Feminismo, feminidad y naturalidad
es, posiblemente, la escritora contemporánea con más proyección internacional. Es un estatus difícil de cuantificar, pero los resultados de ventas de sus libros, la trascendencia de sus apariciones y, sobre todo, el hecho de que su nombre resulte familiar cada vez a más personas, avalan esta situación. No hay duda de que sus novelas, desde La flor púrpura, hasta la más reciente Americanah, le han hecho un hueco a Adichie en el panorama editorial universal. Sin embargo, lo que ha permitido que su nombre resuene entre el gran público ha sido un discurso, una conferencia o, más bien, un relato oral. El archiconocido “El peligro de la historia única”.
Después de esa intervención convertida en video viral, que sólo en la página oficial de las conferencias TED tiene casi diez millones de reproducciones, Chimamanda Ngozi Adichie volvió a subirse al escenario de TEDxEuston en 2012. En ese momento, su conferencia sobre los estereotipos africanos estaba en pleno apogeo y quizá por eso, esa segunda ponencia tuvo menos repercusión. Por eso, y por el tema del que trata esta exposición. El título lo dice todo: “Todos deberíamos ser feministas”. Y en el propio discurso la escritora nigeriana lo deja muy claro. “No es fácil tener conversaciones sobre género. Ponen incómoda a la gente y a veces la irritan. Tanto hombres como mujeres se resisten a hablar de género, o bien tienen tendencia a restar importancia rápidamente a los problemas de género. Porque siempre incomoda pensar en cambiar el estado de las cosas”, escribe la autora. Ahora esa conferencia, ese relato oral ha sido transcrito, traducido y publicado como un diminuto y delicioso libro por Penguin Random House Grupo Editorial.
Tanto “El peligro de la historia única” como este “Todos deberíamos ser feministas ha demostrado la capacidad oratoria de la escritora, lo que la convierte, en realidad, en el perfil completo del autor de la tradición de la que procede. Las habilidades narrativas de Adichie no se limitan a sus novelas, aunque sí que son el espacio en el que más se despliegan.
En el relato que leemos en Todos deberíamos ser feministas, la escritora dibuja un retablo de situaciones que demuestran la desigualdad a la que hacen frente las mujeres sólo por su condición de ser mujeres. “De forma que, en un sentido literal los hombres gobiernan el mundo”, dice la escritora. Y a través de experiencias propias de las referencias a diálogos, de las experiencias propias, de la amiga que se sacrificó por salvaguardar su matrimonio, o de aquella vez en la que fue interrogada en un hotel de lujo “porque es impensable que una mujer nigeriana pueda ser una clienta que paga su habitación”, o muchas otras escenas que configuran el mundo en el que “la situación actual en materia de género es muy injusta”.
Una de las afirmaciones que más ha calado de este relato es aquella en la que la autora se define como “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma, no para los hombres”, para matizar todas las connotaciones negativas de “feminismo”. “Odias a los hombre, odias los sujetadores, odias la cultura africana, crees que las mujeres deberían mandar siempre, no llevas maquillaje, no te depilas, siempre estas enfadada, no tienes sentido del humor y no usas desodorante” parece decir, según Adichie, la autoafirmación del feminismo. Por ese motivo, ella reclama el significado de la palabra, sin connotaciones, sin sobreentendidos. Un feminismo sin complejos que incluye la naturalidad incuestionable de que hombre y mujeres deberían tener los mismos derechos y las particularidades que cada uno quiera añadir a su forma de entender los géneros. “El problema del género es que prescribe cómo tenemos que ser, en vez de reconocer cómo somos realmente”, advierte la escritora. Y por eso, ella misma se pone a la cabeza del cambio. “Estoy intentando desaprender muchas lecciones de género que interioricé al crecer”, confiesa, para luego asegurar: “He decidido no volver a avergonzarme de mi feminidad. Y quiero que me respeten siendo tan femenina como soy”.
Y es que las historias que va apuntando Chimamanda en su relato describen un rasgo común de la actual educación de género: el hecho de que constriñe a las niñas, pero también a los niños. “Definimos la masculinidad de una forma muy estrecha. La masculinidad es una jaula muy pequeña y dura en la que metemos a los niños”, afirma la escritora nigeriana. En su reclamación de un cambio, la escritora no busca culpables. Si la respuesta de algunos es “la mujer están subordinadas a los hombres porque es nuestra cultura”, ella recuerda que “la cultura nunca para de cambiar”. Porque con su habitual capacidad para romper tópicos, muchas de las experiencias que menciona Chimamanda tienen como protagonistas a mujeres norteamericanas. “El género importa en el mundo entero”, avanza la escritora, “y hoy me gustaría pedir que empecemos a pensar un plan para un mundo distinto. Un mundo más justo. Un mundo de hombres y mujeres más felices y honestos consigo mismos”.
Chimamanda Ngozi Adichie ha cimentado un cambio de la imagen de África en un público que ni siquiera se había planteado que tuviese estereotipos sobre el continente. Quizá con Todos deberíamos ser feministas empiece a hacerse cuestionar esta realidad a aquellos que ni siquiera se habían planteado la discriminación.
Trackbacks y pingbacks
[…] los tiempos en los que otra autora nigeriana, Chimamanda Ngozi Adichie, se abre paso con un discurso refrescante sobre un feminismo alegre, no se puede olvidar a esa otra madrina que se atrevió a romper algunos límites, precisamente, […]
[…] editorial internacional, más allá de etiquetas geográficas. Su posicionamiento, por ejemplo, en el ámbito del feminismo es no sólo claro, sino además esclarecedor. Su reivindicación de la diversidad cultural y su […]
[…] firmes apuestas por las autoras de origen africano (que sigue la estela de las últimas publicaciones del ya valor seguro de Chimamanda Ngozi Adichie) de las grandes editoriales nos lleva a pensar que, al menos, las literaturas del continente […]
[…] una charla suya, que en su día fue un vídeo de gran éxito, Todos deberíamos ser feministas, ( https://www.wiriko.org/letras-africanas/feminismo-feminidad-y-naturalidad/ ), se ha visto trasladada al papel. Con al menos dos obras traducidas también se encuentran […]
Los comentarios están desactivados.