, ganadora de múltiples premios, realizaría también Khartoum Offside,la cual podrá verse también en el programa ofrecido digitalmente por Africa in Motion.Morirás a los 20se ha convertido en un foco de atención global, desde que ganase dos premios en el 76º Festival de cine de Venecia en 2019, el León del Futuro a la Mejor Opera Prima, y el Premio a la Película Africana de mayor influencia, aunque el premio que ha generado más ruido entre la población sudanesa es la Estrella de Oro El Gouna a la Mejor Película en el Festival de cine de El Gouna, en Egipto, donde Alala pasó una larga temporada involucrándose en la revolución árabe, produciendo cine y editando también esta película. Esta ha sido coproducida por Film Clinic, Transit Films (Hossam Elouan), Andolfi, DUOFilm AS, Die Gesellshaft DGS y Station Films Cinema Production co. Ltd. Una oda a la libertad, tal como reflejaban las palabras de Amjad Abu Alala: “Simplemente quiero contarle a alguien en Sudán que se parezca en cierto sentido a Muzamil, no porque vaya a morir a los 20, sino por otra cosa, que intente salir de esa casilla. Trata de liberarte a ti mismo en lugar de esperar a que venga alguien a salvarte. Sálvate al saber que tienes el derecho de ser libre.”