Anthony Seydu: “Y un día cambiamos el kaláshnikov por una guitarra”
Anthony Seydu lleva por bandera la risa que es su carta de presentación en las distancias cortas. En el ámbito profesional apenas la necesita. Este sierraleonés que se acercó a la música de la mano de su abuelo ha colaborado con Serrat, Alejandro Sanz, Kiko Veneno, Raimundo Amador o Rosario Flores. Con un interés por aprender y formarse, Seydu empezó a trabajar en la National Dance Troupe de Sierra Leona y conoció a artistas de la talla de Fela Kuti. En 1998 publicó su primer disco, Freetown, al que le siguieron Diamond Tears (2001) y Sadaka (2016). Su cuarto disco, aún en pleno proceso creativo, verá la luz el próximo año 2021.
Pregunta: Lleva ya varias décadas en el mundo de la música ¿Cómo fue abrirse camino en España?
Respuesta: Mis inicios no fueron un camino de rosas, fueron bastante difíciles por mi condición de migrante. Siempre he querido mejorar, superarme, aprender. Llegué a Canarias como polizón de un barco. Elegí España porque mi madre tenía una cantina que frecuentaban los pescadores canarios. Se convirtió en una referencia y sabía que no estaba tan lejos. Aunque una vez en el barco me las vi y me las deseé… Me busqué la vida para llegar a Madrid, donde esperaba tener la oportunidad de estudiar en el Conservatorio y seguir adelante con la música. Tuve la suerte de conseguir una de las plazas gratuitas que se ofertaban. Pero después tenía que mantener ese regalo y no fue fácil, no tenía ni conocidos que pudieran ayudarme ni medios para vivir. Tocaba en la calle, fabricaba mis instrumentos… estudiaba y subsistía.
P: ¿Cómo fue el salto de tocar en la calle a labrarse una carrera musical?
R: En esos años en las calles había de todo: músicos, drogadictos, jóvenes que se habían fugado de sus casas… Tocando en la calle fui conociendo a otros músicos y empecé a frecuentar algunos clubes con música en directo con varios compañeros. Empezamos a formar bandas y a tocar con diferentes grupos. Aun así, seguíamos tocando en la calle. Un día en el metro me encontraron Kiko Veneno y Raimundo Amador y me invitaron a trabajar con ellos. Poco a poco me fui dando a conocer y otros músicos como Alejandro Sanz, Rosario Flores o Serrat se interesaron por mi trabajo. Para ellos yo hacía algo diferente y aportaba novedades a sus estilos. Eso me fue abriendo camino y comencé a hacer mis trabajos personales que es mi gran ilusión.
P: En esos trabajos en solitario, ¿qué peso tiene la tradición?
R: Mi música tiene una parte bastante cultural y ancestral, sobre todo por las melodías vocales tradicionales de África Occidental. Como percusionista, me encantan los ritmos vudús que tienen que ver con el continente africano. Además, tuve la oportunidad de crecer en la Dance Troupe de Sierra Leona que fue creada por mi abuelo. Allí aprendí todos los estilos tradicionales que, con el tiempo, se han convertido en mi bagaje. A esas tendencias más tradicionales se suma una experiencia personal que tuve durante el Festac de 1977 en Nigeria, donde conocí a Fela Kuti. Me quedé con él un par de años y es por eso por lo que mi música también está vinculada al afrobeat.