Esos negros españoles traídos al cine
La oculta e invisible presencia de Guinea en los estudios y en los medios de comunicación de España ha difuminado en ocasiones trabajos cinematográficos que han retratado la cotidianidad de la pequeña colonia desde un prisma poco convencional. Es el caso de la película Lejos de África de Cecilia Bartolomé que nos presenta una visión liberada de constricciones temáticas, discursivas, narrativas e iconográficas. Una caja de herramientas para reflexionar sobre lo que fue la experiencia colonial española al sur del Sahara quedando desnuda de clichés analíticos y que, a pesar de utilizar elementos que nos sirven para contextualizar las imágenes y nuestro propio marco conceptual, se resiste a los esquemas prefijados cuando se habla de colonización.
Hace a penas un mes y medio la cineasta Cecilia Bartolomé recibía, en el marco de la cincuenta edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, el Premio Mujer de Cine 2012 en recompensa a la trayectoria de una de las creadoras más significativas y reivindicativas del séptimo arte español. Uno de sus trabajos más incisivos y que queremos analizar para Wiriko tiene por título Lejos de África (1996), una obra que a pesar de acercarse a la veintena de años ha sido, como apunta María Luisa Ortega, por fortuna casi olvidada. La ironía de Ortega adquiere cuerpo al subrayar entre líneas que si esta película se hubiera convertido en éxito de taquillas, el paradigma de los estudios culturales en España le habría hincado el diente para aplicar análisis históricos-culturales en la batalla contra los esencialismos y hubieran terminado por estrangular la identidad propia de Cecilia Bartolomé.
El contenido argumental de esta película se inserta en el reducido grupo de películas de producción española que toma como eje central el día a día cotidiano en la colonia de Guinea. No obstante, huye de los posibles análisis sobre las prácticas de dominio imperial y de construcción del Otro desplegados en un contexto colonial tan poco estudiado como el de las exóticas y alejadas posesiones subsaharianas que España arañó en el reparto de África en la Conferencia de Berlín celebrada entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885. Lejos de África se resiste pues al encorsetamiento de trabajos ligados a la difusión de la colonización o a la lucha contra el sistema perverso que la motivó: el imperialismo. En esta línea más bien se incluirían filmes como Memorias de África (1985) de Sydney Pollack o Indochina (1992) de Régis Wagnier que trabajan conceptos comunes como la nostalgia imperial o la “llamada” de la tierra exótica.
La tradición discursiva cinematográfica occidental que se ha desarrollado en el Magreb ha contagiado una determinada representación donde el espectador no hace sino reconocer los estereotipos que transitan por nuestros imaginarios colectivos ya sea en forma de textos, grabados, dibujos, etc. En el caso de la Guinea española es diferente principalmente por dos motivos: el primero es que ha sido y es un espacio no colonizado y dominado por la imaginación popular (actualmente el currículo escolar español maquilla, en el mejor de los casos, u obvia el proceso colonizador de Guinea); el segundo motivo hace referencia a que no ha existido una apropiación de estas páginas de la historia por los discursos académicos y culturales con cierta visibilidad.
A pesar de ello, el cine franquista español no escatimó en esfuerzos por intentar imprimir una visión salvadora de la colonización en Guinea como Afán Evú (1945) de José Neches o A dos grados del Ecuador (1953) de Ángel Vilches. Así mismo, la producción documental, con la consabida tarea de sensibilizar a los españoles de la Península, se puso de manifiesto principalmente por el trabajo de Hermic Films. Idénticos pasos siguieron los misioneros católicos que también se valieron de las ventajas del audiovisual con la misión de acabar con los rituales, fetiches y tradiciones de esa población “bárbara”, llena de supersticiones extrañas, y conseguir de este modo legitimar la colonización y obtener para ella el perdón de los africanos. Esta ideología queda retratada en películas como El obstáculo (1945) de Ignacio Iquino o Misión blanca (1946) de Juan de Orduña.
Lejos de África no constituye una mirada exótica, por lo tanto se articula lejos de la vulnerabilidad de los discursos imperiales habituales en los que los hombres y mujeres se convierten en entes radicales que ejercen su control sobre los Otros. El cine occidental, en este caso el español de la mano de Cecilia Bartolomé, una vez más nos acerca al continente africano desenquistando narrativas propias de la literatura, la ciencia o la política. Una Guinea llevada a la pantalla y que merece ser nuevamente rescatada.
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El documental dirigido por Ángela Gil de Biedma Nuestras memorias de África abre también las puertas al debate sobre la colonización española en Guinea. Puedes verla aquí.
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[…] Haciendo una radiografía socio-geográfica de la orquesta, uno se puede hacer una idea del enorme abanico de estilos y matices que cada miembro aporta al sonido del combo. Para empezar con la parte nigeriana, encontramos a Joe Psalmist, músico e ingeniero de sonido. Especialista en música afrobeat, soukous y highlife, se encarga también de todo el repertorio masculino y en especial el de países anglófonos. Desde Guinea Ecuatorial, “Ana Makate es el vivo ejemplo africano de la simbiosis entre la vida y la música, sin la cual no podría vivir, y a través de la cual vehicula todas sus emociones“, dice el director al presentar a los miembros de OAbcn. Pero Ana no es la única guineana. David Maestro, el bajista, también es originario de este pequeño y convulso país que un día, en un capítulo aborrecible de nuestra historia, fue provincia de España. […]
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