Las migraciones de Lawrence: distintos rostros, similares causas

Escrito bajo una imagen que muestra largas colas de personas a la espera de poder comprar un billete a otro destino puede leerse: “La estaciones de tren estaban a menudo tan sobresaturadas que se tuvo que llamar a las fuerzas de seguridad para que mantuvieran el orden”. Esta estampa bien podría reflejar la candente actualidad informativa sobre la llegada de sirios a Europa, pero ni es una fotografía, ni es reciente. Se trata de una pintura realizada en 1941 por el artista afroamericano Jacob Lawrence.

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Panel 12 de la serie ‘Migration of the Negro’ de J.Lawrence (1941) / Imagen tomada de la exposición interactiva One-Way Ticket, del MoMA.-

La Gran Migración es el nombre que recibe el desplazamiento de alrededor de seis millones de negros del Sur al Norte de Estados Unidos entre 1910 y 1970. Entre las primeras personas que formaron parte de este éxodo estaban los padres de Jacob Lawrence, quienes comprobaron como, aunque ya hacía casi cincuenta años desde que la

Panel 15 de la serie ‘Migration of the Negro’, de J.Lawrence, bajo el que puede leerse: “Otra causa fue el linchamiento. Se descubrió que allí donde había tenido lugar un linchamiento, las personas que eran reticentes a marcharse en un primer momento, fueron las primeras en irse después de recibirlo” / Imagen perteneciente a la exposición itinerante One-Way Ticket, del MoMA.-

Panel 15 de la serie ‘Migration of the Negro’, de J.Lawrence, bajo el que puede leerse: “Otra causa fue el linchamiento. Se descubrió que allí donde había tenido lugar un linchamiento, las personas que eran reticentes a marcharse en un primer momento, fueron las primeras en irse después de recibirlo” / Imagen perteneciente a la exposición itinerante One-Way Ticket, del MoMA.-

Proclamación de Emancipación había convertido a los esclavos en ciudadanos libres, dos siglos de esclavitud no tienen carácter de aplicación inmediato por lo que, si bien los negros ya no estaban oficialmente oprimidos, seguían siendo vejados con continuos linchamientos. En los estados del Sur, donde más afroamericanos residían y donde más presente había estado la esclavitud antaño, la violencia racial parecía no tener fin y en este clima de discriminación los fenómenos medioambientales tampoco daban tregua: inundaciones de ríos y plagas en los campos de algodón afectaban a granjas y plantaciones, el sustento de gran parte de las familias negras.

Así estaban las cosas en el sur del país cuando estalló la Primera Guerra Mundial, provocando un parón en el flujo de mano de obra europea que llegaba a las ciudades estadounidenses para trabajar en unas fábricas a las que en ese momento les urgía dar salida al material bélico. De este modo los negros vieron en el Norte la posibilidad de cambiar una tierra que les era hostil por la tierra prometida, que les brindaba la oportunidad de trabajar, de encontrar una mejor educación y hasta votar.

Jacob Lawrence (1917-2000). / Fotografía tomada de la web de la Guardia Costera de EE.UU, en donde el pintor se alistó para formar parte del primer equipo integrado racialmente, durante la Segunda Guerra Mundial, dos años después de finalizar su obra ‘Migration of the Negro’.-

Jacob Lawrence (1917-2000). / Fotografía tomada de la web de la Guardia Costera de EE.UU, en donde el pintor se alistó para formar parte del primer equipo integrado racialmente, durante la Segunda Guerra Mundial, dos años después de finalizar su obra ‘Migration of the Negro’.-

Cuando Lawrence era ya un veinteañero instalado en el barrio neoyorkino de Harlem llegó la segunda gran migración negra. Las razones eran las mismas que en la anterior ocasión, pero esta vez coincidía con la Segunda Guerra Mundial y se trataba de una diáspora mucho más cuantiosa. Hasta entonces, el joven Lawrence se había dedicado a pintar la vida de personas que habían defendido los derechos de las minorías negras, como Toussaint L’Ouverture, en Haití; o Frederick Douglass y Harriet Tubman, ambos opositores de la esclavitud. Pero ser testigo de una llegada sin precedentes de población negra a su ciudad le abrió los ojos para mirar no a héroes concretos, sino a héroes comunes, lo que hizo que por primera vez el protagonista de sus pinturas narrativas no fuera un individuo sino el colectivo, retratado en su obra ‘Migration of the Negro’.

Aunque vivía en Harlem, asentamiento de llegada de miles de afroamericanos y cuna del que luego pasó a considerarse el renacimiento negro, el pintor quería profundizar en los motivos de esta odisea y se dirigió a la biblioteca pública de Nueva York antes de coger un pincel. Inspirado en la realidad que vivía y armado con los datos que había obtenido de las fuentes bibliográficas, Lawrence creó en 1941 la serie ‘Migration ot the Negro’, compuesta por sesenta pequeñas pinturas de 45 x 30 centímetros a las que fue añadiendo lo que hoy se conoce como pie de foto y que, en su caso, no se limitaba sólo a describir la imagen sino a ofrecer las causas (en muchos casos las claves) de este acontecimiento histórico. En una de sus imágenes, por ejemplo, el artista anotó: “No siempre van porque se les prometió trabajo en el Norte. Muchos de ellos se marcharon debido a las condiciones del Sur”.

Los padres de Jacob Lawrence se vieron obligados a desplazarse dentro de sus fronteras en una huida desesperada por encontrar una vida mejor. Sus antepasados, algunos siglos antes, también formaron parte de una diáspora, en ese caso impuesta, que les llevó desde África hasta América; y él acabó siendo el primer afroamericano cuya obra pasó a ser parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), con su serie ‘Migration of the Negro’. Este museo acaba de clausurar la muestra One-Way Ticket, que señala cómo la llegada de la población negra del sur del país supuso una renovación para las ciudades norteamericanas. Para ello la exposición se vale de varios elementos como ensayos, revistas o material gráfico, pero el plato fuerte es el trabajo de Lawrence sobre el éxodo afroamericano, que hasta ahora no se había expuesto al completo.

Ha pasado más de medio siglo desde que este artista plasmara la Gran Migración negra de Estados Unidos, pero hace sólo algunas décadas que los desplazamientos de personas desde el Sur hacia el Norte han vuelto a ser retratados. Ahora la realidad es mucho más global y abarca más espacio en el mapa, lo que hace que comprenda a territorios más lejanos entre sí. Además, la difusión de las migraciones actuales se realiza en tono de alarma, bien sea por el drama que encierra su huida, por el impactante peligro que tiene que decenas de personas se amontonen en un bote y se lancen al mar, o por la respuesta que desde la comunidad occidental se ha dado a un fenómeno tildado de ‘masivo’. En cualquier caso, se trata de una alarma intermitente que viene y va como la marea en la agenda informativa, cuando lo cierto es que el instinto de supervivencia es atemporal y universal y no responde a puntos cardinales. Ya lo apuntaba Jacob Lawrece en ‘Migration of the Negro’ al incluir en la última pintura de su serie una anotación que decía: “La migración no ha acabado”.

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Ruth Fernández Sanabria

Licenciada en Periodismo (UCM) y Máster en Estudios Africanos: Culturas y sociedades africanas (ULL). Fascinada por las realidades que construyen las identidades y convencida del papel de las creaciones artísticas como motor de cambio social. Coordinadora de la sección de Artes Visuales del magacín. (Tenerife) Contacto: ruth@wiriko.org