Sirius, una carrera ascendente de la música malauí
Con un puñado de canciones y unos bolos semanales, Sirius es uno de los músicos de Malaui con más proyección. A sus 24 años intenta que su carrera musical en solitario despegue y cautivar al público con sus conmovedora voz.
Danny Kalima, más conocido como Sirius, nació en Zambia donde su padre llevaba un pequeño negocio. Tras pasar sus primeros años en el hippie municipio de Nkhata Bay, al norte de Malaui, llegó a Lilongüe tras la muerte de su madre.
Pronto se daría cuenta de que la música continúa siendo un estigma para muchos africanos. Creció en la capital, Lilongüe, donde su tío lo acogió. “Deja de hacer tanto ruido”, recuerda Sirius en palabras de su tío que veía que la música era una alocada idea y que lo que tenía era que buscar trabajo.
Tras finalizar sus estudios primarios, ya en secundaria pasaba las tardes practicando con su guitarra. Cualquier ocasión era excusa para lanzarse a ensañar. Un día, las presiones de su tío hicieron que trabajase como chef debido a que no llevaba ningún ingreso a casa. “Mi tío estaba contento pero yo estaba perdiendo el tiempo. Quería practicar mi música”, comenta Danny.
No tuvo más remedio que decidir y continuó con la música. No se desalentó y recordó aquella vez que su madre lo invitó a cantar en la iglesia enfrente de todos.“Ella me inspiró a hacer música. Siempre quiso que fuera diferente al resto” recuerda Danny.
Sin casa, supo buscarse la vida e intentar satisfacer sus necesidades creativas.
“Music Crossroads ha sido muy importante para mí”, dice agradecido Danny mientras se lleva la mano derecha al pecho. Music Crossroads Malaui, ONG repartida por varios países africanos y que difunde una educación musical para que los jóvenes se vean beneficiados por el poder que esta les ofrece, fue su hada madrina. Mathews Mfune, director de la organización en Malaui acogió con dudas la idea que Danny le proponía. Limpieza de las instalaciones y otros trabajos a cambio de un techo y un lugar donde empaparse de música. El recelo del director pronto se esfumó y Danny pudo quedarse. Iba muy en serio.
Del góspel de la iglesia pasó al R&B y al blues americano. Sus influencias incrementaban y de casualidad, como suceden muchas de las buenas cosas, se vio como vocalista de KONKALAZi. El grupo, formado por cinco miembros, se formó en las aulas de Music Crossroads en 2004 y se define como “una banda de afrofunk-en-fusión” con pinceladas de muchos sonidos que animan al baile. Verlos en directo llena el corazón de entusiasmo.
KONKALAZi sería un punto de no retorno en la carrera de Danny donde su mayor éxito llego hace apenas dos años. Music Crossroads organiza anualmente un concurso internacional de bandas cuya edición de 2011 se celebró en Maputo. “Tras fracasar muchas veces, era nuestro turno” dice Danny que explica que ser los ganadores de la competición fue un sueño hecho realidad.
Tras el triunfo en Maputo tuvieron la oportunidad de viajar por Europa. Barcelona, Amsterdan, Oslo… “Fue un cambio en mi vida” dice Danny cuya visión de la música cambió debido a que pudo explorar nuevos terrenos musicales. Así, con el aprendizaje comenzó a ensamblar lo que sería su nuevo proyecto: Sirius.
Danny sigue siendo el vocalista de KONKALAZi aunque este rol lo compagina con su actividad en solitario como Sirius. “Con KONKALAZi bailo, es pura energía y cuando actúo como Sirius me centro más en lo acústico, en lo íntimo” diferencia Danny en alusión a su doble papel.
Su honestidad y simpatía se demuestra también en el escenario donde intenta llegar al público con canciones esta vez escritas en inglés. “Puedo cantar en chichewa pero lo importante son los sentimientos que se transmiten en el escenario” comenta Danny cuyo objetivo es hacer que su publico se conmueva.
Ahora canta aquí y allá. Hace pequeños conciertos semanales en Lilongüe y tiene el apoyo de muchos. “El dinero ya vendrá. Ahora puedo pagar el alquiler, las facturas y sobrevivo”, alude Danny a la dificultad de comenzar una carrera musical. También agradece el apoyo de muchas personas y explica que “no puedo dormir, tengo que trabajar más para no defraudarlos”.
Danny, se dio cuenta de que quería ser músico desde que estaba en la escuela. Ha olvidado las rencillas con su tío y continua con el espíritu de superación que su madre le inculcó. Tras el éxito de KONKALAZi comienza a despegar como Sirius entre el panorama musical de Malaui. “Puedo sonar como Lucius Banda, como Peter Mawanga o como Lulu, pero no quiero ser como ninguno de ellos”, explica mientras traza poco a poco lo que se presume como una de las carreras más ascendentes de la música malauí.
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