Cuando cada libro es (al menos) un proyecto de cooperación
Para las y los amantes de la literatura está claro que cualquier libro, es más, que cualquier historia es una fuente de riqueza y puede convertirse en el motor de la transformación social. Como vehículo de cultura y de educación, contar historias tiene el potencial de cambiar la sociedad. Pero la experiencia de la editorial Libros de las Malas Compañías va más allá y está haciendo que cada libro de su colección Serie Negra sea (como mínimo) un proyecto de cooperación.
En la estantería de su colección Serie Negra, la editorial Libros de las Malas Compañías, ha ido colocando recopilaciones de cuentos populares. Aunque desde el sello literario manifiestan la voluntad de recoger la tradición oral de otras comunidades afrodescendientes del mundo, los libros publicados hasta el momento, se centran en los cuentos de diferentes puntos del continente africano y cada una de esas publicaciones está vinculada a un compromiso solidario con la zona de la que han salido las narraciones. “No he recogido los cuentos y he hecho una especie de trabajo de reconstrucción, pero ellos y ellas son las autoras”, así justifica Ana Cristina Herreros, que las publicaciones reviertan en las comunidades. Herreros firma los cuatro volúmenes que hasta ahora contiene esta colección, que han sido ilustrados por Daniel Tornero, también a través de talleres con los niños de las mismas comunidades.
Así ha sido como la editorial, a través de su propia asociación, ha establecido vínculos estrechos con la zona de la Basse Casamance en el sur de Senegal, con los campamentos de refugiados saharauis, con organizaciones de personas albinas en Mozambique o con los pigmeos baka en Camerún. En todos esos lugares, Ana Cristina Herreros han recogido los cuentos que se publican en los libros de la Serie Negra; en todos esos lugares, Daniel Tornero ha hecho talleres de ilustración que han acabado acompañando las narraciones; y a todos esos lugares, la editorial pretende devolver una parte de los recursos generados por su tradición y su sabiduría.
Si cuidadas son las publicaciones de los libros de la Serie Negra (y del resto de colección de Libros de las Malas Compañías), igualmente cuidados son los lazos que se establecen a través de esos proyectos de cooperación. Cada uno de estos viajes de ida y vuelta están diseñados cuidadosamente y tutorizados por sus protagonistas. En Oussouye (Basse Casamance), por ejemplo, El dragón que se comió el sol. Y otros cuentos de la Baja Casamance ayuda a llenar las estanterías de la biblioteca Teba Diatta, anima un club de lectura y financian un curso de alfabetización para las mujeres del pueblo; en los campamentos de refugiados saharauis, Los cuentos del erizo. Y otros cuentos de las mujeres del Sáhara, colabora con el proyecto de biblioteca de Bubisher y está pendiente de determinar a qué proyecto cultural se destinarán el pago de la proporción de derechos de autor que se reconoce al pueblo saharaui; en Mozambique, Los cuentos del conejo. Y otros cuentos de la gente albina de Mozambique, permiten colaborar con organizaciones que centran su actividad en las personas albinas y han ayudado a recoger en Madrid 30 máquinas de coser y trasladarlas a un centro de personas albinas en Matola, un municipio próximo a la capital, Maputo. En Camerún, El libro de la selva de los pigmeos baka, sirve para colaborar en la financiación del proyecto educativo inclusivo que la organización Zerca y Lejos desarrolla en las comunidades de pigmeos baka.
Ana Cristina Herreros destaca, prácticamente, de todas las experiencias de recopilación de cuentos en las que ha participado para elaborar estos volúmenes, la liturgia que rodea a las veladas de narraciones. “En Camerún, en las comunidades de pigmeos baka, en fechas señaladas, de pronto, cuando anochece, vez lucecitas que se van moviendo en la oscuridad, a través de lo que tu crees que es la selva, van llegando poco a poco a un mismo lugar. Entonces entiendes que las luces que veían eran las astillas con el fuego del hogar de cada uno de ellos, que aportan para formar el fuego común, junto al que se relatan las historias. Y de pronto ves todo el simbolismo del fuego, de la luz, de la comunidad… todo, en torno a los cuentos”, comenta la experimentada viajera y narradora. Cada una de esas aproximaciones a las comunidades implicadas han reforzado una de las convicciones de la autora: “Al final, lo que nos une a todos es el gusto por leer”.
Tal vez por eso, porque cada una de esas experiencias ha puesto una nueva piedra el el proyecto, las impulsoras de Libros de las Malas Compañías le han buscado una hermana pequeña a esta Serie Negra. Se trata de la Serie Negra Mini, que extrae algunos de los relatos más atractivos de los volúmenes de la Serie Negra. Yimulimuli y el dragón y otros cuentos maravillosos de Senegal ha inaugurado esta nueva colección, con una selección de los siete cuentos más representativos de El dragón que se comió el sol. Y otros cuentos de la Baja Casamance, en una edición más adecuada para que pueda introducirse en los centros escolares. En este caso, los libros de la Serie Negra Mini se insertan en otro proyecto, Lee con África, que intenta establecer un vínculo a través de las narraciones. Con cada libro de la Serie Negra Mini, otro libro se envía en francés, en este caso a Senegal, para que los destinos de unos y otros se unan a través del gusto por la lectura y se ofrece la oportunidad de establecer una conexión directa entre los dos extremos del hilo literario.
Afortunadamente, las ocurrencias descabelladas de las impulsoras de Libros de las Malas Compañías no se detienen ni en las Serie Negra, ni en las Serie Negra Mini. Además de sus otras publicaciones (sin relación con las literaturas africanas) le han dado una vuelta de tuerca más a las narraciones populares, una completamente insospechadas. El niño que siempre perdía el bastón es un cuento editado en tela. Sí, en tela. Los pantalones tejanos reutilizados son las bases de unas ilustraciones que en realidad son bordados y que cuentan uno de esos cuentos que transmiten enseñanzas.
Y para terminar de rubricar el coraje de Libros de las Malas Compañías, su último proyecto que aún está por materializarse no hace sino certificar su osadía. Han previsto el lanzamiento de la colección Libros del Baobab, destinada a publicar en castellano obras de autores africanos que aún no hayan sido traducidas. Libros de las Malas Compañías propone para esta iniciativa, en la que se han involucrado algunas y algunos grandes conocedores (y amantes) de las literaturas africanas como Alejando de los Santos, la propia Ana Cristina Herreros, Chema Caballero y Sonia Fernández, una fórmula de colaboración particular y promueven un sistema de suscripción. Un abono anual incluye las dos publicaciones que se harán durante el ejercicio. Las dos primeras durante 2021 está previsto que sean Estoy solo (traducido por Alejandro de los Santos), del escritor mauritano Beyrouk, y Camarada Papá (traducido por Pedro Suárez Martín y Ángeles Jurado Quintana), del marfileño Armand Gauz.
A lo largo de esta entrada aparecen como enlaces la mayor parte de las páginas del portal de Libros de las Malas Compañías, pero es que en ellas, además de la información sobre las publicaciones encontraréis audios con algunos de los cuentos narrados en diferentes lenguas y vídeos, una auténtica colección de joyas.
Hola a todos me encanta mucho esta cooperación. Asi que saludos cordiales
Muchas gracias por seguirnos Oumar! ;)
Buenos días:
Me llegó vuestra página por una amiga en España.
Soy de América Latina ( Uruguay)
dónde la emigración y inmigración también nos afecta.
No entendí , si además de colaborar como explican existe la opción de que se pueda enviar un cuento escrito aquí.
Muchas gracias
Saludos cordiales
Laura Ribeiro
Buenas Laura. En todo caso puedes escribir directamente a la editorial y comentarles a ellos. Este artículo de nuestro redactor Carlos Bajo solo hace difusión del libro en cuestión. Espero que esto haya aclarado tus dudas. Muchas gracias por seguirnos!