Doxandem: el sueño como principio de otro mundo posible
El título original es Doxandem: les chasseurs de rêves, traducido como Doxandem, los cazadores de sueños. Sin embargo, sus protagonistas, Mamadou Dia y Laura Feal, acompañados por Yaay Diagne (Madre Diagne), madre de Mamadou, y las voces de su pueblo, Gandiol, son más bien constructores de sueños. Sueños que a pesar de sus diferencias comparten la visión de otro mundo posible, más justo, más igualitario, más sostenible. Un mundo caracterizado por un tipo de “felicidad radical”, como diría la autora Lynne Segal. Es decir, no individual, sino colectiva, no pasiva, sino activa, donde toda la población participa directamente en el cambio. Se trata del último documental del artista y activista, músico y cineasta senegalés Saliou Waa Guendoum Sarr, quien habría ya dirigido un documental sobre migración, Life Saaraba ilegal, estrenado en el Festival de Cine Invisible ‘Film Sozialak’ en Bilbao, en 2017.
La nueva obra de este prolífico artista senegalés vuelve a Bilbao en el marco del último Festival de Cine invisible, iniciativa de la ONGD Kultura Communication Desarrollo ‘KCD’, celebrado entre el 19 y 26 de octubre. Doxandem, los cazadores de sueños se proyectó el domingo 22 de octubre en el auditorio del Museo Guggenheim de Bilbao, con motivo de su 26º aniversario. Una proyección con 300 espectadores, seguida de un debate con sus protagonistas, Mamadou Dia y Laura Feal, en conversación con Adio Mboup, la directora de Gëm Suñu Bopp FM, la radio comunitaria de Gandiol y J. Carlos Vázquez Velasco, director de la ONGD y festival. Una parada en una gira de este documental que continúa y cuya próxima cita es en Santiago, el lunes 20 de noviembre en el Festival Cineuropa 37.
Gandiol es ese lugar que habitan los sueños de Mamadou, tomando prestado el título de la última novela del famoso filósofo, escritor y artista Felwine Sarr, hermano del director de este documental, y donde se realizarían los de Laura, quien también emprendió un viaje en busca de un mundo mejor. Un documental de creación valiente, de mirada empática, distintas capas narrativas y con la trabajada capacidad de generar un espacio íntimo, seguro, de escucha, donde la fuerza de sus personajes y el sueño del que son sus albañiles reside en la solidaridad, generosidad, el reconocimiento de la vulnerabilidad, la autorreflexión y una lucha constante y diaria tanto física como emocional.
Ya el escritor y distinguido profesor afro-americano Robin D. G. Kelley, en su clásico libro Sueños de Libertad: La imaginación radical negra, nos advertía de la capacidad revolucionaria de los sueños, como catalizadores del cambio. “El mapa hacia un nuevo mundo reside en la imaginación”, afirmaba el autor. A veces nos embarcamos en viajes en busca de ese sueño, de ese Dorado. En demasiadas ocasiones hasta se sacrifican vidas por el camino, fruto de barreras institucionales que intentan arrebatar el derecho universal a soñar.
El mismo domingo 22 de octubre, horas antes de que se proyectase el documental en Bilbao, las noticias hablaban de más de 800 personas recién llegadas en cayuco a las canarias. Fue así como Mamadou Dia emprendería su viaje, en el año 2006, tras dos visados denegados, hasta llegar a Murcia. 3052 kilómetros de distancia, la que da título al libro que publicaría en 2014 contando su experiencia, aquella que le hizo darse cuenta de que ese sueño no lo encontraría en Europa, sino en Gandiol, pero donde habría de construirlo, con su propio esfuerzo y el compromiso de su comunidad. Entonces habían pasado tan solo dos años desde su retorno a Senegal. Poco más tarde, esas palabras compartidas en 3052 se convertirían en ladrillos para la construcción de un sueño, Hahatay, que se traduce como carcajada, y que da nombre a una asociación cuyo lema es Gëm Suñu Bopp, una expresión en wolof que quiere decir “creer en nosotros mismos”. “Creer en nosotros mismos y hacernos dueños de nuestro patrimonio”, “creer en nosotros mismos y mirar alrededor”, “creer en nuestra capacidad de trabajar para transformar lo que nos rodea”. Este carácter poético, casi de mantra, de la voz en off de Mamadou que se escucha al comienzo de la película, es también una llamada activista a participar en el cambio, a hacerlo posible.
Se accede así a Gandiol, espacio protagonista de esa película, una utopía en obras que no pueden cesar, y donde, como en los sueños, se entremezclan distintas personas, espacios y temporalidades. También en aquel festival hay una apariencia de sueño, de reunión de distintas personas de varias partes del mundo que en distintos momentos de sus vidas han formado parte de Mamadou y Laura, las cuales continúan soñando más allá de la pantalla. No sólo se han desplazado amigas de la infancia de Laura, sino albañiles de ese sueño, Hahatay, es decir, personas que han formado parte de su construcción y actividades, así como una gran comunidad de la diáspora senegalesa y africana residente en distintas partes de España, y que comparte con Mamadou y Laura el compromiso colectivo por el cambio. A muchos de ellos se les ha visto en Hahatay, sentados entre artistas, desayunando, o tomando ataya, un té que no es sólo té, como ya contaba Mamadou Dia en su libro, sino que es símbolo de la hospitalidad y solidaridad que caracterizan a Senegal. «Ayata es para reunir gente, Ataya es para pasar el tiempo… Ataya es una comunión, Ataya es para expresarse, Ataya es vida», escribía Mamadou Dia entonces.
Todas esas voces aportan matices a la historia de Hahatay, una asociación que aporta respuestas a esa pregunta que a principios de siglo se hacía el autor de sueños de libertad, Robin D. G. Kelley: ¿Con qué sueña la juventud activista? ¿Por qué lucha? En Hahatay, se trata de un mundo más sostenible, socialmente, culturalmente, económicamente, en el que la juventud se autorrealice, y donde reine la justicia, solidaridad, igualdad y libre circulación de un ser humano que es, por naturaleza, tanto nómada como interdependiente. Doxandem, de hecho, es un término en wolof compuesto por dos palabras, ‘dox’, caminar, y ‘dem’, ir, es decir, esa persona trotamundos, curiosa, que va de un lado a otro.
Hahatay es un proyecto muy conocido en Senegal, por su creación de empleo y gran aportación cultural y económica tanto a nivel local, como nacional e internacional. También lo es Mamadou Dia, por su activismo, publicación del libro 3052, y liderazgo en el crecimiento y transformación de su pueblo, como muestra este documental. Mamadou Dia es una referencia para la juventud de la región de Saint-Louis, donde se encuentra Gandiol, y para la comunidad afrodescendiente en este país. Sin embargo, este documental permite un acercamiento mucho más íntimo a sus protagonistas. A la inspiradora figura de Mamadou se une la de Laura Feal. Tal vez sea este uno de los aspectos más innovadores y que aporten mayor complejidad y empatía a este documental sobre emigración, un tema abordado ampliamente tanto en literatura como cine. En Doxandem, con un cuidado tratamiento de género, la cámara ofrece a Laura un espacio seguro, donde compartir sus reflexiones más profundas, donde se la conoce más allá de “la mujer de Mamadou”.
Saliou Waa Gendoum Sarr, director del documental, la acompaña durante cinco años, con compromiso, afecto, amistad, mirándola como a una persona, una mujer fuerte, valiente, y en constante auto-cuestionamiento, fruto de su decisión de vida de quedarse a vivir en Senegal. Según Laura, a través de su persona, “era importante que se abrieran también otros viajes”, no sólo el del sur al norte, sino del norte al sur, realizados “en busca de una vida mejor”, tal como decía durante el debate que siguió la proyección en Bilbao. A Laura se la conoce primero a través de los ojos y pensamientos de Mamadou, quien la describe como “doxamdem” y espejo en el que se ve reflejado. Ambos son personas que osan soñar. Apenas unos segundos después, es Laura la que se da a conocer, compartiendo su admiración por el proyecto que Mamadou representaba, desde que se conocieran en 2013. No será hasta más adelante, en la zona de los lagos de sal, el “oro blanco” de Senegal, como dice el artista local Massow Ka-El Junio, donde se escucharán las reflexiones más íntimas de la protagonista: ¿Quién soy yo? ¿Qué aporto? Se pregunta Laura en ese espacio de vida y economía clave, liderado por mujeres.
Esas transiciones de espacios privados a espacios públicos, compartidos, o donde ya no se sabe ni qué es público o qué es privado, o si tiene sentido distinguirlos, son reflejo de esas pequeñas, grandes tensiones y continuas negociaciones entre Laura y Mamadou de hasta dónde abrir sus vidas a las de toda esa comunidad mundial de personas que los rodean. Suñu kërr, nuestra casa, quien Laura describe en el documental como “laboratorio de la experiencia de vivir en comunidad”, estaba inspirado en la gran casa del padre de Mamadou, Baay Gora, en Yarakh, una zona costera de Dakar desde donde se han comenzado muchos viajes. También esta tenía siempre las puertas abiertas para todo el mundo.
Sin embargo, la construcción de los sueños “no es nada fácil”, como escuchamos, vemos y sentimos en este documental. A esas negociaciones en el entorno familiar se unen las de las instituciones políticas, autoridades y asociaciones. En este sentido, otra figura clave femenina es Yaay Diagne, a quien Mamadou dedicaba ya su libro, 3052, describiéndola como a “la suerte de mi vida”. Yaay Diagne es la gran confidente de Mamadou, su asesora, aquella que media entre la sociedad local, la global y la soñada por su hijo. Es también Yaay Diagne la que otorga un grado de espiritualidad y misticismo al modo de reflexionar y tomar decisiones, contando con la comunidad y las referencias propias. Aunque los hijos de Laura y Mamadou apenas aparezcan en este documental, cuya representación es especialmente cuidadosa y respetuosa, estas referencias paternas muestran el simbolismo del nombre que les han dado, Xadi, como la madre de Mamadou, y Gora, como su padre.
Una comunidad donde cada familia conoce al menos un caso cercano de emigración, y donde, por tanto, hay una gran diversidad de opiniones. Doxandem no las ignora, sino que las abraza y amplifica a través de unos megáfonos que aparecen en distintos momentos de la película. Estos los lleva un personaje extravagante, ficticio, pero al mismo tiempo, capaz de canalizar la pluralidad de voces de una sociedad muy diversa. Se trata de otra de esas decisiones estéticas de gran empatía, alejadas de la pornografía de la pobreza y acercadas a los pilares de la utopía. Esa figura narrativa es una especie de doxandem colectiva, una persona que puede parecer loca, pero tal vez sea la más iluminada. No es casualidad que nos encontremos entonces con el faro de Gandiol, ese que necesita de la energía de toda la comunidad para poder seguir marcando el camino hacia el sueño.
Doxandem, los cazadores de sueños es una co-producción senegalesa entre Gorée Island Cinema y STEPS, dirigida por Waa Guendoum Sarr, y disponible por internet con subtítulos en castellano a través del canal Arte Televisión.