La madre coraje del Congo que planta cara a los abusos sexuales
El documental es uno de los géneros que está levantando la piel a la tupida y encriptada República Democrática de Congo (RDC). Un país que se nos pierde en el análisis complejo de las múltiples causas de la inestabilidad en las regiones del Kivu Norte y Kivu Sur; en la crisis de refugiados en Kasai (frontera con Angola); entre los ejércitos rebeldes; en las multinacionales que expanden sus ganancias en sus países de origen mientras que redistribuyen su contaminación y destrucción medioambiental; en una oposición política mermada tras la muerte del líder Etienne Tshisekedi en febrero; en un Estado que aumenta su población bajo un gobierno que ya no tiene legitimidad del pueblo desde diciembre de 2016.
Y aquí es donde se activa la voz del congolés y documentalista Dieudo Hamadi que está quebrando las narrativas unidireccionales y simples con la anciana dosis del cinema verité y del cine de guerilla. Esa búsqueda por historias más humanas, desde la base, con luces y esperanzas, pero también con desafíos y lejos de los despachos burocratizados, es su objetivo principal. Hamadi se propuso encontrar respuestas a algunas de las problemáticas que quedan al margen de la política internacional y local, y desde 2009 no ha parado de aportar matices, de preguntar y también de denunciar. Una perseverancia por encontrar respuestas que lo han convertido en menos de una década, en una de esas figuras de cabeceras de los cines africanos.
La cámara al hombro de Hamadi desestabiliza la mirada preconcebida del espectador que se acerque a algunas de sus obras. El trabajo del realizador de 33 años es pausado, pero con acelerones que noquean. En Congo en cuatro actos (2009) donde se presentaban cuatro bocetos independientes e interconectados del país, dos de ellos tenían su firma: En Ladies in Waiting (2009), y junto a Divita Wa Luasala, exploraba el mundo de la maternidad en el que muchas mujeres no pueden salir del hospital después de dar a luz porque no pueden hacer frente a los gastos de la factura. También y junto al retrato de la sanidad en Zero Tolerance (2009) se adentraba en la vida de una mujer policía que estaba al frente de un batallón contra la violencia sexual en la región de Bukavu; una historia que retomará años más tarde.
En Atalaku (2013) Hamadi se adentra en el negocio de la campaña electoral que vive la República Democrática de Congo en 2011 y refleja cómo un pastor vende sus servicios como animador de calle al mejor candidato postor. En Examen de Estado (2014) el documentalista decide escuchar el futuro de su generación centrándose en el examen de Estado (equivalente al bachillerato), una prueba a la que se someten miles de jóvenes congoleños a los que se les abre o cierran las puertas del futuro cada año superando innumerables dificultades.
Con Mama Colonel (2017) retoma la vida de sacrificio de Honorine Munyole quien protagonizara Zero Tolerance. Un retrato de una Coronel policía que lucha para detener el abuso sexual contra niñas y mujeres. El documental se abre durante la visita de Munyole a un grupo de mujeres locales en la ciudad de Bukavu, una urbe asentada en la frontera con Ruanda. Todas la reciben como una heroína y con razón. La respetada Munyole madre de siete hijos ha dedicado los últimos 15 años de su carrera a luchar por los derechos de las mujeres y niños maltratados en la República Democrática del Congo. Y aunque la violación sigue siendo un problema en la región, la Coronel Honorine ha trabajado incansablemente para llevar a los culpables frente a la justicia y así devolver la dignidad a las víctimas.
Pero las celebraciones se convierten en gritos de desesperación e incluso de cólera cuando Honorine anuncia que la necesitan en otro lugar. “¿Quién cuidará de nuestros hijos ahora?», pregunta una madre indignada. Otra empuja a su hija al frente de la multitud. Silencio. La niña no tiene más de tres años. Su madre explica cómo fue arrojada a través de una ventana y violada por una cuadrilla de hombres. “Mamá Honorine, ¿si te vas, quién nos va a ayudar?”.
Su nuevo destino será Kisangani, una ciudad mucho más grande, la tercera del país. Cuando llega se dará cuenta que el desafío que tiene es desalentador ya que además de los abusos sexuales tendrá que hacer frente a las terribles circunstancias sociales en las que el país permanece atascado años después de su última y letal guerra civil y a los sacrificios a los que se ven sometidos algunos niños a los que les practican la brujería.
La historia de trabajo incansable de Honorine Munyole que ha sabido retratar el realizador Dieudo Hamadi visibiliza la inoperancia del Estado congolés que prefiere olvidar el pasado reciente. Sin embargo, y al mismo tiempo, muestra la actividad de la propia sociedad civil que se organiza para salir adelante. La película de Hamadi muestra cuán profunda es la raíz de la violencia, pero termina con un cañón de luz y esperanza. Cuando la Coronel Honorine instruye a su nueva escuadra les dice: “vamos a cambiar las cosas… vamos a elevar esta ciudad”. Una sensación de fidelidad inquebrantable. El camino es rocoso, sí, pero conducirá al cambio.
Notas:
La película de producción franco-congolesa fue presentada en el Fórum de la Berlinale 2017, ganó el máximo galardón de la competición internacional del 39º festival Cinéma du Réel, y fue presentada en el 14 Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger gracias al cual hemos podido hacer esta reseña y donde la propia protagonista Honorine se llevó el premio a la mejor interpretación –algo insólito ya que no era ficción–, un galardón patrocinado por la Fundación Mujeres por África.
Latest posts by Sebastian Ruiz-Cabrera (see all)
- Sobre maternidades en el cine africano (I) - 24/05/2023
- Lingui: el tabú de abortar en Chad y en clave de cine - 23/02/2022