‘Mapantsula Style’, pies a ritmo de Kwaito
El Atlántico ha sido escenario de intercambios y préstamos culturales de todo tipo durante siglos. La circulación de tendencias y estilos de vida de lo que se ha venido a llamar el Atlántico Negro ha trazado nuevas rutas entre ciudades como Nueva York, Kingston, Londres, La Habana, Lagos, Johannesburgo, Dakar o Kinshasa, esbozando nuevas identidades urbanas a un lado y otro del océano. Éste es el caso de una de las culturas urbanas más populares del África austral contemporánea. El Pantsula, que se podría definir grosso modo como un moderno híbrido cultural cercano al hip-hop y al dancehall reapropiado con un lenguaje local, es un estilo de vida que engloba un tipo de baile, una actitud y una estética concretas. Amparado por un género musical (el Kwaito) que nace en el seno de los Townships o guetos sudafricanos, se ha instalado poco a poco en el imaginario global de la sociedad urbana y en la arena comercial del sur del continente africano.
El término zulú ‘pantsula’, sinónimo de ‘tsotsi’, ha acogido la imagen globalizada del gánster. Así, ‘mapantsula’, su plural, define las pandillas o crews que comparten esta cultura y se identifican con una tribu urbana que empezó a gestarse ya en la temprana década de los 50 en Johannesburgo, sobre todo en los barrios de Soweto y Sophiatown. El estilo de los Mapantsula nació en la calle entre los jóvenes de clase trabajadora, que hallaron códigos modernos para expresar su malestar, sus frustraciones o sus sueños durante el Apartheid, y que adoptaron una forma “indigenizada” del rap y el hip-hop afroamericanos que hoy es la banda sonora del gueto: el Kwaito.
El Kwaito forma parte del mainstream musical de Sudáfrica y de la vida de los jóvenes en los townships desde la década de los 90. El término ‘kwaito’ es una expresión del tsotsitaal (la jerga de los gánsteres) que significa ‘feroz’ o ‘malgeniado’, pero que en Afrikaans (la lengua franca de Sudáfrica) también hace referencia a lo sexy, lo atractivo y lo guay. El Kwaito y el Pantsula están tan relacionados y forman parte de un universo tan endogámico que a menudo se convierten en sinónimos. Como género musical, se trata de un auténtico cóctel: los ritmos más pausados del house mezclados con hip-hop, reggae y otros estilos locales, generando una versión Pop africanizada de Groove electrónico. Surgió en un período de celebración de libertad, del fin del Apartheid y la transformación política que dio paso a la democracia, pero también aparece marcado por la violencia, la inseguridad, una necesidad desenfrenada de consumismo o la desesperanza juvenil de los guetos.
Ya en el siglo XXI, la música del gueto tiene un peso muy importante dentro del circuito sudafricano comercial y las provocaciones e irreverencias que antes habían sido duramente censuradas ocupan las principales emisoras de radio, programas de TV, webs, revistas especializadas, etc. La identidad mestiza y la lucha contra el racismo se erigen como uno de los temas preferidos en las letras de las canciones Kwaito, pero la hipermasculinidad y la misoginia exagerada se imponen del mismo modo como un rasgo característico de la cultura Pantsula, tal como sucede en el Dancehall jamaicano. Bandas como Boom Shaka, M’du, The Dogg, Skeem, Skizo, Mandoza, EES o Bongo Maffin invaden el panorama musical de todo el Sur de África. No tan solo Sudáfrica, sino Namibia, Mozambique, Angola o Botswana han desarrollado un interés creciente hacia esta cultura.
El Pantsula ha salido de los guetos, ha introducido un “Premio al Mejor Kwaito” en los famosos Channel O Music Awards, y ha apadrinado a blancos y negros, a mujeres y hombres, a jóvenes y veteranos como Hugh Masekela -quien se suma a la fiebre del Kwaito en su disco Revival (2005)-, e incluso salido del continente para influenciar a artistas del R&B Occidental de primera línea. La vida de los márgenes, el sonido de los guetos, se ha colocado en el seno de la sociedad capitalista, con todas sus ambigüedades y contradicciones, situando el Xhosa, el Sotho, el Tswana o el Zulú en las pistas de baile de todo el planeta.
En el baile Pantsula encontramos distintas herencias. Por un lado, coreografías autóctonas como las del Gumboot Dance –“zapateo” que surgió entre los mineros sudafricanos a finales del siglo XIX como forma de comunicación y burla hacia los colonizadores- y sus pasos percudidos son influencias claras. En segundo término, se hacen evidentes piruetas que beben del Funk y la música Disco. Y por último, los movimientos del hip-hop pulen uno de los rasgos más característicos del Pantsula: andar como patos, caminando con las nalgas hacia afuera. En el estilo de baile de los Mapantsula el cuerpo adquiere un lenguaje propio, reinterpretando elementos globales y locales. Las pandillas se multiplican a lo largo y ancho del continente, y las competiciones inundan las calles junto al Kwaito. Porque como afirma David Coplan: «En esencia, el Kwaito es una música de baile».
Una de las crews o grupo de Mapantsulas más importantes del Sur africano son los Real Action Pantsula, originarios de Johannesburgo. Con coreógrafos como Sello Modiga, que han participado en numerosas campañas publicitarias para compañías tan gigantescas como BMW, Real Action se hicieron sumamente famosos cuando Redbull organizó la primera batalla de crews de Pantsula. Desde entonces, numerosos grupos de bailarines han empezado a emerger como bandas de danza profesionales y como proyectos que luchan para positivar esta cultura de forma que los niños y jóvenes de los guetos salgan de las espirales de delincuencia y pobreza en las que a menudo se encuentran. Para los que estén interesados, os recomendamos la película Tsotsi (2005), de Gavin Hood, que retrata muy bien la vida en los suburbios de las capitales sudafricanas y rememora la realidad que Mapantsula (1987) ya retrataba en su día, y que forma parte de la subcultura del Pantsula.
Para ilustrar hasta qué punto el estilo de los Mapantsula se impone como una moda global y reconecta esas rutas del Atlántico Negro, que se empezaron a tejer con la globalización, no podemos dejar de mencionar a la reina del R&B contemporáneo, Beyoncé. Para su videoclip Run the World (Girls), reclutó a la crew mozambicana Tofo Tofo y copió coreografías del Pantsula que se han convertido en uno de las novedades más visuales y atrayentes de los escenarios. El estilo de los Mapantsula, así, se convierte en una de las tendencias coreográficas más preciadas de los videoclips comerciales del momento, y pone de manifiesto, una vez más, la capacidad creativa y la originalidad que sale de las modernas urbes africanas.
Fuentes:
Blom Hansen, T. Melancholia of Freedom: Social Life in an Indian Township in South Africa. 2012. Princeton University Press.
Coplan, D. In Township Tonight! South Africa’s Black city music & theatre. Chicago: 2008
Dolby, N. Rizvi, F. Youth Moves: Identities and Education in Global Perspective. Routledge, 2008.
Magubane, Z. Globalization and Gangster Rap: Hip Hop on the Post-Apartheid City en The Vinyl Ain’t Final: Hip Hop and the Globalization of Black Popular Culture,editado por Sid Lemelle y Dipa Basu. London: Pluto Press, 2006.
Myburgh, C.V. Pantsula dance: Case studies on the origin and makings of a township art form: the Johannesburg Dance Foundation’s proficiency certificate curse, 4th year (honours). 1993.
Revista The World of Music, Kwaito. Vol. 50 (2) – 2008
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El Kwaito tiene un ritmo inconfundible. Respecto al machismo… ocurre lo mismo que con el Reggaeton, suele tener connotaciones muy sexuales y casi siempre aparece la imagen de la mujer. Os dejo un vídeo en el que la única figura femenina que aparece es la de una niña, para equilibrar un poco.
http://thinkforeign.com/2012/04/22/hlkoloza/