Master Ssifu: «Somos el porvenir de la cultura y el arte en Uganda»
Por César Bonilla Muñoz
Clinton Kibuuka, más conocido como Master Ssifu en el suburbio de Kosovo, en Kampala, es un profesional del circo y la acrobacia de Uganda nacido entre las paredes de lo que ahora su comunidad conoce como «Bwengula». A sus 23 años, absorto en las piruetas de los alumnos de la academia que él mismo fundó, afirma tener una historia de vida plena y admite buscar lo mismo para ellos. En 2016, sus habilidades y perseverancia lo proclamaron artista representante de Uganda en la celebración del vigesimoquinto aniversario de la independencia de Eritrea: «ese viaje me abrió los ojos hacia la diversidad del arte africano. África está llena de amor, de talento, de gente deseosa de compartir su propio relato e inspirar».
Desde entonces, Clinton Kibuuka ha tenido la oportunidad de dar testimonio artístico de sus vivencias en otros países como China y Egipto, siempre consciente de cuáles son sus raíces: «me he convertido en un referente para los jóvenes de Kosovo. Nací y crecí en estas calles. Me debo a mi comunidad».
El fundador de la Academia de Artes Bwengula se define como un soñador incansable, un trabajador nato y un profesor creativo que busca que sus alumnos sumen sus voces al diálogo artístico internacional que tantas veces los relega a un papel secundario, si es que no al olvido: «quiero que los jóvenes de Kosovo descubran su potencial y viajen. Me gustaría que tuvieran una oportunidad como la que se me presentó a mí. Quiero que su historia también se escuche».
Cesar Bonilla: La Academia de Artes Bwengula nace en 2014. ¿Cómo fueron los inicios del proyecto?
Master Ssifu: El proyecto de la Academia de Artes Bwengula toma forma en mi mente en el momento en que empiezo a actuar para la gente de mi iglesia. Entonces, me doy cuenta de que en mi comunidad la mayor parte de los niños no se pueden permitir planes de ocio interesantes, a diferencia de los hijos de las familias ricas de otros distritos de Kampala. No obstante, muchos de los jóvenes junto a los que había crecido estaban dispuestos a seguir mis pasos en el mundo de las acrobacias y a formarse en el ámbito de las artes. En Uganda no es sencillo encontrar una academia de artes, sobre todo en la realidad de la que provengo. A través de este proyecto pretendía ofrecer a la juventud de Kosovo un espacio formativo donde aprender nuevas habilidades con las que conseguir dinero y recibir lecciones sobre convivencia, buen comportamiento y compañerismo de la mano de un profesorado capacitado y creativo. A la vez, confiaba en que una academia de artes podía dar respuesta a las necesidades de desarrollo de nuestra comunidad.
En 2014 comienzo a entrenar a unos cuantos jóvenes y decido darle un nombre a nuestra agrupación. Cuando haces algo bueno, el nombre bajo el cual bautizas tus actos ha de ser único para que la gente sepa dónde encontrarte. En Kosovo se me conoce como Master Ssifu o Sky Boss. Se me ocurrió que una buena opción sería Bwengula, que significa «cielo» en luganda: es una palabra que surge del corazón, es provocativa y, además, procede de nuestra lengua local. Así es como nos dimos a conocer a nuestra comunidad. No diría que toda Uganda conoce esta academia, pero aquellos que se interesan en colaborar con nosotros y en ver nuestros saltos y piruetas aseguran que, efectivamente, somos «bwengula».
C.B: ¿Cuál es el objetivo principal del centro?
MS:
Nuestra máxima es dotar de herramientas a los jóvenes sin acceso a una educación de calidad ni dinero para permitírsela. A través de su aprendizaje buscamos involucrar a la comunidad de Kosovo creando puestos de empleo a la vez que cubrimos las necesidades de los niños. Así creamos una red de colaboración entre la academia y la comunidad a partir de la cual ambas se pueden beneficiar y avanzar.
C.B: La Academia de Artes Bwengula se localiza en el suburbio de Kosovo. ¿Cuál es la realidad de esta zona?
MS:
Históricamente, el área donde se asienta Kosovo es conocida como el Distrito de la Sangre por la violencia con la que vivió la Guerra Civil Ugandesa que llevó al poder a Yoweri Museveni en 1986. Esta violencia todavía se traduce en la existencia de bandas criminales que hacen que la población de Kampala nos mire desde el rechazo y la estigmatización. Queremos demostrar que en Kosovo no somos vándalos ni maleantes sino buenas personas.
C.B: En este momento, la escuela está formada por cerca de 60 miembros. ¿De qué contexto provienen los estudiantes de esta escuela?
MS: La mayor parte de los alumnos pertenece a familias numerosas con escaso poder adquisitivo que no se pueden permitir satisfacer las necesidades básicas de sus hijos día a día. Cuando tu familia no te puede proporcionar comida, educación o un lugar donde dormir y tiene dificultades para mantener al resto de tus hermanos, te ves obligado a abandonar tu hogar en busca de alternativas para conseguir dinero. Muchas veces estas tentativas llevan a los jóvenes hacia malas compañías, el consumo de drogas o la marginalidad. La formación se orienta hacia la adquisición de competencias artísticas, valores cívicos y morales y una educación básica.
C.B: ¿Qué actividades que se llevan a cabo en este centro?
MS:
Todas las disciplinas artísticas tienen cabida en el centro; desde malabarismo, acrobacia y danza hasta dibujo y teatro. Animamos a los nuevos miembros de la academia a que compartan con el resto del equipo su visión sobre lo que es el arte para seguir aprendiendo. También, al final del día llevamos a cabo reuniones. Muchos niños no tienen la oportunidad de compartir en público lo que sienten, por lo que la academia dispone este momento para promover que la juventud exprese lo que atesora en su interior. También aprovechamos este evento para presentar a los nuevos miembros de la academia y comentar todo aquello que ocurre en la escuela, de forma que los estudiantes sean protagonistas en su formación y responsables de la evolución de la Academia de Artes de Bwengula.
C.B: ¿Crees que la escuela está teniendo un impacto favorable en la comunidad de Kosovo?
MS:
Sin duda. En primer lugar, muchos de los jóvenes que participan en la academia han sido rescatados de la marginalidad. El centro les ha mostrado que las habilidades y conocimientos que se imparten aquí son más enriquecedores para su futuro que recoger chatarra y robar. La escuela también apoya la economía y el desarrollo del suburbio de Kosovo. A través de las donaciones que llegan a Bwengula fomentamos los negocios de la comunidad y damos trabajo a la gente de la zona. Además, nuestros espectáculos en la academia son gratuitos para los habitantes de Kosovo, por lo que pueden venir a disfrutar de una forma distinta de entretenimiento y conocernos. La Academia de Artes de Bwengula también colabora con artistas locales de la talla de Slum Boys (un grupo local que es un auténtico fenómeno de masas)
C.B: ¿Cómo influye esto en la formación de los estudiantes del centro?
MS: Es importante que los jóvenes tengan referentes profesionales que les orienten en el mundo del arte. La música de Slum Boys inspira a nuestros estudiantes y los anima a seguir perfeccionando su técnica a diario. En Uganda no hay muchos artistas dispuestos a pasar tiempo en nuestra escuela. Estamos muy agradecidos a Slum Boys por ofrecerse a colaborar con nosotros y ayudarnos a pulir nuestros talentos.
C.B: ¿Por qué es importante que existan espacios culturales como este?
MS:
En Uganda el arte es sólo para algunos pocos que se lo pueden permitir. El Gobierno no apoya ninguna propuesta cultural que no provenga de artistas cercanos a las altas esferas. Si vienes de áreas como Kosovo y quieres promover tu proyecto, te hallas completamente solo. La Academia de Artes Bwengula es un trampolín artístico para quien quiera cultivar su creatividad y habilidades en el escenario y tener acceso a diversas oportunidades educativas y laborales. Promovemos la idea de que los jóvenes tenemos el poder de contribuir al desarrollo de la cultura de nuestro país con nuestras capacidades. Esto nos motiva a seguir trabajando. Además, somos un espacio que prioriza a los jóvenes olvidados dándoles recursos para ahondar en su crecimiento personal y desplegar sus habilidades. Si hubiera más academias como la nuestra, la juventud ugandesa estaría mucho mejor atendida y el acceso a las artes no sería exclusivo de la clase alta.
C.B: ¿Qué atesora el futuro de la Academia de Artes Bwengula y sus miembros?
MS:
Estamos creciendo día a día. Cada vez tenemos más miembros registrados y más gente interesada en conocernos y aportar su granito de arena. Me llena de esperanza que poco a poco nuestros objetivos se vayan cumpliendo: acabamos de alquilar una casa para que los estudiantes de Bwengula tengan un lugar estable donde dormir y pronto estaremos oficialmente registrados como asociación en Uganda. Confío que el futuro brinde oportunidades y nuevos retos a la escuela. Somos el porvenir de la cultura y el arte en nuestro país. Tenemos que seguir trabajando duro y no tirar la toalla para demostrar que efectivamente, somos una parte del “bwengula” en la Tierra.
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