Soweto, la vibrante transformación de un ‘township’
Pocos lugares son tan emblemáticos y conocidos por la historia que tienen detrás como Soweto, no solo en Sudáfrica, sino a nivel internacional. Fuente de inspiración de canciones, películas y libros es, seguramente, el township más conocido del mundo. Y no es para menos. Soweto, cuyo nombre proviene de South Western Townships, tiene un pasado histórico que le dota de una gran personalidad y que le convierte en el township mimado del país.
Este township de 120km2 y 34 suburbios, ya se ha convertido en una gran ciudad en términos comparativos que alberga nada más y nada menos unos cuatro millones de habitantes y donde conviven al clase más baja junto una nueva clase acomodada que se ha ido asentando en sus grandes casas en varias zonas de Soweto. Otra evidencia más de la desigualdad social que hay en el país, pero a pequeña escala. Hoy en día Soweto es uno de los grandes reclamos turísticos de Gauteng y se configura como un lugar idóneo para desarrollar proyectos artísticos, culturales y educativos y desarrollar economías ligadas a este mismo mundo artístico.
Creado en 1904 para intentar sacar a las personas no blancas de la ciudad, Soweto se convirtió en un asentamiento idóneo para el gobierno, ya que estaba situado a una distancia adecuada para que los trabajadores que tenían que ir a trabajar a Johannesburgo llegasen a sus puestos fácilmente. En 1959 a raíz del Group Areas Act de 1950 que prohibía la integración racial, el régimen expulsó a la población negra del barrio Sophiatown hacia Soweto bajo la ideología que gobernaba de “desarrollo separado”. Soweto ha sido pues, uno de los township de referencia en cuanto a la vida social de la población negra, tal y como se encargaron de retratar grandes fotógrafos de la época como Jurgen Schendeberg y Alf Kumalo.
Pero quizá Soweto nos venga a la cabeza por uno de los capítulos más tristes de la historia sudafricana del siglo XX. El levantamiento de los estudiantes de Soweto en junio de 1976 en contra de la imposición del gobierno del “afrikaans” en lugar del inglés como lengua primera en la enseñanza, acabó teñida de rojo con 200 muertes. El asesinato de Hector Peterson, un estudiante de 12 años, ha dado el nombre al museo que hoy en día podemos visitar y la fotografía de Mbuyisa Makhubo cogiéndole ha sido una de las fotografías que más ha dado la vuelta al mundo mostrándole la crueldad del apartheid. Las luchas contra el sistema y las muertes no se acabaron aquí, sino que duraron una década más y se cobraron alrededor de 500 muertes, lo que situó a Soweto como uno de los lugares más simbólicos de lucha contra el Apartheid.
Soweto, arte en el township
La confluencia en Soweto entre activistas y grandes de la música y de otras artes durante los años del apartheid, dejaron en herencia una importante semilla para la creación de un Soweto vibrante. En este sentido, siendo el township en el que el gobierno invierte más, no es de extrañar que se intuya su gran potencial artístico y cultural.
Un símbolo de esta transformación es la obra del arquitecto Frank Gehry, el actual Teatro de Soweto hecho de cerámica y cristal y con un estilo a la vanguardia que supone, seguramente, el primer gran teatro en un township, donde además el teatro ha estado siempre muy presente.
Casi sin haber llegado todavía a Soweto, las Orlando Power Station (las torres de refrigeración nuclear) nos dan la bienvenida a la ciudad y nos dan una pista de lo que nos espera en términos de artes visuales. Se construyeron en los años cincuenta con una de las más avanzadas tecnologías del hemisferio sur y se cerraron a finales de los noventa para convertirse en el lienzo de gigantes murales y una clara de transformación de la industria hacia el arte.
El arte urbano se palpa continuamente en el township, donde además confluyen a menudo el arte y la política. Los muros y las casas son el testigo del pasado histórica de Soweto y calles como la principal Vilakazi Street nos lo cuentan mediante sus murales. Por ejemplo, el artista británico Ben Slow rinde homenaje con un mural en uno de sus barrios, Orlando East a la periodista académica y activista Ruth First, asesinada con una carta bomba cuando estaba exiliada en Mozambique.
Algunos de los graffittis y estéciles que nos encontramos por las calles y que decoran los muros de las casas y las vallas que las rodean, aluden al pasado pero también miran hacia el futuro, con proyectos como “I art Soweto” llevado a cabo por el “capetonian” Freddy Sam y del que ya hemos hablado anteriormente.
Soweto se mueve y los proyectos artísticos se cuecen cada vez más. Puntos de encuentro y plataformas como Soweto Arts Festival, la Soweto Fashion Week, el Soweto Festival-Expo o el Soweto Fine Art, entre otros galerías de arte de la ciudad, son algunos ejemplos del potencial de este township. De hecho por la cercanía a Johannesburgo (26 km) y la gran cantidad de los habitantes que trabajan en la gran urbe tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los centros neurálgicos anexos a Johannesburgo, de hecho ya es una de las ciudades más importantes en el país.
¡Estaremos muy atent@s a lo que ocurra allí!
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