Después de la epidemia, también saldrá el sol, nos lo recuerda Ngũgĩ wa Thiong’o
De nuevo, Ngũgĩ wa Thiong’o. De nuevo, el autor keniano. De nuevo, el sentido común de la sabiduría. De nuevo, la poesía. Y de nuevo, una mano honesta para sostener un mundo que se tambalea. Gũtirĩ ũtukũ ũtakĩa, esa es la lección definitiva en gĩkũyũ:
No hay noche tan oscura
que no acabe al alba
El escritor keniano ha querido compartir unos versos de esperanza en medio de la crisis. De hecho, desde su enfoque no se trata de un intento de generar esperanza, sino de un recordatorio de la realidad. El autor ha retomado una idea que ya expresa en La casa del intérprete “incluso la noche más oscura acaba con el amanecer”.
Sin embargo, a pesar de su mensaje positivo Ngũgĩ wa Thiong’o dista mucho de ser autocomplaciente. El intelectual keniano no pretende absolver a los humanos y por eso les recuerda, en primera persona del plural, es decir, reconociéndose entre los autores los atropellos a la naturaleza, la adoración por las posesiones y la sacralización del capitalismo. Ante todas esas preocupaciones mundanas, Wa Thiong’o nos recuerda lo que durante esta crisis hemos puesto en riesgo, los abrazos, los saludos, el consuelo de los otros y su cercanía, “los gestos comunes de afecto humano”, según sus versos.
En todo caso, la carga más firme de esperanza, más allá de la posibilidad de superar esta prueba, está en los versos del escritor en los que confía en que la lección permita aprender y modificar el camino de algunos comportamientos depredadores.
La editorial Rayo Verde nos ha traído este regalo de Wa Thiong’o en castellano (que se reproduce íntegramente a continuación) y su hermana Raig Verd, la versión en catalán, ambas de la mano de las traductoras habituales del escritor keniano, Rita da Costa y Josefina Caball, respectivamente.
El amanecer de la oscuridad
de Ngũgĩ wa Thiong’o (Trad. Rita da Costa)
Lo sé, lo sé,
amenaza los gestos comunes de afecto humano,
el apretón de manos,
el abrazo,
el hombro que nos ofrecemos para llorar,
la buena vecindad que damos por sentada.
Tanto que a menudo sacamos pecho,
jactándonos de un individualismo a toda prueba,
desdeñando a la naturaleza, envenenándola con nuestros orines, mientras
otorgamos a la propiedad todos los derechos legales de la condición humana
entre susurros de gratitud por nuestras participaciones en los dioses del capital.
Ay, cómo desearía hoy poder escribir poesía en inglés,
o en todas y cada una de vuestras lenguas,
para poder compartir con vosotros las palabras que
Wanjikũ, mi madre gĩkũyũ, solía decirme:
Gũtirĩ ũtukũ ũtakĩa:
No hay noche tan oscura
que no acabe al alba.
O lo que es lo mismo,
El sol siempre acaba saliendo.
Gũtirĩ ũtukũ ũtakĩa.
También esta oscuridad pasará.
Volveremos a vernos una y otra vez,
y hablaremos sobre la oscuridad y el alba,
cantaremos y reiremos, tal vez incluso nos abracemos.
Naturaleza y conciencia unidas en un abrazo verde,
celebrando cada latido de una existencia común,
redescubierta y apreciada de veras
a la luz de la oscuridad y el nuevo amanecer.
En un envío a sus simpatizantes, las editoriales explicaban que Ngũgĩ wa Thiong’o había querido compartir este poema en primer lugar con Jordi Cuixart, “el preso político que me escribió. Compártelo con él y con quien vosotros deseéis. O mejor traducidlo al catalán y al castellano, y compartidlo con todo el mundo”, reproduce textualmente el mensaje de los sellos literarios.
A continuación compartimos también el texto original del poema en inglés compartiendo la voluntad del autor de que llegue a todos los rincones y se traduzca a tantas lenguas como sea posible.
Dawn of Darkness
By Ngũgĩ wa Thiong’o
I know, I know,
It threatens the common gestures of human bonding
The handshake,
The hug
The shoulders we give each other to cry on
The Neighborliness we take for granted
So much that we often beat our breasts
Crowing about rugged individualism,
Disdaining nature, pissing poison on it even, while
Claiming that property has all the legal rights of personhood
Murmuring gratitude for our shares in the gods of capital.
Oh how now I wish I could write poetry in English,
Or any and every language you speak
So I can share with you, words that
Wanjikũ, my Gĩkũyũ mother, used to tell me:
Gũtirĩ ũtukũ ũtakĩa:
No night is so Dark that,
It will not end in Dawn,
Or simply put,
Every night ends with dawn.
Gũtirĩ ũtukũ ũtakĩa.
This darkness too will pass away
We shall meet again and again
And talk about Darkness and Dawn
Sing and laugh maybe even hug
Nature and nurture locked in a green embrace
Celebrating every pulsation of a common being
Rediscovered and cherished for real
In the light of the Darkness and the new Dawn.