Jalada Mobile y la importancia del libro para el desarrollo
El pasado mes de marzo una caravana partió desde Nairobi con la misión de celebrar la diversidad cultural del este de África. Jalada Mobile Literary and Arts Festival fue un festival itinerante que recorrió cinco países (Kenia, Uganda, Ruanda, Tanzania y la República Democrática del Congo) y puso en marcha la futura conquista del espacio creativo africano. El equipo de Jalada, un colectivo panafricano de escritores, estaba detrás de esta idea cuya misión fue la de fomentar “una polinización cultural entre organizaciones, grupos y creadores en la región para llegar a nuevas audiencias”, como explicó Richard Odour Oduku durante la pasada edición del festival literario londinense Africa Writes.
Tras el lanzamiento de Translation Issue: Volume 1, Jalada quiso ahondar en la multiplicidad de las culturas africanas y promocionar la creatividad en un movimiento basado en la colaboración. “Jalada Mobile no podía ser algo realizado exclusivamente por nosotros ya que traicionaría el motivo por el que lo hicimos. Si celebramos la diversidad cultural de una región hay que incluir a las comunidades y olvidarse de las individualidades. Cuanto más gente se reúna, mejor”, dice el coordinador del festival, Richard Odour Oduku, a Wiriko.
En cada una de las doce paradas, el equipo buscó contactos con instituciones culturales locales para estudiar cómo sacar adelante un sector que apenas cuenta con ayudas públicas. Uno de los eventos más exitosos y que también se explicó durante el Africa Writes fue la colaboración con Huza Press en Kigali. En la capital de Ruanda se organizó un taller poético para refugiados burundeses y cuyo resultado verá la luz en forma de antología el próximo octubre en Jalada con el nombre de Mi Canción por Burundi.
La consolidación de estos vínculos creativos en el este de África no sólo incluye las grandes ciudades. La productora del festival, Wanjeri Gakuru, también se une a la conversación para resaltar que la caravana se centró en las zonas rurales y visitas a escuelas para otorgar a los más jóvenes “un espacio en el que puedan expresarse”. “No hemos ido a imponer una idea, simplemente a sugerirla e intentar prender su imaginación. No es que tengan que convertirse en escritores pero debe saber que hay una posibilidad para que puedan ser artistas, para que creen y que entiendan la producción creativa en sus propias lenguas”, dice Gakuru.
Para Jalada Mobile, la concienciación de la diversidad cultural del continente africano tiene al libro como pieza clave en su aspiración al desarrollo. Quizás suene romántico e incluso utópico pero tanto Oduku como Gakuru desgranan cómo un libro es “una visión del mundo que nos modela”.
La literatura es una manera de crear conocimiento y una herramienta para hacer que los jóvenes tomen conciencia de su creatividad. La lógica parece clara: dar acceso al conocimiento, los libros, lleva a los lectores a querer compartir sus experiencias. Esto genera directamente un incentivo para fomentar la creatividad que va ligado a un incremento de la tolerancia. Pero muy pocas instituciones gubernamentales del continente están apostando por la creación de conocimiento como reconoce Richard Odour Oduku. Por ello, son los colectivos como Jalada los que emprenden proyectos colaborativos para reclamar el espacio creativo de manera persistente.
Jalada Mobile es fruto de esa manera de trabajar conjuntamente y reclamar la escena cultural del este de África. “Quizás la mayor responsabilidad de un escritor sea la de aportar libros para que el deseo de leer se expanda. Que la gente lo pueda pagar o no es otra discusión pero el acceso a los libros es la única forma de nutrir este ecosistema. Un libro es el inicio de una conversación y si como Jalada hacemos que la gente se enganche a la lectura, hemos conseguido nuestro objetivo”, explica Oduku.
El festival itinerante sembró la semilla en muchos jóvenes que vieron cómo la caravana llegó a sus colegios para animar a la gente a leer. Pero “no nos planteamos que todo el mundo sea escritor sino hacer que los adolescentes piensen”, reflexiona Gakuru. “Hay que hacer que se conviertan en lectores”, apunta Oduku. Y continua: “Los libros hacen que la vida valga la pena. Es en la literatura donde se encuentra lo que otros experimentan y aquellos que tienen acceso a ella pueden manejar mejor su existencia. Al fin y al cabo lo que llamamos vida son retazos de otras que hemos tomado prestadas a partir de los libros».