¿Por qué con las músicas de África no hacemos distinciones?

Nacida con el objetivo de incluir la música africana en las escuelas de música catalanas y modernizar los modelos de aprendizaje de música a partir de la inclusión de los sonidos venidos de África, la Asocación para la promoción e integración de los artistas africanos inició en 2012 un proyecto de investigación sobre las músicas populares y modernas del continente africano apasionante: la Escola de Música Africana. Y con ella, nació un grupo formado por 12 músicos: 2 guitarras, bajo, batería, 2 multiinstrumentistas que tocan percusión (Djembe y Tama) e instrumentos tradicionales, 3 voces y una sección de vientos compuesta de trombón, saxo y trompeta. 5 de ellos son de origen africano, los demás españoles de distintas procedencias, además de un mejicano y un inglés. «El objetivo principal era elaborar una información veraz que sirviera a los músicos catalanes para poder acompañar a los numerosos cantantes y músicos procedentes de África que trabajan y residen en Catalunya«, explica Ignasi Coromina, director de la escuela y de la orquestra.

Orquestra Africana de Barcelona.

Orquestra Africana de Barcelona.

Con cerca de 20.000 residentes africanos en la ciudad, según estadísticas publicadas en enero de 2015 por el Ayuntamiento de Barcelona, la escuela se convirtió enseguida en un espacio para el intercambio cultural y la promoción de la diversidad en el corazón de Catalunya. Sin embargo, su promotor cree que a pesar de todos los esfuerzos dedicados, aún no han conseguido romper todos los estereotipos acerca de los sonidos de África. «La OAbcn (Orquesta Africana de Barcelona) está catalogada como orquesta de música africana, sin embargo el concepto música africana es un término muy generalista. En América hablamos de son, cumbia, reggae, ska, samba, jazz, blues, etc. ¿Por qué con las músicas de África no hacemos distinciones?«, reivindica.

Haciendo una radiografía socio-geográfica de la orquesta, uno se puede hacer una idea del enorme abanico de estilos y matices que cada miembro aporta al sonido del combo. Para empezar con la parte nigeriana, encontramos a Joe Psalmist, músico e ingeniero de sonido. Especialista en música afrobeat, soukous y highlife, se encarga también de todo el repertorio masculino y en especial el de países anglófonos. Desde Guinea Ecuatorial, «Ana Makate es el vivo ejemplo africano de la simbiosis entre la vida y la música, sin la cual no podría vivir, y a través de la cual vehicula todas sus emociones«, dice el director al presentar a los miembros de OAbcn. Pero Ana no es la única guineana. David Maestro, el bajista, también es originario de este pequeño y convulso país que un día, en un capítulo aborrecible de nuestra historia, fue provincia de España.

«David tuvo que marcharse de su país por razones políticas, aunque no le gusta hablar de ello. En su periplo por diferentes paises africanos, tuvo la ocasión de compartir escenario con Fela Kuti con un grupo que actuaba como telonero en la mítica República de Kalakuta«, explica Ignasi.

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Sobre el senegalés Abdoul Aziz, dice: «es uno de los músicos de moda en la ciudad. Si tuviéramos que definirlo lo podríamos calificar como brujo, ya que conoce todos los secretos para empatizar con el público a través de sus cantos, con la Kora y con la percusión. Y del burkinabés Drissa Diarra, explica que aunque en la orquesta empezó tocando el balafón, continuamente propone nuevas sonoridades, tocando el Tama (talking drum), el Ngoni y más recientemente la Kora. «Es un artista que saca pasión, ritmo y sensibilidad con cualquier instrumento que va a parar a sus manos«.

Reivindicado romper las barreras mentales que nos impiden ver, escuchar o entender África tal y como és -diversa, plural, polifacética…-, «la OAbcn se distingue de otras formaciones por interpretar un abanico de ritmos y géneros mucho más amplio que las formaciones africanas a las que estamos acostumbrados. En este sentido, abarcamos una gran diversidad de géneros y podemos comunicarnos con gente de muchas culturas y países. El público catalán, o europeo en general, agradece esta diversidad de géneros, ritmos y estilos«, explica Ignasi desde la capital catalana. Y es que la OAbcn es un crisol de culturas formada por andaluces, catalanes, senegaleses, nigerianos, guineanos y hasta un mexicano. Y así describen su sinergia: «somos un grupo heterogéneo al que le une la pasión por las músicas de África«.

Barcelona es una ciudad mestiza. Una capital que mira hacia afuera, donde el cruce entre personas de distinta procedencia pinta un paisaje urbano lleno de colores. Sede del CIDOB (Centre d’investigació, docència, documentació i divulgació sobre les relacions internacionals i el desenvolupament), de las Naciones Unidas en España o de la Unión por el Mediterráneo, ha recibido migración de todos lados y de todo tipo durante siglos. Por ello no es de extrañar que algunas de las bandas más punteras cuando se trata de hallar puntos de encuentro entre diferentes lenguajes sonoros, emerjan en su seno. Si ya Alma Afrobeat Ensemble hizo su trabajo para dar a conocer, y con mucho éxito, este estilo nigeriano popularizado por Fela Kuti entre la audiencia barcelonesa, catalana y española, la OAbcn se ha hecho con el público local y regional después de tres años de andaduras.

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«El público nos ha recibido muy calurosamente. La música africana es como el abrazo de una madre, te envuelve, te da energía, te arropa y te proporciona una experiencia vital mucho más allá de la simple escucha. Esto la gente lo agradece. Sin embargo, la experiencia todavía no está completa. El proyecto se basa en piezas de compositores y músicos de primera línea internacional cuyo discurso ha influenciado a muchísimas personas en el mundo. Es de una calidad en matices armónicos, rítmicos, melódicos a la que nos gustaría poder acceder a los melómanos de este país, ese público que va a escuchar a los teatros y auditorios… Creo que sería interesante ofrecer la posibilidad de escuchar a Salif Keita, Cesària Évora o las Mahotella Queens con las mismas condiciones que a Bach, Beethoven o Stravinsky», observa Ignasi, notando como aún falta interés por parte de los promotores, programadores y financiadores a la hora de tener en cuenta la calidad de las músicas africanas.

«El panorama musical de nuestro país todos sabemos como está, maltrecho y destrozado, y una propuesta innovadora como la nuestra necesita salir a países como Francia Alemania o Suïza para poder mantenerse», se queja el joven sobre la frágil situación de los músicos atraídos por estilos que no encajan en los cánones comerciales de la industria musical española.

Y es que la OAbcn se propuso desde un principio trabajar sobre géneros populares básicamente urbanos, centrándose en sonidos del Sur del Sáhara. «Todos los géneros que tocamos tienen aspectos en común ya que el comercio transatlántico creó una red de puertos y ciudades fluviales que pusieron en contacto artistas de muy diferente procedencia, tanto de países africanos como americanos. Muchos de ellos se cantaban y tocaban en las tabernas portuarias. De esa mezcla surgieron géneros como la Rumba o el Palm Wine que conformarán la base de las músicas desarrolladas a partir de la segunda mitad del siglo pasado. La orquesta se dedica justamente a estas músicas, el Soukous, el Mbalax, la música Mbaqangua, Chimurenga, Marrabenta, o el afrobeat, género más tardío e influenciado por el soul y el funky. Estas músicas tienen en común esta influencia urbana, pero en cada país adopta sus propias características y lenguas», cuenta el impulsor de esta orquesta intercultural.

A pesar de saber que aún queda un largo camino que recorrer para que tanto en Barcelona como en Madrid, Catalunya como España, se aprecie la riqueza sonora venida de África y se adopte como se hizo en su día con el pop de los Beatles, el rock de Elvis o el folk de Bob Dylan, Ignasi Coromina es uno de esos fanáticos que están dispuestos a seguir creyendo y creando audiencias para los sonidos provenientes de África. «La música, es música. Es transmitir emociones, sentimientos, y en la música africana estos elementos son irrenunciables. En África, la música arranca de la necesidad de expresar, y se hace con lo que hay a mano: primero la voz y las palmas, luego con instrumentos hechos con materiales cercanos, en los países donde hay bosque, de madera, donde no los hay cuerdas y tripas de animales, y en las ciudades…. Porqué no ordenadores. Hay un prejuicio muy generalizado de que la música africana son tambores. Los artistas africanos utilizan los medios al alcance, y por suerte cada vez hay mas medios en las urbes de África»

Además, está convencido que el continente africano nos va un paso por delante en materia de creatividad. «En los años noventa, viajé a Mozambique y me encontré a un grupo ensayando en un local donde había un ordenador. Era su manera de trabajar habitual, y sin embargo en España hay un montón de bandas que siguen ensayando de forma tradicional», reflexiona el líder de OAbcn, haciendo burla del complejo de superioridad occidental.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).