El triángulo negro
Un jamaicano formado en Londres es el perfil del uno de los que ha sido, posiblemente, uno de los fotógrafos más destacados de la diáspora africana. Se trata de Armet Francis. Su obra más conocida, “The Black Triangle” se materializó en una exposición, abrió algunos caminos para los artistas afrocaribeños y recorrió salas de Europa, África y América, precisamente el triángulo del que habla su trabajo. Finalmente este proyecto se plasmó también en un libro de fotografías publicado en 1985.
Francis nació en 1945, en la comunidad rural jamaicana de Saint Elizabeth, pero a los diez años se desplazó a Londres para reencontrarse con sus padres que se habían adelantado en la “aventura” migratoria. Tanto su trayectoria vital como la filosofía que animaba su actividad creativa es una representación ejemplar de las condiciones de la diáspora, fundamentalmente entendida como un factor de producción artística, debido a la necesidad de configurar, de buscar o de rescatar una identidad cultural confusa. En este caso, la concepción de Francis se remonta hasta la diáspora ocasionada por la sangría de la trata negrera. El joven jamaicano comenzó a interesarse en Londres por el lenguaje visual, en paralelo a su interés por la búsqueda de sus raíces.
Con 24 años Francis regresó a Jamaica, en este caso como fotógrafo independiente y fue allí donde concibió sus grandes proyectos fotográficos. Al parecer, el primero de ellos fue “Children of the Black Triangle”, que sin embargo, se publicó después del ya mencionado “The Black Triangle”. En ese momento, el fotógrafo tenía más que estructurada la base teórica de su trabajo gráfico.
En su trabajo Identidad cultural y diáspora, Stuart Hall señala que el trabajo de Francis “es un testimonio del continuo poder creativo de esta concepción de identidad dentro de las prácticas de representación que están surgiendo”, en referencia a esa búsqueda desde la diáspora y más concretamente entre los artistas visuales jamaicanos. En esa misma obra Hall pone de manifiesto una parte del motor teórico que anima el trabajo fotográfico de Francis, citando al propio fotógrafo: “Procuran reconstruir en términos visuales ‘la unidad sustentadora que subyace a el pueblo negro que la colonización y la esclavitud distribuyó en la diáspora africana’”.
En su periplo en la búsqueda de la unidad de los negros Francis fotografió escenas del Caribe, de los Estados Unidos, de África y de Londres, reconstruyendo lo que un día había sido la ruta del comercio triangular, con la trata esclavista como centro.
Tras el recorrido de las fotografías de Armet Francis, algunas de sus obras se compendiaron en un volumen titulado Roots to Reckoning junto a las de otros dos artistas nacidos en Jamaica y crecidos en Gran Bretaña, Neil Kentlock y Charlie Phillips.
La dimensión social y militante de este fotógrafo convencido de la necesidad de mostrar los nexos de unión de la diáspora africana, se ha mezclado con su colaboración en proyectos educativos, algunos de ellos más centrados en la dimensión más técnica de la fotografía que en su vertiente conceptual.