Koulibaly: el África de las mil y una capas
Muchos investigadores defienden que en la sociedad africana conviven diferentes capas que se superponen y entre las que los africanos se mueven con soltura. Esta afirmación significa que las nuevas estructuras (políticas, religiosas y sociales, en general) ni se han fundido a las anteriormente existentes en el continente, ni las han sustituido, sino que se han sumado. La novela Y sin embargo, ella lloraba de Isaïe Biton Koulibaly es una buena muestra de este sistema extremadamente complejo, pero que los africanos manejan con una naturalidad que en Occidente nos cuesta entender.
El escritor marfileño, Isaïe Biton Koulibaly, probablemente uno de los más conocidos del país, uno de los más populares y uno de los más prolíficos, escribió en 2005 Y sin embargo, ella lloraba, que en 2008 ganó el premio Yambo Ouelogueum. La traducción al castellano de esta novela ha sido la obra inaugural de una nueva editorial que en 2013 arrancaba sus actividades. La editorial Assata, liderada por Yolanda López, se ha presentado como una nueva iniciativa destinada a editar en español a autores africanos.
Bob Williams es el protagonista de Y sin embargo, ella lloraba, un cura procedente de la clase dirigente, acostumbrado a las comodidades, a que el problema no sea un problema y a una formación en el extranjero, incluso, en su formación religiosa. Williams recibe como primer destino una parroquia popular y populosa en la que comienza a desplegar su particular visión de la caridad y de la evangelización. En este contexto, el cura comienza a enfrentarse a las acciones de las malas lenguas, a las envidias, a lo que él considera desagradecimiento e impiedad. A la realidad. Y el propio padre Bob, con una mentalidad occidentalizada, se pone frente a frente a la particular interpretación del cristianismo de sus fieles. Aferrado a la institución de la Iglesia, Williams tiene verdaderos problemas para aceptar estas “desviaciones” de la doctrina establecida, desde la poligamia y las relaciones de pareja, hasta las creencias tradicionales. Así, el cura inicia una cruzada contra la “brujería” hasta el punto de que se presenta como un hombre con especial olfato para detectar a sus autores. Del mismo modo, se empeña en el planteamiento de la pareja “hasta que la muerte nos separe” y se choca de frente con una concepción especial de la fidelidad o, más bien de la infidelidad.
Este ejemplo de la superposición de la doctrina de la iglesia católica, con las creencias tradicionales o de la estructura de familia normativa, con las concepciones más abiertas de las relaciones personales, son sólo un ejemplo. Las multiplicidades se repiten a lo largo del relato en otros ámbitos como el económico, el esquema de las grandes empresas y los sistemas bancarios, convive con la falta de costumbre del ahorro. Williams se presenta durante toda la historia como un auténtico cruzado, contra la brujería, contra la infidelidad, a favor de la lectura y la educación formal, o en pro del ahorro. Lo que se repite, ante estos retos, es siempre un resultado bastante frustrante.
Isaïe Biton Koulibaly refleja en Y sin embargo, ella lloraba una sociedad urbana en la que se mezcla una cierta desestructuración social con muestras de una envidiable capacidad de entrega a los otros, no siempre por parte del protagonista. A menudo, durante el relato, el William aparece como un personaje completamente fuera de lugar. El lector puede tener la sensación de que algo en el relato no funciona cuando tiene la sensación de que el propio protagonista no está entendiendo la situación. Puede incluso, llegar a experimentar cierto enfado, cuando el propio Williams aparece como un individuo empecinado en conductas y actitudes que no encajan con el desarrollo de los hechos. Sin embargo, con el desarrollo de la historia uno llega a entender que es así como Williams es realmente, un individuo fuera de lugar, empeñado en que la realidad encaje con sus propias convicciones, más allá de que los acontecimientos le pongan delante lo contrario.
Otro de los elementos que atraviesa la historia son las relaciones personales, las relaciones entre hombres y mujeres, como deja entrever el propio título de la novela. A pesar de los esfuerzos de aproximación del protagonista, las posturas masculinas y femeninas parecen irreconciliables, precisamente por una cuestión de incomprensión. No en vano, Koulibaly ha sido considerado en muchas ocasiones como un escritor para mujeres, seguramente porque se empeña en intentar entender al género femenino, o más bien, porque pone de manifiesto las contradicciones y la falta de comprensión por parte de los hombres.