Cuando los del norte practican el idioma del sur
El contraste tiene matices que hace calcular lo lejano como próximo difuminando la barrera conceptual entre Norte y Sur. Así, los 7.000 kilómetros por carretera entre Estocolmo (Suecia) y Dakar (Senegal) o los 9.000 entre Leuven (Bélgica) y Adis Abeba (Etiopía), son capaces de pasar a formato celuloide por unos días zimbreando la conciencia y situando el foco bien cerca: en África. Los esperados Africa Film Festival (15-30 de marzo) y el CinemAfrica (13-17 de marzo) trasmutarán hasta finales de mes las percepciones y sensibilidades de una buena parte de la población provocando la crítica a los medios de comunicación que retroalimentan, a veces, sin ser consicientes, los estereotipos del África subsahariana.
El CinemAfrica Festival de Cine de Estocolmo comenzó en 1996 y después de 17 años, hoy por hoy se ha convertido en el mayor festival de cine africano de los denominados países nórdicos. Para esta edición, se presentarán 39 películas de 17 países en una de las muestras más políticas y reivindicativas de cuantas se han realizado. El festival de cine de Leuven, por su parte, subirá el telón el próximo viernes con 60 películas y abrirá con la reciente ganadora del Étalon de Bronce en el FESPACO 2013, La piragua, del senegalés Moussa Touré. Una de los principales atractivos del festival belga será la nueva reunión que tendrán los responsables de los principales festivales europeos de cine africano para seguir ampliando horizontes y creando sinergias: África in motion (Edimburgo) y Festival de Cine Africano (Córdoba), Lumiere d’Afrique (Besançon), el Festival International de Películas de Amiens, Africa in the Picture (Ámsterdam) y el de Leuven (Bélgica).
Algunas notas: cuando los politicos (del norte) practican esa cosa de la cooperación
En Occidente existe la creencia común de que los países de la región subsahariana han recibido grandes cantidades de ayuda oficial al desarrollo (AOD)[1]. Como subraya Eduardo Bidaurratzaga las tasas de crecimiento económico de estos países han sido extremadamente bajas en el último cuarto de siglo y la percepción de que se han enviado flujos de ayuda elevados ha fomentado la tajante conclusión de que los problemas nacionales internos son la causa fundamental del estancamiento y la recesión. Como consecuencia, junto con la percepción errónea de que los donantes y acreedores se han mostrado muy generosos en su ayuda a la región subsahariana, ha surgido la idea de que esta generosidad se ha empleado de forma inapropiada y de que no ha sido efectiva a la hora de aumentar el crecimiento y reducir la pobreza debido a la negligencia de los gobiernos receptores[2].
¿En qué momento quedó la sentencia «Los países ricos deben aumentar progresivamente su asistencia oficial al desarrollo»? Este entrecomillado forma parte de una resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1970 según la cual las naciones donantes tienen que hacer mayores esfuerzos para alcanzar el objetivo del 0,7 por ciento de su producto nacional bruto. ¿La realidad?: papel mojado. Después de 40 años de promesas, solo 5 de los 22 países que conforman el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) han cumplido su promesa: Dinamarca, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega y Suecia. ¿Os suena algún país de los que inauguran en esta semana festivales sobre África?
[1] AOD son las siglas de Ayuda Oficial al Desarrollo. Se la conoce también como ‘ayuda externa’. El comité para la Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el desarrollo económico (OCDE) define la AOD como los flujos que las agencias oficiales, incluidos los gobiernos estatales y locales, o sus agencias ejecutivas proporcionan a los países en vías de desarrollo y a las instituciones multilaterales. Además cada una de estas transacciones debe satisfacer los siguientes criterios:
1.- Su principal objetivo a la hora de ser administrada debe ser la promoción del desarrollo económico y el bienestar de los países en vías de desarrollo.
2.- Debe tener carácter concesionario e incluir un elemento de subvención de, al menos, el 25%.
[2] WEEKS, J., “Cuarenta años de ayuda externa (AOD) y de condicionamiento en África”, en Economía política del desarrollo en África, Madrid, 2007, p. 263.
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