La danza contemporánea de África vuelve a Europa
La primavera arrancó en Suiza con la tercera edición del encuentro Internacional de danza contemporánea de aquí y de allá, Echos Danses Festival, que inundó de ecos africanos la Salle Central Madeleine y la Casa de las Artes de Grütli de Ginebra durante cuatros días.
Del 3 al 6 de abril, la Asociación Echos Danses trajo a los escenarios suizos a bailarines provenientes de Costa de Marfil, Túnez y especialmente de Burkina Faso, para explorar el universo del movimiento junto a bailarines y coreógrafos europeos en un evento marcado por ser un punto de encuentro e intercambio entre África y Europa, con espectáculos de danza, música y talleres didácticos.
Con su espectaculo ‘Singulier‘, el tunecino Hassan Bachraoui exploró la solitud del individualismo y la indiferencia de la multitud en una búsqueda interna del autor, que después de la revolución tunecina, vive a caballo entre Túnez y Europa. En términos de identidad múltiple, también nos encontramos con el solo de la bailarina esloveno-burkinabesa Maša Kagao Knez, quien representó un ser que ella misma describe de «ni negra, ni contemporánea, ni africana».
Desde Costa de Marfil, el coreógrafo Bama Eloi Gahé, bailarín conocido por sus técnicas de danza en Coupé Décalé, deleitó con su obra ‘Sois Reel‘. Una pieza que se mueve entre la luz de la esperanza y la sombra del pasado para evocar la trascendencia de dos mundos que se entremezclan en el acto de la migración, para reivindicar la existencia real del ser entre dos seres. Y como resultado de una investigación musical y coreográfica, su compatriota Joseph Aka presentó ‘Sixième Danse‘.
Desde Burkina Faso, el bailarín Levy Kaoma Tierema interpretó su espectáculo ‘Solo‘, otra aproximación al universo interior de la hostilidad y la desconfianza del ser en una comunidad individualista. El también burkinabés Ahmed Soura, residente en Berlín, interpretó ‘Ecrasement 100 Sens‘, una pieza que se bate alrededor del concepto del equilibrio en el cuerpo y la lucha permanente para la supervivencia.
El coreógrafo burkinabés Filbert Tologo interpretó su pieza ‘Kellem‘, un monólogo en movimiento sobre las creencias personales, la religión, la naturaleza o la moralidad. Una crítica a los actos simbólicos y a la espiritualidad, a las supersticiones y a los sueños, que desemboca en una exploración del vivir entre el animismo y un catolicismo importado.
El reducido elenco de bailarines europeos se caracterizó por la presencia del alemán Fabio Bergamaschi, quien con su solo ‘Score‘ reflexionó sobre la competitividad del ser humano y los mecanismos que nos empujan a ser productivos como una demanda social y política que monopoliza nuestras vidas hasta el punto de empujarnos a la claustrofobia para con el mundo.
Con este tercer encuentro de las danzas contemporáneas, los bailarines africanos se posicionan como líderes de las relaciones entre África y Europa, y como principales actores del tan necesario diálogo entre los diferentes lenguajes y formas de movimiento. Aunque se hecha de menos un espectáculo donde los bailarines puedan interactuar y crear nuevos discursos conjuntos, desde Wiriko no podemos más que aplaudir iniciativas que apuestan por la presencia africana en nuestros escenarios. Hacen falta más.
Latest posts by Gemma Solés i Coll (see all)
- Descoloniza tu iPod 2021 (V & VI) - 21/07/2021
- Un nuevo espacio cultural afrofeminista se está cocinando en Barcelona - 07/06/2021