Venus Bushfires: «Hay otra nueva África dispuesta a compartir su cultura»
Helen Parker-Jayne Isibor es la persona detrás de The Venus Bushfires, un proyecto musical y de moda que sin conformismo combina creatividad y muchas ganas de ser diferente. Varios perfiles que “empiezan por sentir el alma”, dice Helen mientras sorbe té en una cafetería del barrio londinense de Shoreditch.
The Venus Bushfires se caracteriza por traer a escena una indumentaria radiante que se contrapone a la delicadeza del hang. Esos platillos de acero forman un instrumento de percusión desarrollado por los suizos Felix Rohner y Sabina Schärer, creadores de la compañía PANart. “Son como dos caparazones de tortuga unidos que se palmean para crear un sonido parecido al del arpa”, describe Helen sobre este exclusivo instrumento que dejó de fabricarse en mayo del pasado año.
No fue fácil para Helen conseguir un hang. Durante unas vacaciones en Ibiza vio a una joven tocándolo en los alrededores del castillo ibicenco y le preguntó por el singular artefacto. “Me dijo que ya no lo fabricaban, que era casi imposible conseguirlo pero sólo por demostrarle que podía hacerlo, no cesé”, explica Helen quien acosó a los fabricantes hasta el punto de avergonzarse. Helen obtuvo una entrevista para adquirir un hang tres semanas después del primer contacto. Sin embargo su jefe de aquel entonces no estaba por la labor de darle ningún día libre para viajar a Suiza. “Dejé el trabajo y me volví con un instrumento. El lunes cuando no fui a la oficina me di cuenta por primera vez de que podía ser músico profesional. Es lo mejor que he hecho en mi vida”, rememora la artista nigeriana mientras se le pone la piel de gallina.
Pero las dudas abrumaron el camino. “No sabía cómo tocarlo. Estuve dos años sin que nadie me escuchara”, recuerda Helen. Con determinación y autoaprendizaje debutó en 2008 en los escenarios cuando organizó el primer concierto de hang junto a otros músicos en el Festival Lovebox.
Nostálgico a la par que místico y alegre, el hang de Helen muestra distintas vertientes que se pueden escuchar en temas como Love Our Lovers o Rumour. Canciones que exploran diversos universos sonoros y que se equilibran para formar junto a otras cuatro composiciones The Venus Bushfires, el primer EP que la intérprete nigeriana publicó en 2013. “Me encanta ver a la gente como en trance en mis conciertos. El sonido del hang conduce a un sentimiento espiritual, a un ritual”, explica Helen.
La crítica alabó su trabajo que cuenta con reminiscencias de Nigeria, Londres, Nueva York o Japón y siempre tiene presente influencias musicales como las de Jefferson Airplane, Ultimate Spinach, Fela Kuti o Can. “La acogida fue muy buena. La gente estaba confundida porque esperaba música africana y se encontró con algo muy relajado. Es un regalo cuando vienen y me dicen que han meditado o han hecho el amor con mi música puesta”, dice Helen.
La compositora no deja de sonreír en los más de 70 minutos de charla que desvelan a una joven creativa y que desde pequeña le gustó destacar. Nacida en Ibidan (Nigeria), pasó su niñez en Benín aunque a los siete años su familia se mudó al este de Londres. “A esa edad, Benín era un lugar de ensueño pero al venir a Londres nos convertimos en pequeños peces en una pecera muy grande. Nadie te conoce”, dice Helen que se crió en la zona londinense de Manor Park.
Helen, que escogería el tema You take my breath away del dúo sueco The Knife en su funeral, escuchaba a las Destiny Child en una juventud en la que traía desquiciadas a las monjas de su colegio. “No era traviesa, simplemente no me gustaba ser como las demás”, dice de la temporada en la que el uniforme de color marrón era la ropa de cada día. “Llevaba el pelo rubio, morado… me lo cambiaba todo el tiempo”, recuerda. Ese inconformismo que marca su personalidad hace que a día de hoy no pase desapercibido. Su pelo es un enunciado que habla por sí solo y en su melena a veces anidan plumas, palos, luces y hasta alguna calavera. “Es una invitación que dice hola, prueba algo diferente y que me ha abierto muchas puertas”, explica Helen que además reconoce que no tarda mucho en prepararse para salir de casa.
“Tocar en Lagos fue un reto porque encajo mejor en Londres que en mi propio país. Quiero hacer lo que me gusta, no lo que la gente espera de mí y para eso Nigeria sigue siendo conservadora. Allí te preguntan el porqué del palo en la cabeza mientras en Londres sería el porqué no”, compara Helen.
A pesar del desafío que supuso actuar en el Jazzhole de Lagos, pudo conectar más profundamente con su Nigeria natal, a la que intenta tener presente en sus creaciones para demostrar que África está comenzado a despegar culturalmente en Occidente. «Hay otra nueva África dispuesta a compartir su cultura», opina.
Otro de esos perfiles creativos de The Venus Bushfires y que la une a Nigeria es la moda, en donde se inició de casualidad. “No tenía intención de meterme en el mundo de la moda pero la gente comenzó a preguntarme por mi ropa y querer comprarla así que empezamos uno a uno”, cuenta Helen quien trabaja con su prima para lanzar las prendas. Del puesto de textiles de su tía abuela en Benín al corte y confección de unas prendas que se lanzaron en una colección de primavera/verano, “Future Nostalgia”, donde los estampados arrebatadores fueron la principal atención. “Es algo que hay que probar y cada vez más gente arriesga por llevar algo que nunca se ha puesto. Incluso hay un movimiento ascendente de la moda africana”, explica Helen, que incluirá ropa masculina en su nueva colección. “Empezaremos con las pajaritas”, apunta.
Sus diseños y su música hacen de Helen una mujer sin miedo a experimentar. “No sólo quiero decir algo sino que quiero que la gente me escuche”, dice con determinación.
El hang la ha llevado a ser apodada como la percusionista de ciencia ficción de Nigeria por la BBC y su estilo se ha clasificado como folk neoafricano. Sin embargo su música fluye y vuela sin dejarse encasillar. “Cumplo muchos requisitos para estar dentro del género de músicas del mundo pero no quiero estar ahí porque no me interesa cómo se me empaqueta. Quiero simplemente ser músico”, dice Helen. Presentada ante ejecutivos de marcas como Sony, Dior o Disney para las que ha trabajado, Helen explica que la confusión a la hora de etiquetarla le beneficia: “la cara de asombro de la gente que me ve por primera vez expresa que soy una rara pero molona. Sus reacciones son el reflejo de quien soy y me da libertad ya que hablo antes de decir nada”.
Desde su adolescencia está muy ligada a las ciencias sociales ya que encuentra fascinante “aprender cómo la sociedad funciona en conjunto con las triquiñuelas de la política y la economía”. Involucrada con distintas organizaciones acaba de terminar su colaboración con la Organización Mundial de la Salud y Médicos Sin Fronteras poniendo música a una campaña para concienciar sobre el ébola. Además su faceta más solidaria se presenta en su organización Just a Day en la que potencia un voluntariado de un solo día. «Los voluntarios aportan sus habilidades, no dinero, para ayudar a la comunidad de manera fácil y divertida a tratar temas de los que no se hablan”, describe la artista nigeriana.
Helen ya prepara su próximo proyecto musical, la primera opera pidgin mundial que pretender abrir el debate sobre lo que es la alta cultura y la popular. Con un lenguaje basado en inglés pero en el que se mezclan otros idiomas, la intención es dar a la audiencia la oportunidad de ir a la ópera de manera coloquial y revisar el diálogo cultural. “Fui a ver a Wagner y me di cuenta de que la gente me miraba y se preguntaba qué hacía yo en la ópera. Descubrí que las situaciones representadas son similares a las que ocurren en las zonas rurales”, explica Helen del germen de su ópera pidgin, Song Queen, que busca la canción de la paz y se estrenará el próximo julio.
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