Tras el cristal: la vida cotidiana a través del ‘sous verre’
El arte, en sus diferentes formas, tiene la capacidad de expresar situaciones y escenas de la vida cotidiana. Quién podría sospechar que el vidrio podría ser el lienzo de esa cotidianidad, como es el caso del arte senegalés llamado en francés “peinture sous verre” (pintura bajo vidiro) y en wolof “souwer”. A pesar de su procedencia mediterránea y de que es un arte utilizado en otros países de África y también fuera del continente, esta técnica es muy popular en Senegal. Consiste en pintar el cristal por la parte trasera, creando un efecto parecido a poner un cristal sobre el cuadro pintado. Los contornos y los pequeños detalles dibujados minuciosamente van primero, las escenas de fondo después y por último se plasma la firma del artista. Su popularidad es muy merecida, debido a su capacidad de contar y transmitir la historia política, social y religiosa, y en este sentido, tiene muchas similitudes con el retablo latinoamericano que originalmente se utilizaba para representar escenas religiosas.
En el terreno artístico, el Islam contribuyó al retroceso de las artes plásticas tradicionales debido a la prohibición de la representación de la figuración islámica —por la prohibición de representar sobre todo a Dios, y en menor medida al ser humano— y por lo tanto de las artes figurativas como el dibujo, la pintura y la escultura. Esto no significó la paralización de las manifestaciones artísticas, ya que han estado en continuo crecimiento desde que el Islam impregnase Senegal alrededor del siglo X. Podemos poner varios ejemplos, como la caligrafía, la arquitectura, la poesía y la joyería, entre otras; pero sorprendentemente también emergió la “peinture sous verre” que es un arte claramente figurativo y que llegaría más tarde a Senegal.
Como Sylla, A. (2001) afirma:
“Cuando la “peinture sous verre” apareció, las artes tradicionales de Senegal habían desaparecido por completo, debido a la islamización de la población senegalesa y prohibición de la figuración islámica, lo que llevó a la población a abandonar tanto la idolatría y el fetichismo, así como la práctica de la pintura y la escultura.” (Traducción propia)
Para entender la llegada de este arte a Senegal, nos tenemos que remitir a dos movimientos. Por una parte, algunos estudios apuntan a la visita a La Meca de los musulmanes senegaleses en el siglo XIX. A la vuelta y a su paso por Túnez fueron trayendo consigo este arte mediterráneo —concretamente desde Bizancio se expandió hacia Europa, Oriente Medio y Asia— e introduciéndolo en Senegal.
Por otra parte a finales del siglo XIX y principios del XX, con la migración a Senegal de la población de Siria, Libia y Marruecos y su establecimiento en los principales centros urbanos como Dakar, Saint Louis, Kaolak, Thiès, etc. se fueron difundiendo imágenes islámicas y poniendo a disposición a los artistas el material necesario para pintar. Es por ello, que la primera utilización de este arte en Senegal ha sido principalmente religiosa, sirviendo de soporte y difusión del Islam en Senegal. En la época colonial, su introducción en el país coincidió con el nacimiento de las cofradías religiosas en Senegal, lo que facilitó su difusión y aportó una “senegalización” a este arte adaptándolo más bien a la realidad religiosa del país. Esto irritó mucho a los poderes coloniales, que censuraron las representaciones e imágenes islámicas.
Como es habitual, después de la censura, llega el efecto rebote. La “peinture sous verre” pasó a ser un instrumento simbólico —y real— de lucha anti-colonial de los líderes de las cofradías como Cheikh Amadou Bamba, El Hadj Malick Sy, Limamou Laye, Lat Dior.. y de los movimientos políticos de resistencia nacionalista a la dominación francesa. En una sociedad de fuerte tradición oral, la representación visual de escenas e imágenes se configuraron como un importante instrumento para una gran parte de la sociedad. Era un medio de propaganda política que servía para concienciar y para despertar a la población. Años más tarde, con la llegada del fin del colonialismo, la segunda generación de pintores que habían sido formados entre los años 30 y los 50, empiezan a desligarse de la representación religiosa, ampliando la temática de los dibujos a escenas sociales, políticas, familiares y económicas, que formaban parte de la vida cotidiana senegalesa, fijando de esta manera sobre el cristal la realidad que estaba viviendo la población durante esas décadas.
Esto ha seguido así hasta la actualidad. Algunos de los más destacados artistas son Gora Mbengue, Modou Fall, Mor Guèye, Babacar Lô, Mbor Faye o el hijo de Ousmane Faye, pero hoy en día, y a pesar del paso de los años, este arte sigue vivo y cambiante. Las nuevas generaciones de artistas siguen experimentando y reflejando las particularidades de la sociedad senegalesa actual, incluyendo en las estampas nuevas temáticas, como las nuevas tecnologías o utilizando este arte para la publicidad o como cartelería. Por otra parte, se introducen nuevos materiales, como las pinturas sobre tela, arena u otros materiales. Sólo hay que darse una vuelta por el laberíntico mercado de Sandaga en pleno centro de Dakar, para admirar estas pinturas y darnos cuenta del dinamismo del arte que tenemos tras el cristal.
Os dejamos este pequeño vídeo ilustra este arte en movimiento —a ritmo de mbalax, ¡que nos encanta!— .
Fuentes:
- Au-Senegal
- Senegal Soul
- Senegalaisement
- Sil.si
- Toubacouta.info
- La question de la figuration dans l’islam et la peinture sous verre sénégalaise (artículo de Abdou Sylla en Éthiopiques, n° 66-67, 1er y 2º semestres 2001)
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