Dreamstates: soñar despiertos en un roadtrip musical
Los vimos juntos en pantalla en Tey, una de las películas más destacadas de los últimos tiempos, del director franco-senegalés Alain Gomis. En aquel entonces, la complicidad de la pareja se expresaba a través del silencio, en un estado delirante provocado por el anuncio de la llegada de la muerte al día siguiente de uno de ellos dos, Satché (interpretado por Saul Williams, actor y reconocido músico de Afro-punk con base en Estados Unidos), quien volvía a Senegal desde Estados Unidos para “despedirse” de los suyos. Una de las escenas de mayor complicidad entre Satché y su esposa, Rama (interpretada por Anisia Uzeyman, quien es también la esposa del músico en la realidad), se daba al final de la película, en el patio de la casa, sentados en hamacas, en silencio, esperando… La escena mezclaba estos planos exteriores de contacto-sin-tacto con otros interiores donde el contacto entre los dos cuerpos no lograba acercar lo bastante a estas dos almas distanciadas por el tiempo; y que ahora, se reencontraban jugando, en silencio, en la oscuridad del dormitorio, a través de miradas recíprocas frontales que, sin decirse ni una sola palabra, lograban una comunicación mucho más espiritual, mucho más interna, tan íntima que ni si quiera se revelaba a los espectadores de una ficción que rozaba la realidad representada por los personajes.
En este caso la pareja se conoce en sueños. Al despertarse, se encuentran en la realidad. “Soñé contigo. Y de repente apareciste”. ¿O es que acaso no despertaron? Dreamstates es una película entre la realidad y los sueños, entre la llegada y la salida. Es un relato onírico con planos distorsionados, oscuros, con recursos audiovisuales, tales como filtros poco saturados, con tonos azules, rosados, de primeros planos en el interior de un coche, de imágenes de paisajes no estáticos filmados a través de la ventanilla de un automóvil, escenas de conciertos y “backstage” del propio músico Saul Williams durante su gira americana… Filmada íntegramente con dos iPhones de los actores, y dirigida por la ruandesa Anisia Uzeyman, este roadtrip nos traslada a una esfera onírica con la música como hilo conductor de una historia que, como todo sueño, no tiene cierre.
“Este estado de ensoñación me pareció perfecto para filmar una gira americana. Estados Unidos en un país que tiene esa especie de hechizo. No hacemos más que hablar del gran sueño americano, pero ¿cuál es ese sueño? Y de repente, me encontré a mi misma soñando con hacer un roadtrip por América”, declaraba Uzeyman durante su presentación de la película en la sexta edición de Film Africa. Resulta que estos sueños empezaron en Senegal, durante el rodaje de Tey, contaba la directora: “Los dos films están muy relacionados. Tenía sueños por la noche que me venían también durante el día. Y la ventaja de rodar con Saul Williams es que nos conocemos muy bien. El estaba en plena gira, pero en cuanto llegaba yo a grabar con mi iPhone, sabía perfectamente qué estaba haciendo. Entre nosotros no hay miedo”.
Fue este punto de partida tan intimista el que motivó la elección de Anisia Uzeyman de filmar sin agentes externos para llevar al espectador a una historia, un viaje. “Me entusiasmaba ver qué era lo que se podía hacer con un iPhone”. La directora, que confiesa que al principio mucha gente no le tomaba en serio cuando decía que esas imágenes se convertirían en una película, acabó con 18 horas de material grabado, y un periodo de seis meses de montaje. “Fue todo un desafío desde el día uno, en el que iba encontrando soluciones poco a poco”. Por ejemplo, en la fase final de edición de imágenes, lanzaron una campaña de crowdfunding, y pudieron así financiar una meticulosamente cuidada edición de color y sonido, que como dice el propio editor de sonido, Blake Leyh, presente también en la proyección, “parece totalmente espontáneo, como si simplemente hubiera pasado así, pero es una construcción artística muy calibrada”.
Nos encontramos con dos desconocidos que sin embargo se conocen, y se embarcan juntos en el roadtrip americano, donde el punto de encuentro y desencuentro de sus almas se explora de forma experimental, recíproca, sin cierres, con rupturas, inmerso en un universo sonoro del cantante de Afro-punk.
Film Africa se celebró entre el 28 de octubre y el 6 de noviembre en Londres, organizado por la Royal African Society, proyectando más de 50 películas, de las cuales 22 procedían de distintos países africanos.
Este artículo es parte de la cobertura que Wiriko ha realizado en español como medio oficial del Film Africa.