Somalia se reconstruye sobre los libros
Con el paso del tiempo Somalia se ha fijado en el imaginario de Occidente como el paradigma del Estado fallido que alimenta el caos y el desgobierno. Mogadiscio no es la capital de un país, es el epicentro de la anarquía. Los piratas, Al Shabab , los tribunales islámicos, las tensiones con los vecinos y la guerra civil suponen una dosis suficiente de descontrol. Todo ello sumado a las imágenes de la hambruna o a la de aquella malograda intervención militar estadounidense que quedó inmortalizada en la tendenciosa Blackhawk derribado. Pero hace ya tiempo, sobre todo en los últimos meses, que la capital del país del cuerno de África nos muestra una nueva cara. La cara de la reconstrucción, de una nueva vida de que se abre paso a duras penas. El último de los indicios de este edificio que se levanta sobre los cimientos de la esperanza es la Feria Internacional del Libro de Mogadiscio.
Las letras se han adueñado de la ciudad durante tres días en un país en el que la tradición de la literatura y, sobre todo, de la poesía tiene un peso incuestionable en la sociedad. Ahora esa pasión ha podido volver a salir a las calles, se ha vuelto a hacer pública, durante el final del mes de agosto. Y da la impresión de que la sorpresa ha sido mayor para los medios internacionales que para los propios protagonistas.
Las circunstancias han hecho que la literatura somalí contemporánea sea una literatura de exilio. Sin embargo, muchos de sus representantes se han podido dar cita de nuevo en las instalaciones de la Feria Internacional del Libro de Mogadiscio.
Según explicó a Al Jazeera uno de los impulsores de la feria, Mohamed Diini, durante los tres días que duró el encuentro 3.000 libros se expusieron y treinta autores se dieron cita en el evento. Se esperaba que alrededor de un millar de personas visitasen la feria cada uno de los tres días. Sin embargo, más allá de los asistentes y de la repercusión en medios de gran difusión como la mencionada Al Jazeera o la británica BBC, los organizadores consiguieron una considerable repercusión en los medios sociales. Casi 10.000 personas seguían la página de la feria en Facebook y cerca de mil hacían lo propio con el perfil de Twitter. A través de estos canales se han ido compartiendo las novedades de la feria y tanto los asistentes como los interesados han podido hacer sus propias aportaciones.
Sin duda una de las sensaciones del evento, más allá de la espera de casi dos décadas para que se celebrase, ha sido Abukar Abdullahi Mohamed. Se trata de un adolescente de 16 años que ha sido presentado como un auténtico niño prodigio de las letras somalíes. La expectación era evidente y el joven, que tiene en su haber seis libros publicados, reunió las miradas como un auténtico ejemplo de esa renovación que se está operando en el país. Las redes sociales, evidentemente, no perdieron la oportunidad de proyectar la poderosa experiencia de este adolescente que, por otro lado, se mostró tímido durante el evento.
La feria, conocida como MIBF2015, pretendía tener un impacto en el interior del país y en el exterior del país. Entre los objetivos se cuenta la promoción de la cultura y, más concretamente, de la literatura y la aportación de una pieza más a la lucha por la normalidad de la vida de los somalíes. Por otro lado, se pretendía dar proyección a las obras de los autores del país, avivar las ganas de publicarlos por parte de editores extranjeros y por eso, además de los ponentes, la feria contaba con la presencia de asistentes relacionados con el mundo de la industria editorial.
La voluntad de los organizadores de esta MIBF2015 es que la cita se repita de manera anual. En las continuas fluctuaciones en la popularidad de las ferias similares que se celebran desde Nigeria a Zimbabue, la cita somalí pretende abrirse un hueco que le permita crecer en cada edición.