El Slum Film Festival: cine para las ciudades invisibles
Autor:Federico Olivieri
La globalización ha generado el aumento de centros urbanos en los que podemos encontrar las dos caras de un sistema cada vez más occidentalizado y dividido por agudas diferencias económicas. En cada región del mundo encontramos áreas urbanas cuyo crecimiento poblacional es exponencial al de su desarrollo económico, explicable naturalmente por las migraciones masivas de colectivos trabajadores que buscan mejorar sus condiciones de vida en los centros productivos o hubs del mundo interconectado de hoy: las ciudades. Son muchos los ejemplos de esta realidad, pero nombres como Nueva York, Bombay, Londres, Shanghái, Tokyo, Sao Paulo, Johannesburgo o Nairobi son de los que ofrecen una ilustración rápida y clara de lo que ha sido este proceso tanto ayer como hoy.
En el denominado “sur global”, sin embargo, esta tendencia toma una nueva dimensión, ya que a la feroz urbanización formal se añade el crecimiento de lo que los tecnicismos definen como “asentamientos informales” o lo que son, realmente, suburbios y barrios chabolistas sin precedentes. En este sentido, no sólo en las formas (de vivir) se perciben las diferencias que, para unos y otros, conlleva el hecho de residir en una ciudad en expansión, sino que incluso en lo conceptual el significado de ser un habitante de esa ciudad X en vías de desarrollo implica una carga de connotaciones opuestas. Unos, por ejemplo, pueden decir residir en áreas residenciales de Lagos, la ciudad que todos pueden imaginar en África por ser una de las capitales del cine made in Nigeria o Nollywood, mientras que otros, por el contrario, viven invisibles en algunos de sus muchos suburbios o slums como Makoko.
Al igual que en otras muchas ciudades africanas, en la capital de Kenia, Nairobi, encontramos esta realidad con todas sus complejidades. Al lado de las áreas y distritos que hacen de esta ciudad cosmopolita el centro financiero e institucional más importante de todo el África del este, siguen creciendo numerosos barrios de chabolas en los que viven, según estimaciones diferentes y a veces contradictorias, no menos de un millón de personas en su totalidad. Además de asentamientos como Kangware, Korogocho o Mitumba, Kibera y Mathare son los nombres de los slums más poblados y conocidos de esta ciudad que, desde su creación durante la colonización británica, no ha parado de aumentar. Sus habitantes viven hoy en chabolas de chapa o edificios improvisados de pocos metros cuadrados, construidos de forma espontánea creando calles tortuosas de tierra rojiza y llenas de residuos que se acumulan a sus márgenes. Cientos de personas entran y salen a diario de estos barrios para ir a trabajar en aquellas otras áreas de “asentamientos formales” de la ciudad, movidos por el deseo humano de mejorar sus condiciones de vida y mudarse a otras áreas más agradables de la capital.
En este contexto de complejas diferencias, la mayoría de los habitantes de estos slums son jóvenes, entre los que abunda naturalmente la creatividad y la originalidad para cambiar el mañana. Entre carpinteros, nuevos emprendedores, jardineros o cocineros, en estos suburbios se concentran también cada vez más artistas y cineastas que, gracias a las tecnologías digitales y el apoyo formativo de organizaciones como Hotsun Foundation o SlumTV, se están dedicando a la creación audiovisual como forma de construir un futuro diferente.
Y es así cómo, en agosto de 2011, nació el Slum Film Festival (SFF), una iniciativa que, desde los propios suburbios, busca crear una plataforma cultural para dar espacio, visibilidad y voz a las creaciones de estos jóvenes realizadores de los slums de Nairobi y, con el tiempo, de otras regiones del mundo. Se trata de un certamen cinematográfico único que, sin querer legitimar la existencia de estos suburbios, busca promover otra forma de mirar e interactuar con estos espacios urbanos desfavorecidos, para así no sólo poder conocer mejor sus verdaderas historias y necesidades, sino para poder también valorar el potencial que sus jóvenes creadores quieren ofrecer al mundo.
Después de dos ediciones cargadas de ilusión y éxitos, entre los próximos días del 2 al 9 de septiembre de 2013, el SFF celebrará su tercera cita en la que volverá a ofrecer una semana entera de proyecciones gratuitas, al aire libre, de filmes hechos por los jóvenes de los slums sobre sus historias en estos suburbios. Con una serie de actuaciones paralelas y espacios formativos (talleres de escritura de guiones, diseño y edición audiovisual, etc.), el festival estará dedicado esta año a “los slums africanos” con una programación fílmica abierta a las creaciones de barrios similares de otras ciudades del continente. De este modo, además de ofrecer entretenimiento y nuevos espacios de auto-representación para sus habitantes, el SFF buscará consolidar ese puente que, a través del cine, pueda dar voz a esos muchos otros artistas demasiadas veces aislados en ese otro lado invisible de las ciudades globales de hoy.
Únete al Slum Film Festival:
A fin de obtener los fondos necesarios para desarrollar la tercera edición del Slum Film Festival, sus organizadores han creado una campaña de recogida de fondos online que estará abierta hasta el próximo 21 de julio de 2013. Toda contribución será de gran ayuda para que este evento cultural pueda seguir creciendo. Apóyales.
Si tienes curiosidad, estos son algunos de los títulos programados en los Slum Film Festival 2011 y 2012:
One Goal, One Hope. (2010) de Jeff Mohammed (Kenia, 13’).
Poa Rowe [River Talk] (2011) de Jeff Mohammed (Kenia, 7’).
Silent Battle (2010) de Josphat Keya (Kenia, 13’27’’).
Bio gas, climate change, trash (2012) de T-S-1 (Kenia, 3’3’’).
Computer (2012) de Peggy Mbiyu (Uganda, 10’47’’).
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[…] Del 10 al 12 de diciembre el colectivo presenta su segundo “Banlieue Film Festival” (BFF), cuya primera la primera edición tuvo lugar en 2013, y a través del cual pretende mostrar al público las películas que se ruedan y producen en Ciné Banlieue y Ciné UCAD en su propio local. El objetivo principal es sencillo: visibilizar el trabajo de M. Boye y de los jóvenes que todos los fines de semana asisten a los talleres cinematográficos en la sede de Ciné Banlieue. Desde una perspectiva realista, se busca organizar algo modesto y adaptado a sus necesidades, pues ni el espacio de proyección es suficiente ni existe un presupuesto para emprender un evento más ambicioso. El programa de este año rinde homenaje a la madrina de la presente edición, la cineasta Khady Sylla, fallecida en 2013, cuya hermana, Mariama Sylla, presentará su película Une simple parole. Además, el festival contará con la participación de Ousmane Hubert Laba Ndao (autor de Dakar Trottoirs), y ofrecerá un programa de talleres formativos de interpretación, luz y sonido. Otra novedad de este año es la presentación de dos cortometrajes galardonados en su festival homólogo en Nairobi, el Slum Film Festival [i]. Este festival fue creado en 2011 en los barrios de chabolas de la capital de Kenia con el mismo objetivo que el Banlieue Film Festival: mostrar el cine hecho en los slums para dar cabida a la narración de historias propias de la periferia. El hermanamiento de estos dos festivales es el inicio de una colaboración que trata de extenderse en el tiempo y crear una sinergia entre jóvenes cineastas de Kenia y Senegal que pueda llegar a contagiar a otros puntos del continente. Al fin y al cabo, el Banlieue Film Festival es una pequeña cita que visibiliza una gran lucha: abrirse camino en el sector cinematográfico en Senegal, país que ha estado a la cabeza en la historia del cine en África con realizadores como Ousmane Sembène (reconocido como el “padre del cine africano”), Djibril Diop Mambéty (primer director vanguardista del continente) o Safi Faye (primera mujer cineasta del África subsahariana). Desgraciadamente, hoy en día el país no sólo no dispone de escuelas de cine dignas de ese nombre, sino que ni siquiera las instituciones senegalesas apoyan este tipo de iniciativas que surgen de manera espontánea y altruista, a pesar de que acaben supliendo un papel que debería pertenecer al estado. Por todo esto, el duro trabajo de M. Boye es tan importante: encarna una especie de superhéroe cinematográfico que lucha sin medios para ofrecer a los jóvenes de su país una mirada distinta, acompañándola de esa capacidad de crítica y observación que demasiadas veces se pasa por alto en toda la educación reglada. Con Ciné UCAD y Ciné Banlieue, M. Boye consigue dar a sus estudiantes voz y herramientas para la expresión, con el objetivo de que lleguen a ser escuchados a través de relatos de sus barrios y vidas, y consiguiendo, de esta manera, abrir la periferia al mundo. [i] https://www.wiriko.org/cine-audiovisuales/festivales-links/el-slum-film-festival-cine-para-las-ciudad… […]
[…] otras propuestas similares en diferentes ciudades del continente y del mundo (como es el caso del Slum Film Festival de Nairobi o el Festival Cine Banlieue de París), nos recuerda la importancia que la producción audiovisual […]
[…] otras propuestas similares en diferentes ciudades del continente y del mundo (como es el caso del Slum Film Festival de Nairobi o el Festival Cine Banlieue de París), nos recuerda la importancia que la producción audiovisual […]
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