Germaine Acogny, madre de la danza contemporánea africana, en el GREC de Barcelona
Una de las actuaciones estelares del Festival Grec, que dedica esta edición al continente africano, es sin duda la de Germaine Acogny, en colaboración con el franco-alemán Mikaël Serre, con quien interpreta À un endroit du debut (En algún lugar del principio). A través de esta actuación multidisciplinar, Germaine Acogny compartirá una técnica clave en la descolonización del continente africano, y restauración de su dignidad a través de las artes y culturas.
La antropóloga Hélène Neveu Kringelbach, autora del premiado libro Dance Circles: Movement, Morality and Self-Fashioning in Urgan Senegal (Círculos de danza: movimiento, moralidad y auto-formación en el Senegal urgano), afirma que a través de la danza, hay una negociación, desde el cuerpo, de las distintas identidades y estatus social en Senegal contemporáneo. Según Neveu Kringelbach, la vida y el escenario están continuamente entremezcladas, “hasta el punto en el que la gente no es capaz de distinguir ambas esferas”. En el caso de Germaine Acogny, estas fronteras se hacen aún más difusas. “Mi identidad es la danza”, afirma la coreógrafa al reflexionar sobre su trayectoria artística y su actuación, Carnet de Identidad, en el documental IYA TUNDE: la Madre ha vuelto, dirigido por Laure Malécot. Una danza en la que el reto consiste en conectar con la naturaleza, interiorizarla, para sí, poder luego sacarla, a través del movimiento corporal, alcanzando la libertad de expresión con respecto al entorno. Se trata de la célebre técnica Acogny, recientemente galardonada con el León de Oro de la Bienal de Venecia. “Es una técnica especial por respetar el cuerpo orgánico de cada ser. Es decir, que cada uno pueda hacer su técnica de trabajo, que es contemporánea y además, revolucionaria, por haber sido creada por una mujer africana negra y todo lo que ello conllevaba”, afirma Aïda Colmenero Dïaz, creadora, coreógrafa, bailarina, quien se siente orgullosa y con responsabilidad, por ser su única discípula de la comunidad hispanohablante, con quien se formó durante tres años en la École des Sables fundada por Germaine Acogny, para transmitir su técnica. Colmenero Dïaz es, además, la única profesora española del equipo docente en École des Sables, y afirma con convicción que “Germaine Acogny es la madre de la danza contemporánea del continente africano. No sólo ha creado una Escuela que en su día fue referente, sino también una compañía de danza referente y una técnica de danza contemporánea nacida en África creada por ella también. Esos tres pilares son muy importantes”, explica la discípula.
Germaine Acogny, nacida en Benin en 1944 y afincada en Senegal desde temprana edad, fue una de las dos figuras líderes de la primera escuela de danza panafricana, fundada en 1977, y denominada Mudra Afrique, junto al coreógrafo francés Maurice Béjart en Dakar. Este, hijo del filósofo Gaston Berger, originario de Saint-Louis (cuya universidad lleva su nombre) ya gestionaba la escuela Mudra en Bruselas. Por su parte, Germaine Acogny ya había abierto, a finales de los años sesenta, una escuela de danza en Dakar, cuyos resultados la llevaron a ser contratada como la directora de la sección de danza en el Instituto Nacional de las Artes. Fue entonces cuando se puso en contacto con Léopold Sédar Senghor, poeta, filósofo y primer presidente de un Senegal independiente tras siglos de colonización, que centró su proyecto político en la cultura. Germaine Acogny le mostró lo que estaba haciendo, y tras su participación en Mudra de Bruselas, donde Maurice Béjart quedó tan impresionado como Senghor, Germaine Acogny pasó a convertirse en la directora artística de Mudra Afrique en Senegal.
La institución africana se ubicaría en el entonces Musée Dynamique, en la cornisa de Dakar, el cual se alzó, según la historiadora Adama Djigo, como el “verdadero corazón” del Primer Festival Mundial de Artes Negras, celebrado en 1966, bajo el patrocinio del primer presidente, poeta y filósofo, Léopol Sédar Senghor. Mudra Afrique recibió financiación del Estado senegalés, así como de UNESCO y la Fundación Gulbenkian. Al igual que el pionero festival panafricano, esta escuela de danza formaba parte de la expresión de la negritud. Se trataba de un movimiento filosófico y herramienta para la descolonización, cuyo objetivo era restaurar la dignidad del África negra a través de una vuelta a las raíces, con una apertura hacia el occidente. De hecho, Senghor la definía como “arraigo y apertura” (enracinement et ouverture). En el libro Danse africaine, publicado en 1980 por la propia Germaine Acogny,la autora habla de cómo Mudra Afrique debía, en palabras del propio Senghor, “absorber los pasos y valores de otros estilos de danza para generar un nuevo tipo de Danza Africana Negra que pudiera ser entendido y valorado por gente de todas las culturas”.
“Mudra Afrique era una empresa artística extraordinaria en África, por sus ambiciones globales y sus contraste con el entorno urbano”, afirma Neveu Kringelbach. Tras tres promociones, la pionera Escuela de danza acabó desapareciendo en el año 1983, fruto de la falta de financiación, en tiempos ya de la presidencia de Abdou Diouf y los recortes estructurales por la crisis económica. El Musée Dynamique donde se localizaba la Escuela se convertiría en el Tribunal Supremo de Senegal, hasta día de hoy. Lo que no concluiría sería la brillante carrera de Germaine Acogny, fruto de su talento, determinación, resiliencia y compromiso con las artes y, a través de ellas, con el mundo. Así lo refleja impecablemente el documental anteriormente mencionado, IYA TUNDE: la Madre ha vuelto,de la directora Laure Malécot, afincada en Senegal, también autora de la biografía Germaine Acogny: danser l’humanité, publicada en 2010 por la Editorial senegalesa Vives Voix. En una entrevista en exclusiva para Wiriko, la biógrafa de Germaine Acogny nos habla de su legado, afirmando:
“No cabe la menor duda de que Germaine Acogny ha logrado establecer el respeto a la profesión de la danza en Senegal. Aunque se haya practicado desde siempre, no estaba respetada como profesión. Y ahora, se puede ganar la vida de la danza. La École des Sables ha abierto las puertas a muchísimos bailarines, que han vuelto a distintas partes del mundo y se han ganado la vida con esa formación. Creo que también ha ayudado mucho con respecto a la visión sobre la mujer. No hay que olvidar que ha formado parte de asociaciones feministas, y es una de las referencias de mujer artista y emprendedora.”
Cuenta haber sentido cierta reticencia con respecto a hacer una película sobre ella: “no quería estropear la relación tan íntima que teníamos, introduciendo una cámara.” La idea la planteó el productor Moctar Ndiouga Bâ, de Mediatik, y al proponérselo a Germaine Acogny, esta dijo que sí, que confiaba en ella, “¡lo cual me metía cierta presión!”,confiesa la directora. El rodaje comenzaría en un año clave, 2014, en el que Germaine Acogny. Quería ya desvincularse poco a poco de la Ecole des sables para dedicarse a su propia carrera, a sus 70 años. Fue entonces cuando comenzaba la creación de la obra À un endroit du debut, obra que se presentará en el GREC. “Decidí seguirla hasta el estreno, y por el camino salió también Mon Élue Noire, seguimos rodando y así, durante cuatro años. Como no había financiación, cuando viajaba le presté mi cámara a su marido, Helmut Vögt, que había trabajado mucho con ella y tenía una mirada muy cinematográfica, para que la grabase cuando estaba de gira. Eso contribuyó a conseguir un resultado muy íntimo, con muy bellas imágenes. Además contaba con el coaching del productor, que quería que esa proximidad y filiación se notase. Eso es lo que hace que sea una película especial.”
En 1998, Germaine Acogny, se dirige a Toubab Dialaw, para montar, junto a su marido, Helmut Vogt, la famosa Écoles des Sables, haciendo de este pueblecito costero, situado en la Petite Côte, 50 kilómetros hacia el sur desde Dakar, un referente cultural, y centro cosmopolita de creación, formación y reflexión artística. Fue así como nacería la compañía de danza Jant bi, término que en wolof significa ‘El sol’. Es este espacio el que visitamos a través del documental IYA TUNDE, donde vemos a la coreógrafa compartiendo su legado, y escuchamos a sus discípulos reflexionar sobre el gran impacto de este encuentro en sus trayectorias personales y profesionales.
“Para nosotros, la danza africana es una danza que se encuentra en la naturaleza, que establece un diálogo con el cosmos”, afirma Acogny.
El documental, de 52 minutos de duración, puede verse por la plataforma FilmDoo. La mirada de Malécot refleja una gran admiración y respeto por esta célebre artista, a la que se ve formando a bailarines de todo el mundo, pasando por Senegal, Gabón, Benín, Corea, Francia, y Alemania. “Es un ejemplo de tenacidad, integridad, una persona incansable, creadora de una técnica, la técnica Acogny, que sana. Es una mujer llena de fuerza y de energía”, afirma Malécot, y como si no pudiera dejar de añadir cualidades a la artista panafricanista, continúa: “Lo que es realmente bello es que antes que nada, se ha dedicado a compartir su modo de entender la danza, para darle la oportunidad a la gente de crecer. Tienen que pasar muchos años, unos 40, para que decida ocuparse de su propia carrera. Es una formadora, y creadora de una técnica, sin ego. Y eso es algo admirable. Eso es lo que la hace una figura muy interesante.”
Entre las imágenes, reconocemos a destacadas bailarinas, tales como la senegalesa Khady Diop, de Louga, y la española Aïda Colmenero, quien está contentísima de volver a coincidir con su mentora y maestra en el GREC de Barcelona.
“Creo que la historia de Germaine refleja toda esa problemática, la condición de la mujer, del arte, y por eso he dedicado cuatro años a retratar la vida de Germaine. Porque a través de este personaje encontraba todo lo que tenía ganas de comunicarle al mundo. Germaine habla de ecología, de anticolonialismo. Es antirracista, claramente, como punto de partida. El arte de Germaine combate en todos esos sentidos. Es una artista de vanguardia. Es ahora cuando empieza a reconocérsela internacionalmente, a través de premios y todo eso, mientras que su discurso data de hace más de cuarenta años. Y ahora es cuando con la crisis del COVID, y la agitación de todo el mundo, la gente empieza a darse cuenta de que África no tiene el lugar que merece, que la ecología es un valor importante, la naturaleza, etc.”, afirma la directora Laure Malécot. Y añade: “Germaine Acogny ha aportado ese carácter contemporáneo a la danza, y así, hecho de la danza africana una danza internacional, a través de la contemporaneización de este arte que ya existía. Pero al hacerlo, no sólo ha elevado a Senegal a ese plano, si no a toda África. En definitiva, ha hecho brillar a África a nivel mundial. Eso está claro hoy en día. Recibe premios de todos lados, actúa a nivel internacional. La gente que ha formado da clases por todo el mundo, así que se trata también de una internacionalización del modo de pensar en África, animista, una energía positiva que ha compartido con el mundo. Ha formado a gente como Aïda Colmenero Dïaz, lo que hace que la arena (sable) se disperse por el mundo. Y creo que es muy bueno para la dignidad africana, que fue denigrada durante la colonización. Y Germaine Acogny grita contra esa colonización en piezas como A un endroit du debut.”
Es esta pieza precisamente, en colaboración con Mikaël Serre, la que podrá disfrutarse durante el Festival GREC de Barcelona. En esta actuación multidisciplinar, fusionando movimiento, teatro, vídeo y poesía, se escuchan fragmentos de la antigua tragedia griega Medea, de Eurípides, para así sugerir un diálogo entre África y la cultura clásica occidental.
“Emblemática, carismática, su nombre es sinónimo de la perfección artística”, así la presenta Xuman en el vídeo comisionado por la Asociación Doen sobre distintos proyectos culturales locales en Senegal. Su técnica fusiona estilos inspirados por tradiciones del África Occidental, en concreto, de Benín y Senegal, y por danzas clásicas y modernas del Occidente, tales como la técnica americana Martha Graham. Se trataba de traducir las danzas tradicionales a un vocabulario y serie de técnicas, para así, poder preservarlas, tal como recoge la antropóloga Neveu Kringelbach en su libro. Especial fuente de inspiración fueron las danzas de las zonas Serer en Casamance, donde Germaine Acogny había trabajado como profesora de educación física, y contaban con el maestro Doudou Ndiaye Rose en la percusión.
“Germaine Acogny es uno de los iconos de nuestro país y una mujer con un recorrido muy inspirador. A lo largo de varias décadas, ha conseguido otorgar a la danza contemporánea del África Occidental un lugar irrevocable en el ámbito internacional. Ha formado a numerosos bailarines y bailarinas de todo el mundo, deseosos por aprender la técnica Acogny”, afirma Aïsha Sy, promotora cultural senegalesa, fundadora de Wakh’art. Y añade: “Más que una artista, es una estrella, roja y gigante, que brilla entre los astros. Su luz, su obra, de ahora en adelante, se inscriben en el terreno de la inmortalidad”.
Una cita imprescindible, durante el 28 y 29 de julio en el Mercat de les Flors de Barcelona.
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