Women Groove Project: el dinamismo de las mujeres artistas en Senegal
es una iniciativa que tiene por objetivo visibilizar y promocionar el dinamismo de las mujeres artistas en Senegal. A su cabeza, dos cantantes excepcionales, Mamy Kanouté y Gnima Sarr, cuya presencia escénica resume fielmente la filosofía de la iniciativa: procedentes de universos completamente distintos, dos grandes voces que se unen, sin competir ni perder identidad, en una sola melodía para transmitir un mensaje común: la necesaria cohesión de las mujeres, “porque juntas somos más fuertes”.
Pese a que Women Groove Projet se fragua en 2012 y el álbum del mismo nombre es publicado hace justo un año lanzado en un gran concierto en París, su presentación en Senegal no llega hasta el pasado 25 de febrero, en el Instituto Francés de Saint Louis. Ante el riesgo de esta fusión ad hoc, el directo goza de una magia particular, gracias sobre todo a la espontaneidad y energía de sus dos divas.
Mamy Kanouté es originaria de una familia griot, profundamente anclada en la tradición mandinga. Afincada en Dakar, es conocida como corista de Baaba Maal, quien la unió a su grupo Daande Leñol con 14 años. Icono de la tradición, siempre ha hecho prueba de apertura a la fusión de estilos como muestran las colaboraciones de su álbum personal Mousso Lou con el violinista belga Wouter Vandenabeele o con el jamaicano Ernest Ranglin.
Gnima Sarr, por su parte, simboliza lo urbano y moderno en este dúo. El “alter ego de Mamy”, como ella se describe, procede de las islas del Saloum, crece en Dakar en el seno de una familia intelectual y emigra a París con apenas 20 años. Ya en la capital francesa, su carrera musical prospera asociada al rap, slam y otros géneros urbanos. Acompañando como telonera a Omar Pene, también ha desarrollado su proyecto personal, el álbum Life is not a Waiting Game publicado en 2014.
Las filigranas líricas de Mamy Kanouté se mezclaron entonces con el flow de la rapera para delicia de una audiencia que bailó los ritmos de rumba, funk o soul propuestos sin ningún tipo de complejos.
La tradición y urbanidad prometida, apoyadas por un sonido de gran calidad: DJ Charly, Noumoucounda Cissoko a la kora y el guitarrista y también realizador del espectáculo, Hervé Samb. Tres senegaleses que están pegando fuerte en el panorama internacional y que también se han subido al carro.
Y es que Women Groove Projet no es casual. Es un proyecto pensado para triunfar. En su origen está Ousmane Faye, personaje reconocido del panorama artístico senegalés: mánager del cantante Omar Pene y figura de la música con su grupo Super Diamono, es también creador de reality shows para la televisión como Ferme Factory y fundador de la productora La Factory.
Conocedor sin duda de la industria cultural, Faye ha aprovechado el tirón de las etiquetas ‘África’, ‘mujer’ y ‘fusión’ en el mercado internacional y lo ha transformado en un proyecto para visibilizar las iniciativas artísticas de las mujeres de su país. Al preguntarle, se pone en un segundo plano : «o solo he tenido la idea, el proyecto es de ellas», dice sin querer comentar más de este producto tan novedoso como encasillable y del que él lleva la relación con los medios.
“La iniciativa ha sido de Ousmane Faye, pero el proyecto es nuestro –reivindica Gnima Sarr-: nosotras nos hemos conocido, congeniado, creado juntas, y decimos lo que queremos decir”.
«Como artistas queremos expresar nuestra libertad, porque en el mundo del arte y la cultura hay también ese paternalismo y dirigismo de hombres productores, directores, músicos mientras que nosotras seguimos jugando un papel mucho más cosificado de mujeres objeto, guapas, voces secundarias… que nos relega a un segundo plano”.
Mamy Kanouté piensa que «no puedes integrar los atributos de mujer si quieres triunfar» y que es difícil conciliar cuando eres artista: «estamos siempre muy ocupadas».
«Nosotras queremos que el poder no pase por una manera de ser y entender el mundo masculinizada, patriarcal», dice Gnima, y para ello, el proyecto les ha permitido trabajar unas letras que lanzan un mensaje directo y sin tabúes.
«Hemos querido contar historias de mujeres, visibilizar sus problemáticas: la principal es la presión social que se ejerce sobre ellas. Solo se entiende una manera de ser mujer. Por ejemplo, el tema de la maternidad no está cuestionado pese a que hay mujeres que no quieren ser madres», afirma.
Uno de los títulos del álbum, Dimbaliya, trata otro tema sensible: el de la esterilidad y la manera en la que la culpa siempre recae en la mujer, aunque sea el hombre el infecundo.
En bambara, wolof, serer o inglés, el dúo canta para despertar conciencias. «También hablamos del desarraigo. Porque los africanos no conocemos nuestra propia historia, nuestra cultura antes de la colonización nos la han robado. Con nuestra música interpelamos nuestra identidad, nos preguntamos quiénes somos. Los africanos tenemos que estar orgullosos de nosotros mismos, y aún no lo estamos”, explica Gnima, en un discurso que recuerda al de su hermano, el filésofo y escritor Felwin Sarr.
Además de esta iniciativa musical concreta, el proyecto funciona como asociación que apoya la creación femenina promocionando redes de artistas de distintas disciplinas (video, foto) y organizando talleres en la Women Groove Factory, lugar de residencia y de creación.
Aprovechar el tirón para tratar temas necesarios
Como ocurre en Occidente, África también ha sucumbido a la avalancha de eventos que conmemoran celebraciones del calendario mundial, como el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Sin poner en duda la importancia del recuerdo de la fecha (un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban) ciertos programas corren el riesgo de caer en la “comercialización” de la fecha.
Así, con intención de emitirlo el citado día, el pasado 22 de febrero, en asociación con la cadena de televisión nacional RTS2 el proyecto organizó un encuentro entre las dos cantantes y lideresas de diferentes ámbitos como políticas, sindicalistas, periodistas, universitarias, artistas, etc, en el Taller mecánico Fatou Fatou en Dakar, un sitio emblemático por ser el único con dos mujeres a la gerencia, algo asociado generalmente al rol masculino.
Allí se debatió sobre el tema «mujer e inmigración clandestina» ante una audiencia exclusivamente femenina.
Para Gnima Sarr, la jornada fue un éxito: «Hablamos del exilio, y de la manera de evitar que los jóvenes sigan pensando que Europa es El Dorado y se vayan en las condiciones que lo hacen. También reflexionamos sobre el rol de las mujeres en el proyecto migratorio el papel de las que se quedan mientras el hombre deja el hogar, y la responsabilidad de la cohesión familiar».
Por su parte, Mamy Kanouté destaca la importancia del apoyo de la televisión a la visibilización de las problemáticas femeninas que considera que “es cada vez mayor”. “Antes no se podía hablar de la violencia, o de cuestiones de salud que solo afectaban a mujeres, porque era tabú. Hoy los medios de comunicación se hacen eco de las cosas que nos preocupan y eso hace que las mentalidades cambien poco a poco en Senegal”.
El proyecto ha sabido aprovechar el filón de los circuitos culturales comerciales para trabajar cuestiones de fondo, con la esperanza de que a parte del bonito envoltorio el mensaje deje sus posos en las sociedades. Por lo pronto, y tras el segundo concierto en Senegal, el 4 de marzo en Dakar, será en las europeas, pues las próximas paradas del «Women Groove Projet» les llevará este verano a Francia y Suiza.