Ghirmay Andom, una voz eritrea en el exilio
Después de años trabajando en rediseñar los tambores tradicionales eritreos y desarrollando su estilo propio, Ghirmay Andom saltó a la fama a principios de 2010 cuando se llevó el 82 por ciento de los votos de la competición en África del este de Le Rêve Africain.
“Creo que gané porque usé ritmos y estilos tradicionales pero con un arreglo moderno, combinando instrumentos tradicionales con otros de contemporáneos” dice Ghirmay Andom, que califica a su música como afropop.
La vida y trayectoria profesional de este treintañero y músico autodidacta se entrelaza con la historia de su país, Eritrea. Nació en un pequeño pueblo al oeste de Asmara, pero a sus tres años, su familia dejó el país huyendo de la guerra. Cruzaron las montañas caminando para después de dos años llegar al Sudán, dónde pasó su infancia en un campo de refugiados.
Su niñez fue de lo más difícil que se puede vivir pero también con memorias bellas que han dejado huella en su música. En el campo de refugiados creció entre un ambiente internacional, viviendo junto a somalís, nigerianos, yemenís y etíopes. “Así conocí sus culturas y su música. De pequeño bailaba en las ceremonias etíopes en el campo. Vivíamos en harmonía aunque hubo una guerra muy destructiva”.
También escuchaba la radio de liberación de Eritrea con su familia. “Para mí, era como oír las voces de mis hermanos muertos que nunca había conocido y el sonido de la libertad y la esperanza que llegaría un día a la nación.” Hoy le decepciona que ese día todavía no haya llegado.
Desde hace tres años Ghirmay Andom está de nuevo en Sudan. Cuando acoge a Wiriko en el modesto cuarto que alquila en Jartum, suena la letra española de una canción de salsa – un estilo de música por la cual dice estar “loco loco loco”.
Pero cuando volvió a Eritrea como adolescente el país no daba muchas oportunidades para aprender música. Ghirmay aprendió a través de libros que le trajo un amigo escocés mientras estudiaba ciencias de la educación. Empezó a trabajar como profesor de música y drama y daba clases de salsa y baile latino a la comunidad internacional. Al graduarse, fue reclutado por el ministerio de educación para formar parte de su banda nacional, donde comenzó su carrera como músico.
“Oficialmente era para promover la cultura y la música eritrea, pero en realidad el objetivo era diferente. Era hacer propaganda para el gobierno, independientemente de si las políticas les gustaban a la gente o no. Tú estás allí como una herramienta para convencer a la gente y enseñarles que hasta los artistas cantan a favor de estos planes – a favor de esta guerra. A la gente le encanta la música y se fía de los artistas. El gobierno abusa de esta confianza. Durante la lucha por la independencia tenía un objetivo muy concreto de apurar la liberación, pero después de la guerra siguieron usándolo para mantener el poder y la dictadura.”
Al darse cuenta de los objetivos verdaderos de la banda, Ghirmay Andom empezó a rechazar participar en actuaciones que no correspondían con sus creencias, aunque significó desperdiciar oportunidades de giras en el extranjero y un sueldo mejor. Sus principios firmes le dieron la etiqueta de no nacionalista. Dice que tuvo suerte – podrían haberle castigado con encarcelación o enviándole al ejército. Pero pudo quedarse en el ministerio haciendo tareas más pequeñas. Hizo investigación cultural y trabajó en un proyecto para fomentar la educación de niñas en zonas rurales. A la vez, siguió desarrollando su música en su tiempo libre. Y después de muchos años de trabajo, produjo su primer álbum “Mslekhi iu” en 2011. Dedicó el disco a su madre quien le dió todos sus ahorros para que su pudiera trabajar en el álbum. El mismo año, uno de sus videos, el dueto “Brhan Ainey” con Milena Hailu llegó a ser el tercer videoclip más visto en Eritrea.
Después del éxito con Le Rêve Africain, Ghirmay Andom se preparaba para hacer su primera gira fuera de Eritrea. Pero un mes antes del viaje, las autoridades le retiraron el pasaporte y le empezaron a seguir – en Eritrea una señal de que una encarcelación es inminente. Tomó la decisión más difícil de su vida. En tres días vendió todas sus cosas y dejó el país al cual tanto había deseado volver. Sin despedidas, para no poner a nadie en peligro de ser detenido.
“Quería a mi país y todo lo de allí, el paisaje, el mar, la gente. Crecí en exilio y no pensaba que volvería a este tipo de vida,” dice con la voz tambaleante. Su fuga sorprendió a mucha gente, pero a la familia no. “Saben que soy una persona franca, soy sagitario” dice riendo, “y siempre estuvieron preocupados por si acababa en prisión. Para ellos fue en parte un alivio aunque también fue muy doloroso».
Al contrario de muchos eritreos que sufren raptos, violaciones y tiros al intentar cruzar la frontera, Ghirmay Andom consiguió llegar sano y salvo a la capital sudanesa en septiembre de 2011. Pero aunque la vida como exiliado en Sudan le permite un refugio temporal, tampoco es una situación estable. Agentes de la seguridad nacional de Eritrea operan en Sudan y corre el riesgo de ser detenido y devuelto. Aun así, sigue haciendo música. Ha sido entrevistada en la televisión sudanesa y de vez en cuando actúa en diferentes eventos. “Siempre estoy preocupado, pero no quiero que eso me limite las oportunidades. Soy cantante y eso es lo que hago, no puedo dejarlo porque tenga miedo. Eso es la vida que he escogido».
Mientras tanto, espera la resolución de su solicitud de refugiado en Estados Unidos, y sueña con Chicago, ciudad que le interesa por ser multicultural y por su fuerte tradición musical. Encima del armario le espera su maleta y dos bolsos de guitarra.
A pesar de todas dificultades por las que ha pasado Ghirmay Andom es de las personas que siempre sonríe. “No puedo parar”, dice con una gran sonrisa. En Jartum también estudia un posgrado en paz y desarrollo, pero sobretodo cree en el poder de la música. “Una canción puede cambiar la historia de una nación. Puede influenciar más que los políticos. Siempre tienes que estar a favor de la gente desamparada.”
Después de llegar a Sudan ha escrito muchas canciones sobre las dificultades que afrontan los eritreos. Siendo los eritreos su público principal, la mayoría de sus canciones son en tigriña, pero ha empezado a cantar en inglés y arabé. “Nunca cambiaré mi estilo pero el idioma sí porque voy a estar en otro ambiente. Para mí lo más importante es enviar un mensaje que la gente pueda comprender.”
Aunque ve su música como algo político no es muy partidario de esa palabra. “Llamarlo política es sólo un nombre. Si canto sobre las dificultades que afrontan los eritreos, para algunos eso es política. Pero no lo es desde el punto de vista de políticos que luchan por el poder. Es una lucha para los derechos humanos más básicos para la gente que los ha perdido”.
Caroline Hammargren
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- Ghirmay Andom, una voz eritrea en el exilio - 03/03/2014
Greetings Caroline,
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All the best
The African Dream team
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