Hablan los padres de las independencias africanas
“La lucha de liberación, que es la expresión más compleja de la vigencia cultural del pueblo, de su identidad y su dignidad, enriquece la cultura y le abre nuevas perspectivas de desarrollo. Las manifestaciones culturales adquieren un contenido nuevo y nuevas formas de expresión. Se convierten así en un instrumento poderoso de información y de formación política, no solamente en la lucha por la independencia, sino también en la gran batalla por el progreso”.
Esa es una de las conclusiones a las que llega Amilcar Cabral, líder de la lucha de liberación de Guinea-Bissau y referente del movimiento nacionalista de la esfera lusófona africana, en relación con “El papel de la cultura en la lucha por la independencia”. El erudito e historiador burkinés Joseph Ki-Zerbó, recogió ese testigo de Cabral e intentó entender y explicar cómo se articulaba la cultura, más allá de la independencia política, en ese objetivo más amplio al que el bisauguineano había llamado “la gran batalla por el progreso”:
“Este es el dilema para la mayoría de los países No-alineados: para consolidar su identidad cultural, se necesita una base económica. Pero, para crear una base económica que no desestructure la sociedad, se necesita una cierta estrategia cultural que corresponde trazar a los No-alineados”.
Los escritos de Ki-Zerbo y los de Cabral son dos de los que se recogen en la colección Pensamiento Africano de la editorial Wanafrica, un esfuerzo por acercar las reflexiones de algunos de los personajes más importantes de las últimas décadas en el continente. Saiba Bayo, uno de los responsables de esta colección, explicaba en una entrevista a Wiriko: “La mirada de Occidente sobre África se realiza todavía desde el prisma del colonialismo. Esto era algo frustrante para nosotros pero no podemos seguir gritando y quejándonos. Había que hacer algo y teníamos que pensar en una estrategia radical y potente para no caer en el ridículo”. Una parte de esa estrategia es la divulgación de esos pensamientos de figuras destacables africanas del discurso político y social.
La colección se presenta en una caja que alberga selecciones de textos de diferentes pensadores, la mayor parte de ellos relacionados con las luchas de liberación y, de manera, más genérica con los discursos de emancipación africanos. En esos volúmenes se encuentran las palabras del marroquí Mehdi Ben Barka, del martiniqués Frantz Fanon, del tanzano Julyus Nyerere, del bisauguineano Amílcar Cabral, del congoleño Patrice Lumumba, del ghanés Kwame Nkrumah o de los burkineses Joseph Ki-Zerbo y Thomas Sankara. Según los casos, los editores han escogido textos salidos de los discursos más famosos de estos líderes, fragmentos de sus obras de reflexión, artículos destacados o entrevistas en las que reflejaron sus pensamientos.
“No podemos dejar que nos dividan y nos desorganicen. El hecho de que hable inglés no me hace inglés. Del mismo modo, que el hecho de que algunos de entre nosotros hablen francés o portugués no los hace franceses o portugueses. Nosotros somos africanos y nada más que africanos y solo podemos perseguir nuestro interés uniéndonos en el marco de una comunidad africana que no la Commonwealth ni la Comunidad Francoafricana pueden reemplazar”.
Es uno de los fragmentos que Kwame Nkrumah pronunció en la conferencia internacional de los estados independientes de África, celebrada en Addis Abeba en mayo de 1963. Y es que el futuro de los Estados africanos, las relaciones entre ellos y la situación en la que debían quedar los vínculos con los antiguos colonizadores son algunas de las constantes de estas propuestas filosóficas e ideológicas.
En todo caso, los opúsculos de estos padres del pensamientos contemporáneo africano van desgranando temas diversos además del todo lo que tiene que ver con panafricanismo y movimiento de los No-alineados o los pilares de las independencias. Esos discursos comparten una inequívoca voluntad inspiradora y de autoafirmación, como se hace evidente en el conocido como “Mensaje a la juventud africana” atribuido a Joseph Ki-Zerbó, en el que arenga a los jóvenes de la siguiente manera:
“Invocar el pasado solo, el pasado simple, no demuestra nada para el presente ni el futuro, mientras que convocar un presente mediocre o calamitoso como testigo de cargo contra nosotros, puede cuestionar nuestro pasado y poner en duda nuestro futuro.
Por eso, cada africana, cada africano, debe ser aquí y ahora un valor añadido.
Cada generación tiene pirámides que construir”.
La voluntad de proyectar hacia el futuro estas ideas también es una constante de la colección y buena muestra es el fragmento del discurso que Nyerere pronunció en 1997 en Accra, pero que hablaba sobre “La Unidad africana del siglo XXI” y en el que aseguraba como colofón:
“La unidad no nos va a hacer ricos, pero hará más difícil el desprecio y la humillación de África y de su gente. Y, en consecuencia, va a incrementar la efectividad de las decisiones que tomemos e intentemos poner en marcha para nuestro desarrollo. Mi generación ha llevado a África a la libertad política. La actual generación de líderes y pueblos de África debe tomar la antorcha vacilante de la libertad, reavivar su llama y llevarla hacia adelante con su entusiasmo y su determinación”.