La industria editorial africana intenta velar por las culturas nacionales
Que la feria del libro más antigua de África se preocupe de la producción literaria en lenguas nacionales no es una casualidad. Desde el 28 de julio y hasta el 2 de agosto se celebró en Harare, Zimbabue, la que se presenta como la feria del libro con más trayectoria del continente, la Zimbabwe International Book Fair (ZIBF) que precisamente en esta edición tuvo como hilo conductor las “Lenguas autóctonas, literatura, arte y sistemas de conocimiento africanos”. El responsable de la ZIBF, Musa Zimunya justifica esta orientación porque “en los últimos tiempos, hay un gran debate en torno a la explotación de las herencias africanas por parte de los turistas y empresarios extranjeros sin beneficiar a las comunidades africanas que las ‘poseen’”.
Zimunya es uno de los escritores zimbabuenses más reconocidos internacionalmente y es el responsable de la ZIBFA, la asociación que se encarga de esta feria. Una de las particularidades de esta cita es, precisamente, la composición de esta entidad gestora del encuentro. Está formada por la asociación de editores del país (ZBPA), la de libreros (BAZ), la de bibliotecarios (LAZ), varias asociaciones de escritores (ZANA, ZWW, ZWA y ZIWU) y la organización que gestiona los derechos reprográficos (ZimCopy), es decir, prácticamente todas las partes implicadas en la industria editorial. Esto hace que durante la feria haya espacio para hablar de literatura, pero también sobre las últimas tendencias del sector, que se traten igualmente temas de escritura creativa como de edición digital.
El escritor zimbabuense y responsable de ZIBFA justifica la preocupación de la organización de la feria explicando que “al igual que las culturas humanas en todo el mundo, las culturas africanas tienen una dimensión tangible y otra intangible” y que “las sociedades humanas se han visto obligados a ‘preservar’ los aspectos de sus culturas que reflejan valores relacionados con la cohesión social y el orden moral”. Pero la preocupación va más allá de la literatura, según Zimunya, ya que “la cultura encierra también aspectos que afectan a los medios de vida de las sociedades, como aquellos que se relacionan con la agricultura o los negocios”.
Después de treinta años (desde 1983) la valorización de las culturas propias y de los sistemas de conocimiento africanos son un pilar fundamental de la ZIBF. En palabras de Musa Zimunya: “Las culturas ofrecen una base fundamental sobre la que descansa el desarrollo de toda la humanidad. Por otro, hay gran cantidad de recursos en esas culturas (la música, la literatura, el arte, la danza, la escultura, los monumentos, el patrimonio natural, etc.) que tienen un enorme potencial para generar ingresos tanto para los individuos como para las comunidades y las naciones. Las industrias creativas se basan precisamente en este enfoque”.
Como se puede ver la visión de protección de la cultura propia y las tradiciones no es sólo una mirada hacia el pasado, sino que la ZIBF mira también al futuro. De hecho, en su programa, incluía actividades, sobre todo, orientadas a los más jóvenes y relacionadas con la producción digital, un aspecto que se discutió también en los foros de profesionales de la edición. Zimunya explica: “Las tradiciones africanas han servido a las sociedades durante siglos. Sin embargo, también es cierto que la modernidad ha traído nuevas tecnologías y culturas que han entrado en contacto con las citadas tradiciones africanas, tanto para bien como para mal. Pero esto no es un dilema exclusivamente africano. Lo que sí es cierto, es que les corresponde a los pueblos africanos conservar los valores positivos de su pasado que construyen su identidad y dignidad mientras abrazan nuevos valores que no disminuyan su autoestima”.
Además del ZIBF, la asociación que impulsa esta cita organiza durante el año otras ferias locales en regiones como Matebeleland, Masvingo o Manicaland. En todos esos casos, la voluntad es acercar a los habitantes de estos lugares alejados de la capital la realidad de la industria editorial. Para ello, y siguiendo con el espíritu de la ZIBFA se apoyan en los actores locales, tanto en lo que se refiere a editores, como a escritores o a expertos. El responsable de la asociación tiene muy claro que eso permite un acercamiento más sencillo, pero además parte del principio de que una persona que “no está orgullosa de su cultura es un peligro para sí mismo y para la comunidad”.
Por otro lado, Zimunya se queja de los falsos expertos extranjeros y de los renegados locales. “Hay ‘extranjeros’ se hacen pasar por ‘expertos’ en las culturas africanas, aunque en la práctica muy pocos son capaces de describirlas y explicarlas fielmente, sin la interferencia de sus propias culturas. A pesar de eso se imponen a los ‘expertos’ africanos. Sin embargo, el mayor peligro para los africanos son los propios africanos que se presentan como aficionados de la cultura occidental y que consideran que el desarraigo de África es la panacea para todos los males de África”, se lamenta el escritor zimbabuense.
Así, durante treinta años, la ZIBF ha mantenido un complejo equilibrio, entre lo local y lo global, entre los actores del mundo editorial, entre la tradición y la modernidad, entre la protección y la apertura. Se trata de un equilibrio que, a pesar de la dificultad no se interpreta como un drama, sino como una fuente de riqueza. Todo ello, porque los objetivos es encomiable: seguir alimentando el gusto por la literatura y edificar el futuro sobre la base de la cultura propia.