La Kenia de polvo y silencios de Yvonne Adhiambo Owuor
Como ocurre en otra muchas ocasiones el Caine Prize alzó su nombre a los titulares y le abrió numerosas puertas, se trata de la escritora keniana Yvonne Adhiambo Owour. Sin embargo, lo más sorprendente es que no se puede considerar que Owuor haya aprovechado el tirón del galardón. Se lo ha tomado con calma. Recibió el reconocimiento en 2003, pero no ha publicado su primera novela hasta once años después.
A principios de 2014, la escritora keniana sorprendió con el lanzamiento de Dust (“Polvo”), e inmediatamente los principales medios internacionales empezaron a considerarla una de las voces contemporáneas de la literatura keniana. Dust ha enamorado a los críticos de medio mundo con un estilo aparentemente anárquico, pero que termina siendo revelador.
Dust es un arriesgado ejercicio, con un enfoque igualmente osado. El punto de partida es la violencia postelectoral de 2007 y el desarrollo conduce a través de la trayectoria de inestabilidad, revueltas y violencia del país, desde los levantamientos mau-mau hasta las purgas de finales de los setenta. Pero el recorrido histórico no es, ni mucho menos, el elemento fundamental, el relato es sobre todo humano, casi íntimo y, al mismo tiempo un análisis social.
Ajany es el personaje central de esta novela, se trata de una artista keniana instalada en Brasil que regresa al país para enterrar a su hermano Odidi, asesinado durante los enfrentamientos que siguieron a la confusión postelectoral de 2007. Las preguntas y la búsqueda suceden naturalmente al dolor, como una manera de encontrar la explicación del drama. Sin embargo, las pesquisas de Ajany ponen al descubierto los episodios de una historia familiar que habían sido enterrados, silenciados, pero no olvidados.
De manera simbólica en la novela se puede leer que los idiomas oficiales de Kenia son “el inglés, el kikuyu y el silencio”, unos silencios que han construído el precario equilibrio del país. Aunque no es una reflexión política, Dust, consigue entrelazar esta trayectoria con la influencia que ejerce en las vidas de los protagonistas y pone de manifiesto con ese deber de silencio ha impactado en las vidas cotidianas de las familias kenianas. En una entrevista al magacín Guernica, Owuor confesaba: “Supongo que estaba buscando una familia que fuese un microcosmos de la disfunción de la familia nacional”. De la misma manera y, a pesar de que la novela se mueve en el ámbito de esa búsqueda de respuestas desesperada, Owuor considera que se trata de una búsqueda de resurrección, de reconstrucción y que, por ello, es una obra “inpenitentemente” optimista.
La historia de Ajany se entrelaza con la de Hugh, un británico que busca en el país africano las huellas de su padre, miembro de la administrador colonial. De esta manera, Owuor mezcla la vida y la muerte, la política y la familia, la pasión, el amor y la búsqueda existencial.
La emergencia de Yvonne Adhiambo Owuor como narradora resultó sorprendente en 2003, cuando ganó el Caine Prize con el relato “Weight of Whispers”, que había sido publicado en la editorial independiente keniana Kwani?. Durante once años, la autora ha seguido publicando algunos relatos cortos, pero la publicación de Dust, primero en Kwani? y después en editoriales estadounidenses y británicas, ha resultado todavía más impactante. Ha conseguido el favor de los críticos de grandes medios desde el New York Times hasta el Washington Post. Se ha valorado un estilo narrativo casi caótico que se mueve por la historia sin seguir un recorrido lineal y que exige una atención extrema por parte del lector, que ha llevado a Taiye Selasi en el diario neoyorquino a advertir a los “lectores perezosos”.
De la misma manera se ha elogiado la capacidad para crear imágenes con el lenguaje y para transmitir a través de la descripción (pero no sólo en el significado de las palabras, sino también en el ritmo) el paisaje y el clima árido y abrupto en el que se desarrolla la historia.
Otros, sin embargo, han criticado este estilo. Para los críticos de NPR Books, la autora se para demasiado en describir los sueños y las preocupaciones, incluso, de personajes secundarios y con apariciones anecdóticas. Para los de Think Africa Press, la intención de introducir los cinco sentidos en las descripciones, la prosa poética de Owuor y la voluntad de explorar el interior, las motivaciones de los personajes, acaban entorpeciendo la propia narración.
En todo caso, y más allá de algunas preferencias personales, Yvonne Adhiambo Owuor tiene varios méritos. En primer lugar, haber construido un estilo y una voz muy personal; en segundo lugar, producir una historia tremendamente trabajada, tanto en lo temático como en lo estilístico; por otro lado, abordar un tema tan espinoso como el efecto de los silencios que permiten avanzar pero no garantizan la tranquilidad y hacerlo con un enfoque valiente; y, por último, haber llamado la atención de la prensa internacional sobre una autora africana.
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