Black Queers: artivismo contra las etiquetas

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Si mirásemos un mapa de África solo aparece un país que reconoce las uniones entre personas del mismo sexo. Sudáfrica es, desde 2006, un ejemplo de igualdad y progreso. Sin embargo, que el estado reconozca dicha unión no supone que todo esté hecho y que el movimiento LGTBIQ (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales, Queer) esté de brazos cruzados.

Lo cierto es que la comunidad LGTBIQ sigue sufriendo una discriminación latente y que parece ir a más: intimidaciones, amenazas,  ridiculización y cualquier tipo de abuso siguen estando muy presentes. En este contexto la visibilización de estas minorías se hace más necesaria que nunca.

A través de diferentes corrientes artísticas, como la fotografía, la comunidad se ha hecho más visible y ha reivindicado su lugar en “el país del arcoíris”. El artivismo se ha convertido también en un arma para el movimiento black-queer que defiende la necesidad de acabar con las etiquetas que el heteropatriarcado ha asignado a cada grupo. Las grandes ciudades sudafricanas (con Ciudad del Cabo y Johannesburgo a la cabeza) son la cuna de la lucha para visibilizar la situación de aquellas personas que no se identifican con unas etiquetas opresivas y asimiladoras.

El pasado mes de Abril tuvo lugar el primer Black Queer Social Cape Town, un evento en el que se han creado los espacios necesarios para el diálogo del black-queer, que poco a poco se está convirtiendo, además, en uno de los diálogos post-apartheid más dinámicos. El BQS de Ciudad del Cabo tuvo tanto éxito que los organizadores decidieron repetirlo hace unos días en Johannesburgo no sin críticas por su exclusividad, ya que está dirigido únicamente a personas negras. Los organizadores se han excusado defendiendo la necesidad de hacer visible a un colectivo que no sólo por su orientación sexual, su género o su imagen, sino también por su color, está siendo excluido de su sociedad.

Para luchar contra toda esta discriminación y los estereotipos, para que el resto de la sociedad pueda ver que hay personas que son diferentes, que piensan diferente y defiende la necesidad de encontrarse en una comunidad que los excluye, los movimientos negro-queer han dado con el mejor medio de hacerse un hueco: las corrientes artísticas.

EL FUEGO SUDAFRICANO

Umlilo, que significa “fuego” en Xhosa, es un artista que lucha contra los estereotipos de género con una imagen que baila entre los masculino, lo femenino y lo andrógino. Umlilo dio el salto a la escena musical sudafricana en 2013 y la ha revolucionado, no sólo por su imagen, que ayuda a combatir la imagen estándar que la sociedad impone, sino también por sus discursos y su defensa de un mundo pan-sexual y andro-humano, donde nadie se sienta en la obligación de sentirse etiquetado.

Su gran éxito “Chain Gang” habla de un mundo cerrado, un ciclo de opresión donde lo primero es el dinero. En este mundo las personas no valen nada, pero menos cualquier persona LGTBIQ  y aún menos las personas negras.

PERFORMANCE NEGRO-QUEER

El universo de las performances está dominado por FAKA, un dúo formado por FelaGucci y Desire Marea que trabajan juntos para crear actuaciones que reflejen la enorme complejidad que supone ser negras y queer en Sudáfrica. Su principal instrumento son sus cuerpos a través de los cuales se enfrentan a su exclusión social y al género. “El género no existe” se ha convertido en su grito de guerra y contra él luchan a través de internet.

¿Pero por qué performance y no otro tipo de artivismo? El dúo hace uso de performances  por que obliga a mirar y a descubrir, forzando la confrontación, abriendo los ojos y aceptando que todas estas complejidades son reales, que existen. Su lucha del día a día es contra la raza, la clase, la sexualidad, el género y todo aquello que crea una diferencia social.

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FRUTAS A LA CALLE

Vusi Makatsi es quizás el artivista más joven de la escena negro-queer. Con sólo 22 años se ha hecho especialmente conocido por su página de Tumblr. Usa el arte digital como una forma de explorar la masculinidad y acabar con las convenciones sociales sobre el género. Además ha defendido la necesidad de recuperar el espacio público como el mejor escenario para ser visible.

flower-series-2-1170x879“Hemos llegado a un punto en el que la sociedad, el mundo, está hecho sólo para el cisgénero, pero lo coherente es que el mundo sea diverso, infinito, sin etiquetas”,  ha defendido el artista. Uno de sus últimos trabajos, BattyBoy, representa esa necesidad de reclamar lo público fotografiándose a sí mismo en diferentes escenarios donde la fruta aparece como un tema recurrente.

Esta nueva generación negro-queer se ha levantado contra una sociedad que pone barreras a la diversidad. Barreras que consiguen agrietar gracias a la música, la fotografía o los audiovisuales. Estos son los instrumentos con los que hacerse visibles y gritarle al mundo que la realidad es mucho más diversa.

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Pablo Arconada Ledesma

Licenciado en Historia (UVa) y Máster en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos (UAM) Actualmente está realizando su doctorado en la Universidad de Valladolid, en el que analiza el papel de la Unión Europea en Somalia. Además, completa su formación estudiando un Grado en Antropología Social y Cultural (UNED) Trata de comprender (y explicar) el lugar que África ocupa en el mundo.