Escaparate literario desde Costa de Marfil
Los premios y concursos son siempre un sistema controvertido cuando se aplica a la literatura, y son habituales las críticas desde las más variadas perspectivas, desde la falta de legitimidad de los convocantes hasta la arbitrariedad de los criterios o las intenciones mercantilistas (más que artísticas o culturales) que se pueden esconder detrás de algunos de ellos. El hecho es que todas estas condiciones se cumplen en África e, incluso, en ocasiones se suman algunas más relacionadas, por ejemplo, con enfoques neocoloniales o, incluso, de explotación (por hacer un paralelismo) de recursos, pero en este caso humanos.
En todo caso, hay un elemento que en un premio siempre se coloca en la columna de las ventajas y es la cuestión de la visibilidad. En el mejor de los casos, un concurso hace que emerjan libros o autores que estaban más o menos sumergidos. En este caso, el Prix Ivoire pour la Littérature Africaine d’Expression Francophone, tiene de alguna manera, esa virtud de escaparate, más allá de los dos millones de francos CFA de los que está dotado (algo así como unos 3.000 euros). Al margen del resultado final, es decir, del fallo del jurado, del único autor que podrá poner en su curriculum que se ha alzado con este galardón en una edición concreta, el premio que ha llegado este año a su sexta convocatoria, nos llama la atención sobre una serie de nombres. Algunos de estos autores tendrán después una trayectoria más larga y, en todo caso, se asoman a un púlpito nada despreciable.
El Prix Ivoire no tiene vocación de descubrir autores absolutamente desconocidos, teniendo en cuenta que premia libros que ya han sido publicados. Pero desde aquí, desde Europa, ésta es una buena excusa para asomarnos a la habitualmente poco accesible literatura africana. Según señalan los propios impulsores del certamen, la asociación marfileña Akwaba Culture, a modo de objetivo, se trata de “un premio africano de literatura destinado a recompensar a un autor africano por una de sus obras”.
En pleno mes de agosto, se hizo pública la lista de los finalistas del premio que debería fallarse el próximo noviembre. Pero es precisamente, este paso, el de la exposición de los primeros preseleccionados, el que cumple fundamentalmente esa labor de escaparate. Evidentemente, el premio es una iniciativa marfileña pero con una vocación panafricana (del África francófona, eso sí) impulsado por la asociación Akwaba Culture y apoyado por el Ministerio de Cultura y de la Francofonía de Costa de Marfil, la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), la Embajada de Francia en Abidjan, el grupo Librairie de France y Orange – Costa de Marfil.
La lista de estos preseleccionados nos descubre un grupo de autores africanos procedentes de cinco países, entre los que se encuentran algunos desconocidos para nosotros y otros que ya han tenido su momento de gloria, o que al menos han tenido una cierta proyección, como es el caso del gabonés Janis Otsiemi, del que ya hemos hablado en esta sección. Simplemente a modo de llamada de atención, el resto de los preseleccionados son los marfileños Josette Abondio y Flore Hazoumé, el guineano Mamadou Aliou Bah, los cameruneses Hemley Boum y Marcel Nouago Njeukam y la marroquí Badia Hadj Nasser. Vale la pena seguir la pista de todos ellos.
Por lo que se refiere a la trayectoria del premio y para seguir llamando la atención sobre autores africanos que no han terminado convirtiéndose en “superestrellas” del panorama literario europeo, pero que merecen atención, el primero de los ganadores (en 2008) fue el senegalés Racine Kane; le siguió el marfileño Tiburce Koffi; en 2010, el galardón fue para la camerunesa Elisabeth Ewombè-Moundo; en 2011 fue premiada la única obra de no ficción de este palmarés, se trató de una biografía de Félix Houphouët-Boigny, concretamente los dos últimos de los tres volúmenes de esta obra de Frédéric Grah Mel; y por último, la última laureada (en 2012) ha sido la senegalesa Mariama N’doye.
Los propios organizadores del premio reconocen que se trata de una buena manera de darse publicidad para los autores y de conseguir visibilidad, gracias a la colaboración con numerosos medios de comunicación y, aunque no lo reconozcan explícitamente, gracias al prestigio que se ha ido construyendo esta convocatoria. Una parte de este prestigio viene dada por el hecho de que el acto de la entrega se convierte en una gran fiesta de la literatura africana francófona. Por el palco de los autores invitados han pasado nombres como Aminata Sow Fall, Djibril Tamsir Niane, Cheikh Amadou Kane, Boubacar Boris Diop, Henri Lopes o Alain Mabanckou, por citar sólo algunos de ellos. En la fiesta que se celebrará en noviembre, este honor recaerá en la ruandesa Scholastique Mukasonga y el guineano Tierno Monénembo.